Se veía venir
4 de febrero de 2013elEconomista fue el único periódico económico español que advirtió en su edición de fin de semana sobre las nefastas consecuencias que puede traer el caso Bárcenas, unidos a los demás escándalos, sobre la marcha de nuestra economía. La decisión de Rajoy de negarlo todo y de mirar para otro lado, incluso ante los hechos más que evidentes de que la ministra de Sanidad, ana Mato, es una de las beneficiadas de este dinero B, fue la puntilla. Rajoy ha decidido enrocarse y defender con uñas y dientes al PP, y eso puede estar bien, pero su actitud debe ser compatible con echar por la borda a quien haya una mínima prueba de culpabilidad, como ha hecho Ana Botella en el Ayuntamiento de Madrid. Si no, jamás recuperará la credibilidad ni él ni su partido político. Además, en este caso, el bien de la institución, es decir del Gobierno o de España, debe estar por encima del personal, con lo que si en cualquier momento la opinión pública lo considera culpable, él mismo debería dar el paso de marcharse. En caso contrario, demostrará que España y los españoles le importamos un bledo.