La lección económica ucraniana

La crisis ucraniana va encauzándose poco a poco. Putin dio marcha atrás y Occidente, a cambio, dejará en papel mojado las amenazas con adoptar sanciones contra la república soviética. ¿Qué ha hecho cambiar de opinión a Putin en tan poco tiempo? Sin duda,  fue la presión occidental por aislarla económicamente. El mandatario ruso ha aprendido en breve una lección: una nación no puede vivir hoy sin la relación comercial y financiera con el mundo que le rodea. Una prueba de ello, fue que la bolsa de Moscú se desplomó el 12 por ciento en un sólo día. Parece que lo que asustó realmente a Putin no fue la amenaza con endurecer la libre circulación de sus ciudadanos por Europa, o la suspensión del G-8, o el veto de EEUU para acudir a los juegos de Sochi. Lo que echó para atrás al todopoderosos jefe de estado ruso fue la amenaza de que vetar las transacciones financieras de la banca rusa por parte de EEUU. Una fórmula que funcionó ya con Irán, que acabó por firmar el armisticio nuclear. Consiste en que cualquier banco o empresa que haga negocios con Rusia, pasa inmediatamente a la lista negra, y queda vetado para realizar transacciones con cualquier banco americano. La medida es tan eficaz, que provoca la huida inmediata de los inversores tanto de fuera como de dentro. Las guerras hoy ya no se juegan en el tablero armamentístico, sino económico.

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