Archivo de enero, 2016

El populismo de Sánchez

31 de enero de 2016

El líder del PSOE intentó escurrirse ayer del yugo de los barones con una consulta a las bases, que acerca sus técnicas a las de la CUP o Podemos. Es difícil creer que la decisión del Gobierno de España pueda descansar en las bases de un partido, que no son representativas de su electorado. En estos acuerdos, siempre hay aspectos secretos que no pueden hacerse públicos. Es una estratagema para burlar a los barones. Estos tendrán, no obstante, la última palabra en el Comité Federal. Para presionar a Sánchez han coloccado el Congreso que elegirá al líder de las próximas elecciones en mayo, para tener la posibilidad de echarlo si se desmanda en el camino. La opción que se barrunta entre bambalinas es que Sánchez acceda a no pactar con Iglesias a cambio de ser reelegido como candidato para los próximos comicios. A partir de ese momento, si tiene buen resultado seguirá y si no, hay cuatro años para cambiarlo. El riesgo es que se hunda y gane Podemos. Pero por lo menos se pone coto, de momento, a la locura de un pacto de izquierdas.

Tongo político en Bankia

27 de enero de 2016

La sentencia del Supremo que obliga a Bankia a devolver el dinero a los inversores que fueron a su salida a bolsa es un capítulo más del pasteleo político que dirigía la política económica durante la etapa de Zapatero. La ex vicepresidenta Elena Salgado forzó la salida de Bankia al mercado para intentar mostrar al mundo de que los bancos españoles estaban sanos o no estaban tan mal como se veían desde fuera. Para su aventura contó con el beneplácito del gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Férnandez Ordóñez, quien acaba de publicar un libro echando la culpa a los demás, como hizo antes Zapatero. Y, por supuesto, se pidió apoyo a los grandes empresas y los empresarios, que accedieron a comprar títulos de la compañía. El tercer elemento fue el presidente de la entidad en aquel momento, Rodrigo Rato. Al político del PP no le dolieron prendas en prestarse al juego con tal de salvar su cabeza y seguir en el machito.

El afán español por tapar los agujeros negros se extiende hasta nuestros días. La semana pasada, el Banco de España volvió a dar su bendición al estreno de Bankia en el parqué, probablemente porque el corporativismo interno no permite una autocrítica a su labor. El resultado es que el Estado y la propia entidad financiera tendrá que deshacer el entuerto y devolver todo lo que ingresaron para disimular el quebranto. Y, por medio, está la pérdida de credibilidad del Banco de España, del gobierno y del propio sistema financiero, al que se ve como el centro  del chanchullo político-financiero, como dice FG, aunque sea el menos indicado para hacerlo, porque el presidente del BBVA es una fruto de este tejemaneje político-económico. A ver si algún día aprendemos.

¿Está bien la economía china?

19 de enero de 2016

La publicación del dato de crecimiento del 6,9 por ciento anual en China durante el año pasado, en línea con las previsiones, trajo cierto alivio a los mercados bursátiles. Las cosas podrían haberse complicado sólo con que el porcentaje hubiera sido menor. ¿Significa eso que estamos ya a salvo? No, ni mucho menos. El FMI en su informe de perspectivas económicas para este año y el que viene pronstica que el gigante asiático continuará desacelerándose de manera progresiva hasta una tasa del 6,3 por ciento este año y del 6 por ciento el que viene. El Fondo señala que ello obedece al proceso de traspaso de una economía industrial a otra de servicios. Las posibilidades de una caída del PIB de manera desordenada que arrastre al resto del mundo, como apuntaban estos días algunos analistas, parece descartada. Esto es una buena noticia para el economía mundial. Pero China tendrá que utilizar todas las armas a su alcance para mantener este ritmo sostenido y una de ellas es la devaluación de su moneda, que se depreció alrededor del 6 por ciento frente al resto de la cesta de divisas del FMI. Si Pekín sufriera una ralentización más aguda, tendría que echar mano de inmediato de nuevas devaluaciones, lo que crearía nuevas tensiones en los mercados e introduciría una fuerte competencia para el resto del planeta. Así que el buen dato chino debe de ser mirado más bien con cautela.

China devalúa el yuan y otras sorpresas

6 de enero de 2016

El año comienza con mal pie para la economía. Todos conocíamos desde hace meses que China debe devaluar su moneda entre un 10 y un 30 por ciento para poder sobrevivir. No reconocer esta realidad es como taparse los ojos. Primero pensamos que el mercado chino había caído por culpa del índice Caoxin, que apuntaba hacia un recorte de la producción industrial, pero ahora sabemos que no es así. Fue la súbita depreciación del yuan hasta el nivel más bajo en cinco años frente al dólar, así como la negativa a inyectar dinero en el Banco de Desarrollo chino para la inversión infraestructuras, lo que provocó el desplome de la bolsa China el lunes pasado. El martes, el gobierno reanudó las inyecciones de liquidez. Pero al día siguiente, miércoles, fijó el cambio de su divisa en el menor nivel en cinco años frente al dólar. Con ello intenta reflejar la paridad que pide el mercado y reconocer que necesita devaluar para atajar el fuerte enfriamiento que sufre su economía, Como se sabe, para combatir la recesión solo hay dos maneras de actuar, principalmente, inyectando dinero y devaluando, ó mediante reestructuraciones y ajustes, como ha hecho España. China intenta combinar ambas cosas. Quizá sea mejor empezar a reconocer los problemas, en vez  de seguir escondiéndolos.

En el lado positivo, Europa empieza a funcionar, con crecimientos de su producción industrial dados a conocer el martes y confirmados el miércoles por un sondeo con los gestores industriales. Además, el hecho de que haya concluido el año con incrementos cero de la inflación, deja margen al Banco Central Europeo (BCE) para continuar con la inyección de dinero a la economía. Estados Unidos dará a conocer el miércoles nuevos indicadores sobre la salud de su actividad y si la Reserva Federal está dispuesta a subir más los tipos.

Una coyuntura difícil y complicada, pero sorteable, que agravó el anuncio por Corea del Norte del desarrollo de la bomba H. Hay que ver si es cierto, porque es la cuarta vez que lo hace. Pero el miedo es libre y es normal que los mercados se asusten.

Qué pasa en China para que se desplome la bolsa

4 de enero de 2016

Las bolsas comenzaron el año con fuertes caídas que desafían la ruptura de los soportes, sobre todo en el mercado americano, y podría precipitar descensos adicionales de otro diez por ciento. Una caída demasiado profunda para cualquier inversor. El motivo es que el índice chino Caixin sobre la producción industrial de este país en diciembre se situó en 48,2, lejos del 48,9 que esperaban los analistas. Un signo de que el goteo a la baja del crecimiento chino continuará a lo largo del año. ¿Significa ello que se está desplomando la economía china? No, sólo que crece a menor ritmo del esperado, lo que puede obligar a devaluar su moneda para incrementar sus ventas al resto del mundo. Ello provocaría a su vez una bajada de los precios de los productos industriales en los países desarrollados para poder competir y trasladaría una fuerte presión deflacionista. Por eso sobrereaccionan los mercados, porque en un momento en el que hay dudas sobre el crecimiento mundial, China agrava la incertidumbre. Para ver la evolución de las bolsas será clave conocer las actas de la FED sobre la reunión en la que se acordó subir los tipos, que serán publicadas este miércoles, así como el dato del empleo en Estados Unidos del viernes. Antes, el jueves, China dará a conocer el nivel de reserva de divisas, un dato esencial porque hay sospechas de que Pekín está sosteniendo el yuan mediante ventas masivas de dólares y compras de su moneda, lo que ya había provocado una merma significativa de éstas. Pero el mercado se pregunta si lo podrá seguir haciendo durante mucho más tiempo. Si este dato es negativo, podría representar la puntilla para los mercados.

Rajoy será el ganador

2 de enero de 2016

En elEconomista llevamos semanas advirtiendo que la única salida es la celebración de nuevas elecciones ante la imposibilidad de pactar por la izquierda y la negativa rotunda del PSOE a apoyar a Mariano Rajoy. Es comprensible. Por la cabeza de los barones ronda la imagen de Grecia, donde la unión de los socialistas con la derecha de Nueva Democrarcia dio al traste con éstos. La gente vota a izquierda o derecha. Los socialistas temen que ello dejaría a Pablo Iglesias el espacio de izquierdas. Además, Pedro Sanchez se empeñó en robar votos a Iglesias en lugar de a Ciudadanos o al PP, un voto más centrista. En fin, que los propios barones descartan una victoria de la lider andaluza en las próximas elecciones, pero no quieren  ceder el espacio de la izquierda a Podemos. Ahí centrarán su batalla. En el otro lado, unas elecciones anticipadas favorecen claramente a Rajoy, que aglutinará el voto del miedo que se quedó en casa y el de Ciudadanos. Rajoy está encantado, tanto si hay pacto como si no lo hay, es el claro vencedor.