Desde el burladero

Por si alguien se había hecho ilusiomes, el ministro de Economía alemán, Wolfgang Schaüble, le dejó ayer bien claro: Plan de estímulo sí, pero dentro de un límite. Es decir, que de eurobonos nada, ni de nuevas inyecciones monetarias tampoco. El plan consiste en incrementar hasta 60.000 millones el capital del Banco Europeo de Inversiones para promover infraestructuras. Quizá por eso la ministra de Fomento, Ana Pastor, presentó hace unas semanas el corredor mediterráneo con la sana intención de ponerlo en marcha. Ahora bien, unos cuantos miles de millones a invertir en los próximos años en infraestrucutras no nos van a sacar de la crisis. Así que no queda más remedio que seguir purgando los pecados por el exceso del gasto pasado y del endeudamiento presente.

El Gobierno intenta corregir el rumbo errático de sus reformas con una subida del IVA que pedían a gritos desde todas las Instituciones nacionales e internacionales. La medida irá acompañada de una rebaja de las cotizaciones sociales para estimular el empleo. Por fin, comienza a cumplir el guiôn que se esperaba. La propuesta rocambolesca de incrementar los impuestos directos, es decor IRPF, antes que los indirectos es la causante del revolcón que nos están dando los mercados. Dejémonos de experimentos. Como decía Ortega y Gasset, los experimentos con gaseosa. También en la banca parece que comienza a reconocer que no es suficiente con las provisiones pedidas por Guindos y se empieza a estudiar un plan para eliminar de su balance todo el paquete inmobiliario. Celebramos que, por fin, al Gobierno le entre la cordura.

Con la tasa de desempleo cerca del 25 por ciento, la morosidad al alza y las perspectivas de crecimiento aún muy lejanas, el Gobierno de Rajoy debería acelerar el paso de las reformas, que ha retrasado durante demasiado tiempo, y preparar un paquete para reflotar el sector de las antiguas cajas. Hasta que no resolvamos el problema financiero, no saldremos de ésta. Si no hay crédito ni aún cuando se tienen todas las garantías, cómo va a invertir alguien un duro. Ya sé que Rajoy dijo que la factura de la banca no la pagarían los ciudadanos. Pero es hora de admitir que se equivocó, como pasó con los impuestos, y de ponerse a arreglar el sector bancarios. Si no lo hace en los próximos meses, necesitaremos un rescate financiero después del verano.

Los mercados europeos acogieron ayer con descensos contundentes la caída del Gobierno holandés al negarse a pactar recortes para alcanzar un déficit del 3 por ciento y la posible victoria del socialista Hollande. Ambos movimientos apuntan hacia la formación de un frente cada vez más solido en Europa en contra de las medidas de austeridad con las que Ángela Merkel y su Gobierno ha sumergido al continente entero. Alemania debe presionar, pero no ahogar. Es urgente que el Banco Central Europeo (BCE) vuelva a las compras de deuda e inyecte dinero en el sistema para que los países puedan acompasar sus reformas con dinero. Si no lo hace en estos momentos, quizá cuando se decida, dentro de unos meses, sea ya demasiado tarde.

Argentina consumó ayer su cacicada. La presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, anunció la completa nacionalización de YPF, perteneciente a la petrolera española Repsol. Es curioso como una gran noticia para la petrolera, el descubrimiento del yacimiento de Vaca Muerta se ha convertido en su cruz. Desde el momento que se conoció que este gigantesco campo petrolífero permitiría al país ser autosuficiente en un futuro en la producción petrolífera, el Gobierno se dio cuenta del inmenso negoció y se propuso su nacionalización. Se trata de un acto ilegítimo sin precedentes, ante el que debería responder el Gobierno con la ruptura de relaciones diplomáticas y el corte de cualquier relación comercial con este país, así como solicitar ayuda a la Unión Europea para que adopte sanciones con el país austral. A perro flaco todo se vuelven pulgas. Con la prima de riesgo en máximos y una crisis rampante, España se asoma a un periodo de decadencia dentro y fuera de nuestras fronteras.

Si nos quejábamos del Gobierno de Zapatero, la oposición de Alfredo Pérez Rubalcaba es mucho peor. El líder socialista lanzó ayer la idea de que está dispuestos a pactar con el PP sobre mercado del trabajo, educación y sanidad. Pero cuando explicó en qué consiste el pacto, resulta que consiste en deshacer la reforma laboral y poner límite a los ajustes en sanidad y educación. Eso ya lo hicieron en la pasada legislatura y nos condujeron a la situación crítica actual. Además, ¿qué pasaría con la prima de riesgo si ahora nos echamos atrás? Rubalcaba debería ser claro y proponer directamente que nos salgamos del euro. A partir de ahí, podemos gastar sin límite, y devaluar sin límite, claro, hasta que nos empobrezcamos. ¿Qué panda de locos tiene como asesores el jefe de la oposición?

El proyecto para expropiar algo más del 50 por ciento de YPF a la petrolera española Repsol sólo tiene un nombre: cacicada. Es necesario además felicitar al ministro de Industria, José Manuel Soria, por su valentía en defensa de los intereses de las multinacionales españolas. Da gusto oír a un ministro que quien atente contra nuestros intereses deberá atenerse a las consecuencias. ¡Qué diferencia con los anteriores, que se dedicaron a malvender nuestras empresas a multinacionales de otros países!. Ahora bien, dicho esto, cabe preguntarse: ¿Qué puede hacer Soria? La respuesta es: poco. Denunciar el expolio ante la G-20, ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), ante la Unión Europea o ante la Corte de Arbitraje Internacional y prepararse para una larga espera para escuchar un veredicto. Es una pena. Países gobernados por presidentes piratas como Kirchner se percatan rápidamente de que su negocio está en vender a precio de oro sus empresas a los extranjeros y después expropiarselas a precios irrisorios, para dentro de unos años, cuando estén en la ruina de nuevo, alguien vuelva a comprar a un coste prohibitivo. De esta lección deberíamos aprender. En 2004, España donó mil millones a Argentina, que jamás nos ha devuelto. En adelante, ni agua.

Rajoy anunció un recorte de 27.300 millones en los presupuestos, a los que sumará otros 10.000 millones en sanidad y educación. En total, 37.300 millones. La cifra suma y sigue con otros recortes que tendrán que poner en marcha las administraciones públicas. Nos encontramos ante el mayor ajuste de la historia moderna de nuestro país. Pero los mercados sólo se han fijado en que se suben las pensiones, no se baja el sueldo de los funcionarios, y tampoco se elevó el IVA. Como consecuencia de ello nos castiga un día sí y otro también. Ante tamaño despropósito, el Banco Central Europeo (BCE) debería lanzarse en nuestra defensa mediante la compra de bonos. Pero no lo hace. Si esto sigue durante mucho tiempo, el Gobierno de Mariano Rajoy debería plantarse y proponer una salida del euro. ¿Para qué queremos seguir perteneciendo durante un minuto más a un club que no hace más que incrementar nuestro sufrimiento?

La mayoría de los españoles están asustados ante la posibilidad de una intervención de España por parte de Bruselas ante la imposibilidad de pagar las deudas. Paradójicamente el susto se produce cuando el PP tiene la firme voluntad de aplicar sus reformas, que nos deberían permitir salir del atolladero. Lo que ocurre es que hemos pasado los tres primeros meses del año mirando al tendido. Es decir, es cierto que se han adoptado medidas importantes como la ley de Transparencia y todo lo demás, pero con excepción de la reforma laboral, no hubo cambios profundos. Ante tanta pasividad, el BCE decide meternos prisas. Sin un calendario electoral por cumplir, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Monti, corta el grifo para que Montoro y Guindos se pongan las pilas. Esto ya lo he visto antes. La memoria es corta, pero hizo lo mismo a final de año, cuando la prima de riesgo italiana se disparó a casi 500 puntos. El primer ministro italiano, Mario Monti, después de varios meses en el poder seguía deshojando la margarita. Monti presentó, por fin, su paquete de medidas y el mercado se relajó. Aquí debería ocurrir igual en las próximas semanas. No hay que asustarse. El Gobierno tiene en realidad un aliado, ya que con la prima de riesgo tranquila se corría el riesgo de que las autonomías y las cajas que quedan por fusionar se echaran a dormir. Mejor así. El que no se aplique, por la borda. Menos mal que tenemos el BCE, sino España se hubirts convertido en un país de tercera.

El presidente de NovaGalicia Caixa (espera acertar en la escritura, porque ha cambiado tantas veces de nombre), José María Castellano, aseguró ayer casi sin despeinarse que son necesarios 27.000 millones en un Esquema de Protección de Activos (EPA) para poder colocar su banco entre fondos extranjeros. Es decir, que el Estado debe aportar esta cantidad, para que los fondos extranjeros entren en la entidad. A mi se me ocurren varias sugerencias. Primera, no me explico como el viernes aseguró, con ocasión de la presentación de resultados, que su entidad podía valerse por sí misma y ayer le faltaba ese dineral. Segundo, si nos va a costar tan cara, mejor que se la quede un banco nacional, como ocurrió con el Sabadell que se adjudicó la CAM, y tercero, la única razón que se me ocurre por la que prefiere los fondos extranjeros sobre las entidades nacionales es porque de esa manera él seguiría de presidente. Hay una última reflexión, ¿si colocar la CAM nos costó 20.000 millones y NovaGalicia, 27.000, cuanto nos costará CatalunyaCaixa? Al final, es cierto como dicen los analistas, que necesitamos otros 50.000 millones. Yo añadiría, como mínimo. Por cierto, aunque Luis de Guindos se empeñe en decir lo contrario, el ajuste de la banca lo vamos a pagar los ciudadanos.