Desde el burladero

La principal cuestión del calendario electoral que queda por delante es si el PP logrará mantener una mayoría suficiente para mantenerse en el Gobierno durante la próxima legislatura, a la luz de los resultados de Andalucía. Mariano Rajoy celebró hace unos días un largo almuerzo con un grupo de tertulianos políticos a los que adelantó que iba a sufrir un descalabro histórico en Andalucía, al que seguirían varios sinsabores más en las municipales y autonómicas de mayo. Pero como si estuviera en posesión de la verdad divina, aseguró a sus comensales que la situación estaba controlada, todo transcurría según sus previsiones, de manera que por arte de magia el voto volvería a casa antes de Navidad, concretamente en noviembre, para refrendar su decadente mayoría. Los presentes parecieron tranquilos, aunque en realidad algunos comentaron que salieron preocupados y preguntándose si Rajoy sufría, de repente, un ataque de ‘arriolismo’. Me explico, la influencia perversa de Arriola, su ‘gurú’ electoral. Espero que no, porque ese mismo que ahora vaticina una reedición de la victoria del PP, mandó parar a las huestes del PP cuando Pablo Iglesias comenzó a darles caña en las tertulias con el argumento de que eso atemorizaría al electorado y favorecería al PP. Luego se vio que los amedrantados fueron los populares, que uno tras otros empezaron a denunciar a los «populismo que dañan la estabilidad económica», en una referencia velada a Podemos. Los populares aprendieron rápidamente la letanía y ayer entonaban el himno de la alegría como si lo de Andalucía fuera un paseo militar. En mi opinión (humilde) o los del PP se ponen las pilas o el efecto andaluz puede repetirse en noviembre, por mucha bajada del paro y subida de la bolsa que se produzca. Claro que el almuerzo con el ‘presi’ duró casi cinco horas y no se sabe si parte de estas confesiones fueron fruto de la pesada digestión de las viandas previas.

Una de las lecciones que se puede sacar de los comicios andaluces, a falta de que esté escrutado el cien por cien, es que el bipartidismo sigue intacto. Los chicos de Podemos tendrán que esperar varios años más para llegar al poder, al igual que los de Ciudadanos. La otra es que Mariano Rajoy tiene un problema: no ha sabido transmitir sus políticas a sus votantes, que están más dispuestos a catigarle que a premiarle por la gestión de la crisis. Y es que él presume de que nos salvó del rescate, pero de lo que no nos salvó, pese a que lo había prometido, era de una subida de impuestos. La salida de la crisis la hemos pagado todos los españoles con más impuestos, entonces que no venga ahora Rajoy a intentar capitalizar lo que es de todos. El batacazo del PP en Andalucía se debe, además, a presentar un candidato desconocido sin tirón electoral, que debería seguir de funcionario y tan ricamente. La estrella de la jornada es Susana Díez, la ‘preñá’, como le gustaba presumir a ella en campaña. Se ve que es una candidata con un enorme tirón y, en mi opinión, debería ir pensando en cotas de poder mayores y aspirar a las generales. Otro gallo les cantaría a los socialistas. Pedro Sánchez dice un día una cosa y al siguiente la contraria, no se aclara ni él. Quiene auguraban el fin del socialismo se equivocaron. El bipartidismo sigue ahí, algo tocado, pero con una salud razonable.

Después de la renovación en la patronal de Madrid, donde el ínclito Arturo Fernández fue sustituido por Juan Pablo Lázaro, otra institución empresarial intenta limpiar su imagen, muy deteriorada en los últimos tiempos. El Círculo de Empresarios madrileño eligió ayer a Javier Vega de Seaone en sustitución de Mónica Oriol. La ya felizmente ex presidenta del Círculo se distinguía por sus meteduras de pata continuas. Aún resuenan los ecos sobre sus recomendaciones desafortunadas acerca de la contratación de mujeres. Lo peor es que Oriol arrastraba el estigma de presidir la empresa de seguridad encargada del Madrid Arena, cuando se produjeron cinco muertes. Los jueces aún deben dirimir responsabilidades y la propia Oriol cesó a toda la junta directiva de Seguriber, probablemente en busca de responsabilidades, que sufre una pérdida constante de clientes desde entonces. Pero se olvidó de empezar por ella misma, quien naturalmente era la primera responsable de lo ocurrido. No era presentable tener a una empresaria con un pasado tan funesto al frente de la institución que pretende aglutinar a las empresas madrileñas de mayor reconocimiento. No conozco a Vega de Seaone, pero sólo el cambio habla ya bien de la gestión del Círculo.

La elección de Esperanza Aguirre para la Alcaldía de Madrid y a Cristina Cifuentes para la Comunidad Autónoma en sustitución de Ignacio González es la apuesta por los candidatos que mejor daban en las encuestas. La reanudación de las informaciones sobre el ático del aún presidente madrileño ha podido pesar en la decisión final, pero el principal problema estaba en que González era un desconocido para muchos madrileños. Después de que el PSOE se decantara, además, por Gabilondo, era imprescindible un cambio en el cartel del PP a las elecciones autonómicas y locales madrileñas para dar también la impresión de que la renovación estaba en marcha. El PP coloca, además, a dos mujeres, una de las propuestas tradicionales de la izquierda que, por el contrario, no tiene más que a personas del género masculino. Lo otra opción, el tándem Cifuentes-González, hubiera sido mucho más arriesgada. Por último, Soraya Sáenz de Santamaría queda en la reserva como una de las bazas que mostrará en la campaña de las generales para presumir de éxito en la gestión económica, dado que Montoro es muy impopular como el ministro que nos subió los impuestos y el titular de Economía, Luis de Guindos, está de retirada.

Marid cuenta desde hace ya unos años con un parque forestal de más de quinientas hectáreas, situado entre el aeropuerto y la Nacional 1, una ubicación ideal conocida como el barrio de Valdebebas. Probablemente usted jamás haya oído hablar de este parque espectacular, poblado con miles de árboles y sendas para disfrute de los madrileños, porque la alcaldesa, Ana Botella, lo mantiene cerrado a cal y canto, sin inaugurarlo, hasta que se acerque la fecha electoral. Alega que es para proteger algunas especies de árboles traídos especialmente de Italia y otros países, o que las pistas forestales no están totalmente terminadas. A vista de pájaro (véase en elEconomista.es) está todo concluido y listo para abrirse desde hace un año, por lo menos. Hasta la Junta promotora de Valdebebas reconoce que quedan arreglos menores y que debería estar abierto desde hace tiempo. Pero aún peor, los 6.000 vecinos que viven en Valcebebas tienen cerrado la denominada como calle 4, una caretera de dos o tres kiolómetros que les comunica directamente con Sanchinarro, la N-1 o la m-40, lo que obliga a dar una vuelta de varios kilómetros. La alcaldesa anunció su apertura para septiembre, luego para final de año, después para enero o febrero y así seguimos. En Valdebebas anuncian que su apertura es inmiente, pero no hay fecha sobre la mesa. La carretera se reasfaltó recientemente, se colocaron las señales de tráfico y se areglaron las aceras. Pero sigue cerrado a cal y canto. Todo apunta a que la molicie de Botella le lleva a despreocuparse de estos vecinos y a retrasar la inauguración para que su sucesor corte la cinta en vísperas electorales. El efecto que consigue es el contrario, porque los vecinos, sociológicamente de clase media alta y teóricos votantes del PP, están enojados. Están hartos de pasar a diario ante un bien público tan apetitoso sin poder disfrutarlo, mientras Botellas subió los impuestos municipales en varias ocasiones. En Valdebebas, como Fuenteovejuna, todas están contra su alcalde. ¿Alguien puede arreglar semejante torpeza?

Está a punto de volver a ocurrir. El escaso tráfico de la conexión del AVE entre Barcelona y París puede llevar a la quiebra a la concesionaria, TP Ferro. Una sociedad con el accionariado compartido entre la francesa Eiffage y la española ACS. Pero los dirigentes de ambos grupos pueden dormir tranquilos, porque la quiebra no tendrá impacto en sus resultados, ya que el contrato cuenta con la Responsabilidad Patrimonial del Estado (RPA). Para que lo entienda, si la conexión hubiera sido rentable, las beneficiarias hubieran sido las dos empresas, pero como no lo es, las pérdidas se socializarán entre los habitantes de ambos Estados. Florentino Pérez se ha convertido en un experto en firmar contratos con riesgo para el Estado. Hace unos meses, el Ministerio de Industria le devolvió 1.400 millones que había invertido en el almacén de gas Castor, después de que se descartara su construcción. Para mayor Inri, la obra presupuestada en 600 millones de euros se había duplicado de valor sin llegar ni siquiera a terminarse.  Hay que cambiar la ley para prohibir la famosa Responsabilidad Patrimonial del Estado. Es un truco para beneficiar a unos cuantos empresarios y perpetúa el amiguismo. ¡No quiero ni pensar entre quiénes se reparten los beneficios!

FCC es una empresa más mexicana que española. En la presentación del plan estratégico de la compañía, presentado ayer por su aún consejero delegado, Juan Béjar, éste tuvo que tragarse los planes que había anunciado a bombo y plantillo hace unos meses. Ya no venderá Realia, irá a la ampliación de Cementos Portland y el gran proyecto será la consecución de contratos en América Latina, léase México. El país azteca espera una explosión de su crecimiento económico para los próximos años, lo que obligará a desarrollar grandes infraestructuras. FCC, de mano del multimillonario Carlos Slim, quiere participar en ello. Por cierto, no se entiende que Slim haya permitido que Béjar gane 4,67 millones en 2014, el 84 por ciento más que el año precedente, después de echar por tierra todos sus planes. Más bien suena a indemnización de despedida.