Desde el burladero

Parálisis es una palabra que conoce bien el Gobierno, porque es una de los reproches hacia su presidente, Mariano Rajoy, en asuntos como el de Cataluña o el de la financiación autonómica. Parece que los efectos perversos de la palabreja son extensibles también al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que permitió que hasta 14 autonomías incumplieran el objetivo de déficit de 2015 sin mover un dedo. El ministro de Hacienda tenía en su mano la posibilidad de apercibirlas, de sancionarlas o, en caso extremo, de intervenirlas. Pero no hizo ni lo uno ni lo otro. Prefirió esperar de brazos cruzados y ahora se lleva las manos a la cabeza y amenaza con actuar de manera contundente con la excusa de que antes no podía hacerlo porque temía que el Constitucional tumbara sus poderes. Más bien parecen excusas de mal pagador y el cumplimiento de una estrategia política, la de Rajoy, de no enfrentarse a las autonomías que ha resultado un completo fiasco. ¡Cómo podrá presumir el PP ahora de gestión económica! elEconomista ha insistido una y mil veces en el desmandre autonómico. Fue como predicar en el desierto. Ya nos ocurrió con el Gobierno Zapatero, cuando insistía en que no había crisis. Y es que ya sea en el PSOE o en el PP, no hay peor sordo, que el que no quiere oír. ¡Desastroso, señor Montoro!

La marcha de César Alierta como presidente de Telefónica marcará un antes y después de la compañía. Durante los casi 16 años de su mandato, Alierta ha multiplicado su balance, la afianzó como líder en Latinoamérica y la segunda ‘teleco’ europea, por delante de alemanes y franceses. Es cierto que el balance para los accionistas no es igual de brillante. La compañía pierde casi la mitad de su valor en bolsa sin dividendos. Pero con éstos, sale un balance en tablas. El crecimiento siempre se paga caro. Su mayor mérito, desde mi puntos de vista, proviene en que siendo un directivo ligado al mundo de la bolsa y luego al del tabaco, supo adaptarse al mundo cambiante de las telecomunicaciones y convertir a Telefónica en uno de los gigantes mundiales del sector. Su retiro -aunque sigue en el consejo y como presidente de la Fundación- a los 71 años muestra una generosidad que no tienen otros ejecutivos de su misma época -léase Francisco González, presidente de BBVA- de irse en plenas facultades, y dejar la empresa en manos de una persona más joven y experta en el sector, José María Álvarez-Pallete, para afrontar el siguiente reto, que es competir en todos los frentes con Google, el gran desafío. El mercado premió por ello ayer con alzas su decisión de marcharse, con el plan estratégico presentado, las cuentas recién cerradas y el pabellón bien alto.

Es difícil acertar con los mercados. El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, anunció ayer una batería de medidas que sorprendieron positivamente al mercado. Sobre todo, la compra de deuda corporativa, que ayuda a la banca de España e Italia. La primera reacción de los mercados fueron subidas próximas al 4 por ciento, que quedaron reducidas prácticamente a nada al cierre, debido a que la batería de medidas fue acompañada de una rebaja de las expectativas de crecimiento de la eurozona. El razonamiento del mercado fue ¿tan mal estamos para que Draghi saque toda su artillería? Los estímulos monetarios son cada vez más efímeros y parece que si viene una crisis no hay un antídoto capaz de evitarla. Ahora esperamos que en los próximos días la interpretación no se torne tan negativa como ayer. Hasta el euro sufrió una fuerte apreciación, justo la reacción contraria que se esperaba.