Desde el burladero

La economía va menos bien de lo que nos quieren hacer creer, el PIB del primer trimestre se va a quedar en el 0,2 por ciento, según Guindos. Y lo más preocupante, la deuda sigue escalando. Después de cerrar el año por debajo del nivel del 94 por ciento del PIB, en enero sube la friolera de 18.700 millones y se acerca al 96% del PIB. ¿Y qué pasa en enero para que se produzca tal estampida? Pues que hemos pagado todos los atrasos a proveedores que el ministro había ido aparcando desde octubre, entre otros el de las farmacéuticas. Así que ya ven, Montoro sigue haciéndose trampas en el solitario. Lo peor es que a la economía no se la puede engañar. La falta de ajustes en la Administración acabará por ahogar la recuperación. Va a ser más raquítica de lo que pensábamos.

Vodafone cerró la compra de la española ONO por uno 7.200 millones de euros, más de un billón de las antiguas pesetas. Una cantidad respetable a primera vista, pero pequeña si comparamos con los que pagó Facebook por Whatsapp, por su puesto, dado que su universo de clientes es más reducido. En realidad, Vodafone está pagando alrededor de 5.000 euros por cada cliente de ONO. ¿Está justificado abonar esta cantidad?, ¿cuánto tiempo necesita para recuperarla? En principio, es una suma altísima, ya que precisará diez años por cada cliente a una media de 500 euros anuales. La ventaja para Vodafone es que integrará ONO con sus servicios de móvil para venderlo en un sólo paquete al usuario. Una experiencia que está llevando a cabo con éxito en Alemania y que le permitirá competir de tú a tú con Telefónica en nuestro país. Es decir, que su cuenta de resultad0s actual se caería a medio o largo plazo, sin el apoyo de ONO. Sólo desde este punto de vista, está justificado abonar sementaje cantidad de dinero por la compañía de cable española. ONO tiene además una plataforma de televisión, que permitirá a Vodafone ser el competidor directo de los planes Fusión de Telefónica, con Imagenia incluida.

Los expertos a los que encargó el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, el informe sobre la reforma fiscal entregaron ayer su trabajo de varios cientos de folios. Pero el ministro ya ha dicho que apenas tendrá en cuenta estas recomendaciones. Parece que Montoro, como Napoleón, creó una comisión de asesora para luego poder decidir lo que él quisiera. Sin embargo, diga lo que diga Montoro, tiene un problema como no siga una parte de los consejos de l0s ‘sabios’. Es necesario reformar todo el sistema tributario española para lograr que la recaudación se incremento hasta el entorno de la mitad del PIB y el informe que se conocerá mañana es un buen punto de partida.

La ex ministra de Fomento y actual vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI), Magdalena Álvarez, popularmente conocida como  ‘maleni’, debe depositar una fianza de cerca de 30 millones de euros por el caso de los Eres. ‘Maleni’ defiende que es inocente y con esa excusa hace oídos sordos a las reiteradas peticiones del BEI para que abandone su cargo. ¿Por qué sigue ‘Maleni’ en su puesto? Ni la Junta de Andalucía ni la Fiscalía Anticorrupción, dependiente del Gobierno, presentaron cargo alguno contra ella. Una prueba evidente de que goza tanto de la protección de la Junta como del Gobierno de Mariano Rajoy. No es que Rajoy la defienda, claro que no, si no que los políticos suelen respetar el reparto de cargos realizados entre las instituciones internacionales por el gobierno de turno. Una ley no escrita que sirve para que no les muevan la silla a ellos, cuando les toque el turno. Después de la petición de ayer, el Gobierno no debería consentir ni un minuto más que ‘Maleni’ siga representando los intereses españoles en un organismo tan importante como el BEI.

La tornas comienzan a cambiar. La CEOE augura que se crearán 329.000 empleos en los próximos dos años, con crecimientos inferiores al 2 por ciento anual. Si se cumple este pronóstico (cruzo los dedos para que sea así) significará que la economía ha cruzado «el Cabo de Hornos», en palabras de Mariano Rajoy, y está en disposición de generar puestos de trabajo con muy bajas tasas de actividad. Esta es la principal lección que hemos sacado de la crisis, para competir hay que mantener costes y salarios contenidos. Si tenemos en cuenta que el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, auguró tres años de bajas tasas de inflación, podemos concluir que estamos entrando en una nueva etapa en la que apenas habrá movimiento de nuestra capacidad adquisitiva. Espero que, por lo menos, no vayamos a peor.

La crisis ucraniana va encauzándose poco a poco. Putin dio marcha atrás y Occidente, a cambio, dejará en papel mojado las amenazas con adoptar sanciones contra la república soviética. ¿Qué ha hecho cambiar de opinión a Putin en tan poco tiempo? Sin duda,  fue la presión occidental por aislarla económicamente. El mandatario ruso ha aprendido en breve una lección: una nación no puede vivir hoy sin la relación comercial y financiera con el mundo que le rodea. Una prueba de ello, fue que la bolsa de Moscú se desplomó el 12 por ciento en un sólo día. Parece que lo que asustó realmente a Putin no fue la amenaza con endurecer la libre circulación de sus ciudadanos por Europa, o la suspensión del G-8, o el veto de EEUU para acudir a los juegos de Sochi. Lo que echó para atrás al todopoderosos jefe de estado ruso fue la amenaza de que vetar las transacciones financieras de la banca rusa por parte de EEUU. Una fórmula que funcionó ya con Irán, que acabó por firmar el armisticio nuclear. Consiste en que cualquier banco o empresa que haga negocios con Rusia, pasa inmediatamente a la lista negra, y queda vetado para realizar transacciones con cualquier banco americano. La medida es tan eficaz, que provoca la huida inmediata de los inversores tanto de fuera como de dentro. Las guerras hoy ya no se juegan en el tablero armamentístico, sino económico.

La impresión generalizada es que el dato de empleo va a ir mejor que el de crecimiento de la economía española. la ministra del ramo, Fátima Báñez, lo dijo esta mañana: la caída del paro en febrero refleja que ahora se crea empleo con tasas de crecimiento menores que antes de la crisis. Esta es la principal victoria. Es lo que distingue a los países más liberalizados como Estados Unidos de los que se aferran la proteccionismo. El crecimiento económico va a ser raquítico, alrededor del 1 por ciento, y el del empleo algo mejor. Luego vendrán los que digan que se trata de puestos de trabajo precarios y de baja calidad. Pero quién es capaz de ofrecer un puesto bien remunerado a un albañil, que no podrá volver a trabajar jamás en su oficio, y que en la mayoría de ocasiones no tiene experiencia en otra cosa. Recuperar tasas normalizadas de desempleo en torno al 10 por ciento de la población activa nos costará una década, así que paciencia, amigos.

Después de conocer que Sadam Hussein no guardaba armas de destrucción masiva en Irak, supimos que había firmado una gran contrato con Francia para que las petroleras de este país gestionaran sus yacimientos poc antes de que comenzara la guerra. Una iniciativa que, naturalmente, sentó mal a Estados Unidos, que intentó recuperar el control de los pozos por la vía bélica. Ucrania acababa de firmar un acuerdo con una petrolera americana para la explotación del gas de la península de Crimea. Justamente Rusia despliega sus tropas en este trozo de tierra para tomar su control con la excusa de que protege a sus ciudadanos, muy numerosos en Crimea. Todo en la vida suele tener un móvil económico, pero en estas ocasiones es demasiado descarado.

Los datos sobre la mini reforma fiscal que avanzó el presidente en el debate sobre el Estado de la nación, empiezan a decepcionarme. Según publica hoy elEconomista, confirmado por Hacienda, el impacto fiscal para las arcas públicas es de 20 millones de euros. Dicho de otra manera, tocan a 49 euros por ciudadano y año. ¿Esta es la reforma fiscal que nos prometieron? Lo dicho, Hacienda no tiene un euro y no habrá rebaja de impuestos hasta que no arreglemos lo del déficit. Es decir, allá por 2017, diga lo que diga Rajoy o Sanserenín del Monte.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, anunció ayer por primera vez en esta legislatura una tímida bajada de impuestos para los contribuyentes con salarios de hasta 12.000 euros, que quedarán exentos de tributar. La medida no arregla la economía, porque el impulso para el consumo será mínimo, ya que este tipo de contribuyentes apenas paga impuestos. Por tanto, se puede afirmar que más que una medida para estimular la actividad se trata de un gesto, que debería tener continuidad en el futuro. Para impulsar el PIB, Rajoy debería reducir los impuestos a las rentas medias y altas, que representan la mayor parte del consumo. Pero las cuentas no salen en estos momentos para hacerlo posible. En cuanto, a la medida estrella, la reducción de cien euros de la cotización social, también es necesario elogiarla. Aunque su impacto, de momento, sea más publicitario que real ya que va acompañada de la obligatoriedad de aumentar la plantilla. Una circunstancia que sólo un pequeño número de empresas pueden permitirse en estos momentos, sobre todo teniendo en cuenta que la compañía tendrá que devolver el incentivo si despide al contratado indefinido antes de tres años. Una vez más, da la impresión que se optó por ello en lugar de reducir las cotizaciones sociales, como piden los empresarios, que resulta mucho más oneroso. En definitiva un paso tímido en la buena dirección, que se agradece, pero que es insuficiente para impulsar la actividad.