Solo han hecho falta algo más de dos meses para que el Fondo Monetario Internacional (FMI) se haya visto obligado a revisar sus Perspectivas Económicas Mundiales (WEO, por sus siglas en inglés). Una nueva hornada de proyecciones en la que España, junto a Italia, se confirman como los países que sufrirán las mayores recesiones entre las principales economías avanzadas y mercados emergentes como consecuencia de la pandemia de la covid-19.
De esta forma, los economistas de la institución liderada por Kristalina Georgieva rebajan en 4,8 puntos porcentuales sus expectativas, hasta contemplar una contracción del 12,8% para el producto interior bruto (PIB) de nuestro país en 2020, en relación con las cifras presentadas durante las reuniones de primavera a mediados de abril.
"Parece que ha habido un mayor impacto de lo previsto en la actividad en la primera mitad del año, con señales que evidencian que el distanciamiento voluntario podría haber comenzado incluso antes de que se impusieran los confinamientos. Esto también sugiere una recuperación más gradual en la segunda mitad, ya que es probable que continúe el miedo al contagio", señala el informe elaborado por el Departamento de Análisis que capitanea Gita Gopinath, la economista jefa del Fondo.
Incertidumbre en los pronósticos
En este sentido, el FMI mejora en 2 puntos porcentuales el repunte de la economía española para el próximo año, cuando la actividad crecerá un 6,3%. No obstante, en general, los funcionarios de este organismo con sede en Washington recalcan que existe una incertidumbre generalizada en torno a estos pronósticos, dado que buena parte de los mismos dependen de la profundidad de la contracción en el segundo trimestre de 2020, para el cual la institución aún no dispone de datos completos, así como de la magnitud y la persistencia del choque adverso.
Sin embargo, la radiografía española no refleja una coyuntura esperanzadora ni a corto ni a medio plazo. Si bien en la nueva actualización del documento no incluye una revisión de la tasa de desempleo, en abril ya situó el paro en el 20,8% este año, el Departamento de Asuntos Fiscales del Fondo aprovecha para ajustar sus perspectivas de déficit y deuda.
Al respecto, se perfila un déficit del 13,9% del PIB, 4,4 puntos porcentuales más que en abril. Una brecha que se cerrará tímidamente en 2021, cuando se sitúe en el 8,3%, cerca de 1,6 puntos porcentuales más de lo anteriormente esperado.
Esta situación hará que la deuda pública bruta se dispare hasta el 123,8% en 2020 y continúe subiendo hasta el 124,1% el año que viene (10,4 puntos y 9,5 puntos porcentuales más de lo previsto hace dos meses).

El FMI ya recordó al Gobierno de España a principios de este mes que, más allá de las necesidades inmediatas de esta crisis, se necesitará una revisión cuidadosa de cómo integrar efectivamente los diferentes niveles existentes de apoyo a los ingresos e integrarlos en un plan presupuestario a medio plazo.
Además advirtió que cualquier cambio en la reforma laboral debería basarse en logros pasados y continuar abordando las debilidades estructurales en el mercado laboral español que están intensificando la desigualdad y dificultando el crecimiento de la productividad laboral.
A ojos del FMI esto significa hacer que el mercado laboral patrio sea más inclusivo, lo que requerirá disminuir la precariedad en los contratos de trabajo. Además, será importante que las políticas activas del mercado laboral impulsen la adquisición de nuevas habilidades para las personas, como las necesarias para la digitalización de la economía.
La institución manifestó también que el diálogo con los interlocutores sociales es muy importante para futuras reformas exitosas.