El populismo de Sánchez
El líder del PSOE intentó escurrirse ayer del yugo de los barones con una consulta a las bases, que acerca sus técnicas a las de la CUP o Podemos. Es difícil creer que la decisión del Gobierno de España pueda descansar en las bases de un partido, que no son representativas de su electorado. En estos acuerdos, siempre hay aspectos secretos que no pueden hacerse públicos. Es una estratagema para burlar a los barones. Estos tendrán, no obstante, la última palabra en el Comité Federal. Para presionar a Sánchez han coloccado el Congreso que elegirá al líder de las próximas elecciones en mayo, para tener la posibilidad de echarlo si se desmanda en el camino. La opción que se barrunta entre bambalinas es que Sánchez acceda a no pactar con Iglesias a cambio de ser reelegido como candidato para los próximos comicios. A partir de ese momento, si tiene buen resultado seguirá y si no, hay cuatro años para cambiarlo. El riesgo es que se hunda y gane Podemos. Pero por lo menos se pone coto, de momento, a la locura de un pacto de izquierdas.