SALUD
- 26/05/2020, 08:40
26/05/2020, 08:40
Tue, 26 May 2020 08:40:54 +0200
Es el momento de rematar al coronavirus. Está en las últimas. A falta de vacuna, ayudan las recetas aprendidas: distanciamiento social, higiene, mascarilla, precaución... y de junio no pasa. No debería haber rebrotes. Con la colaboración ciudadana y sin concesiones al riesgo, bastaría con controlar los nuevos focos víricos y cortarlos de raíz. Es fácil decirlo y complicado hacerlo, pero no queda otra. Los contagios vuelven a situarse en los niveles más bajos de toda la serie estadística, con sólo 132 casos en las últimas 24 horas, y sin que se diagnostiquen nuevos enfermos en ocho comunidades autónomas. En otras siete regiones solo se han producido una o dos nuevas infecciones, lo que arroja un escenario propio del fin de la crisis. La Incidencia Acumulada (IA) media muestra la contención de la pandemia: en las últimas dos semanas se sitúa en 14,56 casos por cada 100.000 habitantes, cifra que se reduce a 6,64 casos en los siete últimos días. Sin embargo, la fotografía nacional sale ligeramente desenfocada por culpa de Madrid, que acumula el grueso de las incidencias nacionales de las dos últimas semanas, y también por Cataluña, que juega al despiste con su indisciplina contable. Estas dos comunidades se están quedando rezagadas al acaparar el 81% del total de los nuevas infecciones del pasado lunes. A este paso, la desescalada tendrá dos velocidades: por un lado Madrid y Barcelona y, por otro, el resto del país. Mientras el virus pierde fuerza a pasos agigantados, la OMS lanza un mensaje tranquilizador en uno de sus informes: las partículas contaminadas solo permanecen en el aire por espacio de pocos segundos. También recalca que la COVID-19 tiene escasas posibilidades de sobrevivir dadas las actuales tasas de transmisión. Lo dicho: estamos muy cerca de acabar con la pesadilla. Bastaría con perseverar.