Desde el burladero

Sólo a una ministra tan poco afortunada en sus decisiones como la de Defensa, Carmen Chacón, y a un Gobierno como éste se le podía ocurrir poner al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) a investigar el ataque de los mercados al euro. Si las bolsa de la zona euro han caído es porque Grecia, Portugal y España no han hecho sus deberes económicos. Preocupa sobre todo nuestro país, que es varias veces el resto. En vez de este tipo de tonterías, el Gobierno podría ponerse de una vez a gobernar y a tomar decisiones para salir de la crisis. Ya verían entonces como no habría ataques al euro.

Algunas publicaciones describen estos días el porqué del giro de Zapatero, como queriendo justificar y elogiar a la vez su anticipación a los acontecimientos: el grave ataque de los mercados a España por la insostenibilidad de su deuda. No vea tal anticipación por ningún lado. Hace meses que elEconomista, entre otros medios de comunicación, advertimos de lo que podía pasar y nadie hizo caso. Hace meses que existe un consenso entre economistas de un signo y otro sobre la necesidad de tomar medidas. Y Zapatero se cae del guindo ahora. No me creo que vaya a dar un golpe de timón y acometer las reformas que necesita España. Ya lo verán. La visión para resolver los problemas no se recupera de la noche a la mañana. No veo posible llegar a un acuerdo de reforma laboral si el Gobierno no impone unas directrices. No creo que se enfrente a los sindicatos ni para ampliar el cálculo de las pensiones, ni para alargar la edad de jubilación. Y encima, dice en público, que no ha tomado decisiones por los mercados, que le dan lo mismo. Este hombre no se entera. ¿Alguien puede confiar en lo que haga en el futuro?

Zapatero asistirá hoy al Desayuno Nacional de Oración en Estados Unidos, mientras deja una sensación de caos económico en España. Nadie conocemos a ciencia cierta qué quiere hacer el Gobierno. Primero plantea la jubilación a los 67 años y luego lo matiza. Después sugiere ampliar de 15 a 25 años el período de cálculo de las pensiones y después lo retira. La presión sindical es tan fuerte, que Zapatero es rehén de los sindicatos, que amenazan con una huelga general. Así no hay quien haga política. Los mercados son unos jueces implacables, que no están dispuesto a perdonar las improvisaciones del Gobierno. Más nos vale empezar a rezar a todos.