Archivo de noviembre, 2011

El cuento de la lechera

29 de noviembre de 2011

De acuerdo con los datos sobre déficit presentados en los últimos días, las comunidades autónomas habrían congelado éste en torno al 1,2 por ciento y el Estado lo situaría en el 3,7 por ciento, que sumado significa que estamos en un 4,9 por ciento. Es decir, que aún tenemos un margen de un 1,1 por ciento hasta llegar al 6 por ciento pactado con Bruselas. Un objetivo perfectamente alcanzable si nos creemos los números presentados por los socialistas. Lo malo es que hay que preguntarse cómo han logrados las autonomías rebajar sus costes, que se han mantenido exactamente iguales que en el primer semestre. Es decir, que durante los tres últimos meses no han gastado un euro. ¿Alguien puede vivir del aire? Aparte de ser loable el esfuerzo de contención y poner fin al despilfarro, todo apunta a que se está aplazando la facturación de muchos servicios hasta el próximo año, la mora sigue creciendo, con lo que es el sector privado el que sigue soportando los aplazamientos. Tarde o temprano habrá, sin embargo, que pagar e ir aflorando lo que esté en los cajones. En cuanto al Estado, es también reseñable el esfuerzo de Salgado por cumplir con los objetivos de Bruselas, pero la gran cuestión es si los datos son fiables porque sobre el tercer trimestre existe una declaración provisional. ¿Estamos cumpliendo o nos estamos engañando a sí mismos? No lo sabremos hasta que llegue Rajoy. Todo puede acabar como el cuento de la lechera.

Un balón de oxígeno para Rajoy

28 de noviembre de 2011

El presidente electo, Mariano Rajoy, debería aprovechar la bajada de la prima de riesgo y la subida de las bolsas para hace una declaración en favor del compromiso español con cumplir con sus objetivos de déficit. Es importante que el mercado siga percibiendo a España como uno de los países que formarán parte del núcleo duro del ‘supereuro’, como lo hemos denominado en elEconomista. Si en cualquier momento existiera la impresión contraria, el mercado de deuda y de bolsa podría volverse contra nosotros. En estos momentos, aparte de la conversación con Merkel después de su victoria electoral y de su discurso en la noche electoral, no existe un compromiso firme de nuestro nuevo líder espiritual y político para cumplir a rajatabla con lo que exija Europa.

La ruptura del euro

27 de noviembre de 2011

No me puedo imaginar a Europa sin euro, ni creo en las predicciones de ninguno de los agoreros que apuestan por una explosión de la moneda única. Sin embargo, sí creo que habrá un grupo de países dispuestos a cumplir con una disciplina fiscal y a lograr unos objetivos de saneamiento de sus cuentas públicas bajo una severa supervisión de la Unión Europea. Ese grupo, liderado por Alemania, se desmarcará claramene del otro conjunto de países, que no acepten esta cesión de soberanía. Ello supondrá la instauración de un euro a dos velocidades, el de los cumplidores y el de los menos disciplinados. El primero gozará de la protección ilimitada de Alemania y sus socios y podrá disfrutar de unas tasas de interés mucho más baja que el segundo. Espero, por último, que esta no sea una manera de separar la Europa nórdica de la del Sur y que España logre entrar en el núcleo duro de la moneda única. Esta es la propuesta de Merkel. Podemos rasgarnos las vestiduras o no, pero pensar que los 17 miembros actuales van a seguir todos a la misma velocidad es inimaginable y, por tanto, así habrá que aceptarlo. Rajoy intentará que España esté en el grupo de cabeza y así se lo ha dicho a la canciller. Pero va a ser difícil, porque se espera que las cuentas públicas estén mucho peor de lo que se piensa, lo que probablemente nos obligue a solicitar ayuda del FMI, al igual que está haciendo ya Italia en estos momentos.

La rebelión de los cobardes

24 de noviembre de 2011

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el primer ministro italiano, Mario Monti, se reunieron ayer con la canciller germana Ángela Merkel para intentar convencerla sobre la implantación de los eurobonos y la utilización del Banco Central Europeo de manera masiva para defender la deuda de los países bajo presión. Pero, a juzgar por la foto del final del encuentro, se toparon contra un muro y probablemente alguna amenaza. Los dos dirigentes, cuyas economías sufren el asedio de los especuladores, esbozaron sus mejores sonrisas y acabaron dando la espalda a los eurobonos y la intervención activa del BCE. Increíble. El resultado fue que los mercados, alcistas hasta ese momento, acabaron dándose la vuelta. ¿Para qué montaron el encuentro? Para no alcanzar acuerdos, mejor es no reunirse. ¡Vaya panda de incompetentes, que no se atreven a hacer frente a la canciller alemana, van a terminar todos como Zapatero! Tendremos que darnos otro susto en los mercados para que tomen rápidamente una solución.

Que nos ayude el FMI

22 de noviembre de 2011

La apertura de una línea de liquidez del Fondo Monetario Internacional (FMI) para los países con problemas es la prueba palmaria de que Europa es incapaz de resolver sus problemas por sí misma ante la tozudez de Ángela Merkel para utilizar el Banco Central Europeo (BCE) en defensa de las monedas de los estados miembros del euro. España podría llegar a percibir 100.000 millones de euros como máximo, que utilizaría para comprar su deuda y bajar el precio de colocación. Ahora depende de Rajoy que quiera utilizarla o no. Pero en las últimas semanas se ha puesto de manifiesto que bajar el coste de la deuda en el mercado sin ayuda extraordinaria costará mucho tiempo, porque no sólo bastará con anunciar que se van a tomar medidas, como ya se ha visto estos días. El mercado ya no está para promesas. Ahora, quiere verlas en marcha y evaluar que tengan un éxito. Un tiempo demasiado largo. Ayer el precio de las letras a tres y seis meses se duplicó. El coste, de momento, es insignificante. Pero el año que viene vencen 115.000 millones de deuda pública cuya refinanciación puede resultar demasiado pesada para una economía estancada y con peligro de entrar en recesión, como la española.

Se acabó la fiesta

21 de noviembre de 2011

Mariano Rajoy ganó anoche por mayoría absoluta, lo que le convierte en el hombre que acumula más poder en España en la historia de la democracia. Pero eso no es suficiente para los mercados, como se ha visto hoy. Las bolsas están pendientes de una solución global a la crisis europea, que sólo puede provenir del Banco Central Europeo (bce) en estos momentos. Todo apunta a que aún debemos cocernos un poquito más antes de que el Banco Central Europeo empiece a imprimir billetes a lo loco. Las medidas españolas son necesarias, desde luego, pero no suficientes para curar nuestra enfermedad, ya que desincentivarán el crecimiento, y agravarán las necesidades de liquidez, tanto del sistema público como del privado. Rajoy no debería esperar a su discurso de investidura para anunciar sus primeras medidas. Se impone un gobierno de transición, en el que los dos grandes partidos colaboren.

¡A trabajar!

21 de noviembre de 2011

Escuchar a Rajoy de que se van a intentar hacer las coasas bien para recuperar nuestro puesto en Europa da tranquilidad, después de todos estos años de la intuición nefasta de Zapatero, que nos ha conducido a la ruina. El discurso de Rajoy tenía dos mensajes, el primero dar sensación de que se va a aponer a trabajar de manera inmediata, por eso convocó a las autonomías, que a la luz de los mercados es uno de los principales escollos para recortar el déficit, y que espera contar con todos. Una manera gallega de pedir que no le hagan una huelga general. La palabra todos fue la más repetida tanto en la su disurso en la sede como cuando salió al balcón, lo que hace pensar que está verdaderamente preocupado con ello. Por lo demás, sorprende que lugares como Cataluña, donde se han aplicado ajustes complicados en sanidad, ha premiado al partido que gobierno allí, al igual que ocurre con el PP en Castilla-La Mancha, donde gobierna Cospedal. Los ciudadanos parecen resignados a los ajustes que vengan y la fragmentación de la izquierda dificultará que ésta se una para convocar manifestaciones o huelgas. Esperemos que logremos unos meses de paz y tranquilidad para tomar, de una vez por todas, las medidas que precisamos.

Rajoy, igual que Zapatero

18 de noviembre de 2011

Es triste comprobarlo pero es así. El candidato del PP Mariano Rajoy se ha negado en redondo a dar entrevistas a ninguno de los periódicos económicos que existe en nuestro país, pese a que asegura que los problemas de la economía son el centro de sus preocupaciones. No entendemos bien las razones. elEconomista llega en estos momentos a un universo de alrededor de 5 millones de personas mensuales, según las cifras auditadas por OJD-Nielsen, lo que sitúa a nuestra cabecera entre las cinco más leídas de la prensa nacional. ¿Tendrá miedo a responder a nuestras preguntas?, ¿no se sentirá lo sufientemente preparado? Sea cual sea la respuesta, es doloroso comprobar que en este asunto sigue los pasos de su antecesor, José Luidos Rodríguez Zapatero. Cuando le pedí a Zapatero, en su primera legislatura, que nos concediera una entrevista, me contestó: «¿Sobre economía? Uff, esa es mi cruz, tengo todos los días que hablar de ello y no tengo ni idea». La realidad demostró que este jucio fue el acertado y las consecuencias ya las conocen todos ustedes, queridos lectores. ¿Será Rajoy igual? Parece que sí.

Merkel debe aprender a ceder

16 de noviembre de 2011

La Unión Europea no es el grupo de países que perseguían un interés común de progreso y desarrollo de manera solidaria que nos habían contado, la Unión Europea está en manos únicamente de Alemania. El lunes dejó que las primas de riesgo alcanzaran niveles históricos, probablemente para forzar el nombramiento de un gobierno italiano, y el miércoles anunció por boca del presidente del Consejo Europeo, Van Rompuy, que la Unión Europea debería tener capacidad de intervención en los presupuestos nacionales. Ante esta coyuntura, los países tiene dos opciones, acatar y obedecer o rebelarse y arriesgarse a acabar machacados por los mercados. Por eso, en elEconomista insistimos en que Rajoy acabará como un mandado, si quiere mantener a España dentro del euro. Que nadie piense que su llegada se va a traducir en una mejora inmediata de la economía o un descenso de la presión de los mercados. Primero tiene que demostrar que toma las medidas adecuadas. La pregunta que se hace cada vez más analistas es si se puede salir de esta sólo con ajustes y recorte de gastos o va a ser necesario algo más. Hace unas semanas, se pensaba que la ayuda del Fondo Monetario Internacional y del fondo de rescate europeo ampliado podría ser suficiente para calmar a los mercados. Hoy se ve que es insuficiente. La única solución es que el Banco Central Europeo (BCE) imprima más moneda. Si Merkel está tan dispuesta a cambiar el Tratado de la Unión para supervisar los presupuestos nacionales debería también estarlo para cambiar las normas que impiden al BCE imprimir dinero sin límite para solventar la crisis, como hizo la Reserva Federal. No es justo que se pida un sacrificio permanente a los países periféricos, sin lograr nada a cambio.

La intervención

15 de noviembre de 2011

Zapatero presumía hace unos días de que España iba a escapar de la intervención durante su mandato, pero en este momento, probablemente ya se haya arrepentido de lo dicho. Financiarse en el mercado va a ser un lujo asiático, que estará sólo al alcance de los alemanes y poco más. Los alemanes y franceses la fastidiaron el pasado 26 de octubre, porque al imponer que la deuda sea valorada por su precio de mercado, abrieron la puerta a los ataques especulativos de los mercados contra los países del euro más endeudados. La semana pasada fue Italia, esta España y la que viene será Bélgica. Esto no tiene pinta de pararse hasta que caiga la misma Francia, a la que sólo queda que le revisen la triple A. Nos hemos vuelto a meter en la boca del lobo y esta vez está en juego el eje franco-alemán. En estas circunstancias, Rajoy quizá no tenga oportunidad de aplicar el programa económico ese que lleva tan en secreto, porque se lo va a imponer directamente el Fondo Monetario Internacional o la Unión Europea. Así que, en el fondo, va a dar lo mismo a quién votemos el próximo domingo, porque sólo podrá hacer lo que nos manden si queremos seguir en del euro. Esta es la cruda realidad y no la que oyen en los mítines.