Desde el burladero

No sé lo que pasará este fin de semana en el comité federal del PSOE, pero me imagino que se negará a apoyar a Rajoy para impedir que Unidos Podemos le catalogue como uno de los partidos de la casta, que permite la gobernabilidad de Rajoy. Tampoco sé lo que harán los socialistas, pese a que este fin de semana digan que no al PP. Pero sí me da pena que la política actúe tan al margen de los intereses económicos del país, porque en estos momentos en que Italia y Portugal pasan por momento económicos muy delicados (no se pierdan el informe de este fin de semana al respecto en elEconomitsa), España tiene una oportunidad de oro para despegarse de los denominados ‘pigs’ y empezar a convertirse en un país respetado por los inversores internacionales. El Gobierno de Rajoy sería, además, el primero que vence el populismo y daría una señal inequívoca al resto del mundo de que se les puede ganar en las urnas. No sé porqué los políticos se llenan la boca con que defienden los intereses de la gente, cuando no tienen en cuenta ni siquiera los de su propio país.

El PP se alzó este domingo con la victoria electoral de manera clara a costa de Ciudadanos, que pierde medio millón de votos, los mismos que gana Rajoy. La ley electoral hizo el resto, y catapultó 14 escaños el resultado del PP. La sorpresa vino de la izquierda, que pierde alrededor de 1,3 millones de votos, principalmente por el batacazo de Unidos Podemos, aunque mantenga los escaños. Más de un milllón de votos pierde Unidos Podemos, lo que apunta a que fue una mala decisión unirse a los comunistas. No sirve con sumar cualquier cosa. La genta penaliza las amalgamas ideológicas. Preocupado también debería estar Pedro Sánchez, que aunque no pierda muchos votos, sí se hunde 5 escaños. La suerte que tiene es que Susana Díaz ha perdido su mayoría en Andalucía, lo que la desacredita para cortarle la cabeza como sería su deseo. El Brexit del jueves pasado, unido a las incertidumbres por las que pasa la economía mundial, ha apuntalado al PP. El ciudadano, ante las dudas, vota por lo concocido, porque le ofrece más seguridad que los experimentos. Han perdonado la corrupción del PP en favor de la estabilidad del país. Ahora sería necesario que el resto de los partidos muestren la misma generosidad que los españoles para permitir, de una vez por todas, la formación de un gobierno.

Los peores augurios se han cumplido. La salida del Reino Unido es un desafío para la Unión Europea y para España. A corto plazo, los efectos probablemente sean limitados, con excepción de los mercados financieros o de las primas de riesgo de los países del Sur. En nuestro país, puede resentirse el turismo. Los británico representan alrededor del 20 por ciento de las visitas, y las exportaciones agropecuarias. Pero a medio y largo plazo el desafío es fenomenal. Existe una incertidumbre política, con la posibilidad de que otros países como Holanda, Dinamarca, Suecia o la propia Francia convoquen también referéndum o los partidos de ultraderecha ganen en los próximos comicios. Pero también existe una incertidumbre económica que pesará sobre la economía y es cómo se va  articular la salida. Si Europa impone duras condiciones al Reino Unido será una lección para los demás. Pero ello puede conducir a Europa a la recesión, ya que Gran Bretaña es un socio comercial importante. Si no, otros pueden irse también. En última instancia, si la economía británica va bien, provocará oleadas de separatismo. Para España puede tener una connotación negativa, ya que si Escocia se separa, dará alas al movimiento independentista catalán. En definitiva, sienta un peligroso precedente, impulsa el populismo y desetabiliza el crecimiento, que es muy flojo. No veo nada positivo, salvo que probablemente muchos votantes asustados por el futuro se decanten por Rajoy este domingo. Vamos a ver.

Las bolsas han amanecido este lunes con fuertes subidas ante la mejora de las expectativas sobre el referéndum británico. Pero aún no hay nada decisivo. La distancia es muy estrecha y un cambio de tendencia en el último momento puede dar al traste con el resultado. Por eso, si está fuera de la bolsa, lo mejor es no ponerse nervioso y lanzarse a comprar. El mercado tienen aún un recorrido al alza de alrededor del 20 por ciento. Y, además, están las elecciones del domingo que pueden dar al traste con las esperanzas puestas en formar un gobierno estable de una vez por todas. Y no quiero ni pensar qué ocurriría si la opción de marcharse de la Unión es la que sale el próximo jueves.

El programa económico presentado por Podemos esta semana es una estupenda utopía, como regresar a la arcadia feliz. El papel lo aguanta todo, otra cosa es que la realidad lo soporte. Los economistas de Podemos entrar en varias contradicciones: pronostican un alza del crecimiento del 3,5 por ciento anul con un incremento de los impuesto de 30.000 millones. El efecto de todo incremento impositivo es justamente el frenazo de la actividad, no el de su impulso. En segundo lugar, propone renegociar de nuevo los plazos con Bruselas para dar hasta 2019 para cumplir con los objetivos de déficit. Imagínense, si Bruselas está a punto de sancionarnos por retrasarlo durante un año. Sólo su planteamiento tumbará los mercados y la prima de riesgo. Y por último está basada en un alza impositiva a 300.000 personas que ganan más de 60.000 euros brutos anules, supuestamente los denominados ricos, que es imposible de sustentar, con lo que la medida más probable si quieren incrementar en 30.000 millones la recaudación será un alza generalizada de los impuestos para todos. Por los menos en una cosa no mienten, Unidos Podemos hundirnos.

No entiendo porqué a algunos les choca que el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, prometiera el lunes bajar en dos puntos el Impuesto de la Renta en medio de las peticiones de Bruselas para reducir el déficit. Es lo que debe de hacer. El recorte del déficit no debe ser a cuenta de elevar los gravámenes, como prometen los partidos de izquierda como Unidos-Podemos o el Psoe, sino de reducir el gasto estructural del Estado y de las autonomías. Por contra, una rebaja del Impuesto de al Renta servirá para incrementar el consumo y la demanda interna, que es el auténtico motor de la recuperación económica en estos momentos y necesitamos que lo siga siendo en el futuro. Con una buen demanda, las empresas ganarán dinero, pagarán más impuestos y lograremos reducir el déficit y también sufragar las pensiones. Rajoy propuso algo sensato y hace bien en defenderlo. El resto debería tomar nota y seguir sus pasos.

La decisión de S&P de rebajar la deuda de Isolux a grado de impago provocó que La Caixa, el principal acreedor de la compañía presidida hasta este momento por Luis Delso, moviera ficha para echarlo. La idea es evitar un concurso de acreedores como el de Pescanova o el preconcurso de Abengoa, que obliga a los bancos a realizar quitas de deuda o a reestructurar la sociedad. La banca intenta ponerse la venda antes de la herida, para achicar deuda, vender negocios no rentables y buscar, en última instancia, un comprador para una compañía más pequeña, pero más rentable. Delso se embarcó en una carrera alocada de concesiones en países esotéricos sin garantías jurídicas que acabó costándole la cabeza.

Vuelven las quinielas políticas. Quienes tenían la esperanza de que se produjera un acuerdo de último minuto que permitiera la gobernabilidad de España creo que han arrojado ya la toalla, después de que fracasara el último intento por parte de Pedro Sánchez. Ahora toca votar de nuevo y…a ver qué pasa. Es difícil, por no decir imposible, hacer un diagnóstico sobre lo que saldrá de las urnas el 26-J. Queda tanto tiempo que es imposible hacer un juicio de valor con una mínima credibilidad. Lo que también está claro es que Rajoy no se va, y eso complica el resultado de la quiniela porque ni Ciudadanos ni PSOE están dispuestos a pactar con el presidente en funciones para formar Gobierno. Sea cual sea el resultado, el nuevo Ejecutivo pasa por la salida tanto de Sánchez como de Rajoy. Los dos grandes partidos tienen pendientes congresos para la eleccción de su líder, lo que debería ser aprovechado en el caso de Rajoy para despedirse y en el caso de Susana Díaz para echar a Sánchez si saca un mal resultado, como parece. En definitiva, más incertidumbre, algo que siempre es malo para la marcha económica del país. Sobre todo, después de que Montoro nos haya sobrecogido con un déficit fuera de lugar y..de las previsiones. ¡Para que luego Rajoy presuma de que arregló la economía!

El presidente del Gobierno, José María Aznar, presentará una demanda ante la Fiscalía del Estado por revelación de sus datos tributarios, después de que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, filtrarara la sanción que le impuso. Como se sabe, Aznar fue sancionado con 70.000 euros, después de ser obligado a hacer una paralela por cerca de otros 200.000 euros, ya que facturaba a través de sus sociedades los trabajos de asesoramiento para diferentes multinacionales. Los datos fiscales deberían ser sagarados y no es la primera vez que Montoro se salta la norma y los filtra. Pero es vergonzoso que todo un ex presidente del Gobierno intente defraudar a Hacienda, cuando aún sigue cobrando un sueldo del Estado que pagamos todos los españoles, así como su secretaria y su chófer. Al parecer, Montro intentó vegarse de Aznar porque le montó una bronca enorme, que llegó a oídos de varios empleados de Hacienda. El ministro estaba también  indignado porque la Agencia Tributaria había sido lo más benigna posible con el ex presidente, ya que una aplicación estricta de la ley hubiera resultado en una sanción más elevada. El agradecimiento de Aznar, fue un duro reproche al ministro. No sé quien es peor, los dos me parecen unos irresponsables.

El presidente venezolano, Nicolás Maduro, retó hace unos días a Mariano Rajoy a debatir sobre la economía de su país y compararla con la española «cuando quiera, donde quiera y como quiera». La bravuconería de Maduro tiene las patas cortas, como las mentiras. El Fondo Monetario Internacional (FMI), en su informe de primavera destaca que el PIB venezolano se hundirá el 4,5 por ciento este año. Y lo que es peor, la inflación superará el 1.600 por cien. Creo que hay poco que debatir. Con esa inflación, la riqueza de los venezolanos se destruye a la velocidad de la luz. Los salarios se quedan cortos en minutos y el nivel de vida se hunde en la miseria. Alguien debería dar una lección de economía a Maduro antes de ponerse a decir tonterías. Si no es capaz de entender ni esto, lo mejor que puede hacer es marcharse.