Desde el burladero

La falta de una política exterior europea ha vuelto a quedar de manifiesto. Mientras el presidente francés se mostraba partidario a un boicot a los Juegos Olímpicos, en la Unión Europea se desmarcan de Sarkozy. Está bien que se apoyen misiones de paz en Afganistán o en otros puntos calientes del planeta en defensa de los derechos humanos, pero entonces qué hay de los tibetanos que son maltratados y sus derechos mancillados por las autoridades chinas. Sarkozy lleva razón. China se merece un boicot a sus juegos.

No me extraña que el pequeños inversor desconfía a la hora de invertir en bolsa. Casos como el de Colonial, en el que los propietarios se empeñaron en negociar un acuerdo de venta con un fondo árabe y descartaron a una multinacional seria y de prestigio como General Electric son un ejemplo de mala gestión de una compañía. Si a ello se le añade que en el camino se ha despistado a la CNMV y se ha vendido un acuerdo favorable antes de lograrlo, el cuadro es como para salir corriendo.

La victoria de Zapatero sobre Rajoy ha destapado la caja de los truenos en el PP. «Mariano, vámonos», dice que le dijo su esposa a Rajoy tras conocer el resultado. Es normal, con las meteduras de pata del Gobierno en la última legislatura el resultado es decepcionante. Rajoy debería considerar en serio hacer las maletas o, al menos, renovar a fondo toda la cúpula e introducir aires nuevos.

Muy mal deben de andar los sondeos electorales en el PP, cuando Rato se ha fundido en un abrazo con Rajoy. El dirigente popular ha mantenido a distancia al ex director gerente del Fondo Monetario. Pero la política todo lo cura.