Desde el burladero

Este Gobierno lleva camino de superar a Zapatero en optimismo. Dijo y redijo que la economía sólo caería el 0,5 por ciento del PIB en 2013 y es justamente la cifra negativa que ha cosechado en sólo un trimestre. Es decir, que según la previsión del Gobierno a partir de ahora, todo debería ir sobre ruedas. Como todos sabemos que no va a ser así, el Ejecutivo ya habla de revisar esa cifra al alza y según el ministro de Economía, Luis de Guindos, la recuperación no llegará hasta el primer trimestre 2014. En fin, el que no se consuela es porque no quiere. Desgraciadamente, en elEconomista, lo predijimos. Esto no está para tirar cohetes, como dice el Ejecutivo.

Se pilla antes a un metiroso que a un cojo. El famoso dicho puede ser aplicado al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, quien aseguró que el año pasado las autonomías habían acabado con los atrasos a los proveedores. Cuando elEconomista evaluó en 15.000 millones los retrasos acumuladosen 2012. Hacienda nos envió un desmentido. Pero ahora anuncia un nuevo plan de proveedores por esa misma cantidad para hacer frente a los atrasos. Si además sumamos las mentiras sobre el déficit, con los atrasos de las devoluciones, el panorama es infiable. No me extraña que la bolsa dude y varios organismos internacionales hayan rebajado su previsión para la economía española. El tirón económico que promete el Gobierno aún no está seguro, diga lo que diga Montoro o Rajoy.

La imputación de la Infanta Cristina por parte del juez Castro es una mala noticia para el país entero, porque daña a una de sus instituciones fundamentales, la Monarquía, que hasta ahora había actuado como uno de los pilares básicos del Estado tras desempeñar un papel muy relevante en la Transición. La toma de declaración en busca de responsabilidades de la hija menor del Rey marcará un antes y un después en la historia y en nuestras vidas, porque a partir de ahora el ciudadano entiende que los miembros de la Casa Real también tendrán que responder como uno más por sus actos. Aunque triste y lamentable, probablemente sea una prueba de la madurez de nuestra democracia y sirva para que en el futuro los comportamientos de los miembros de esta real Casa tengan comportamientos ejemplarizantes, en lugar de todo lo contrario.

La contabilidad creativa de nuestro ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, está causando estragos en los primeros meses de este año. Después de que enero se cerrase con un desfase de 20.000 millones (equivalente al 2 por ciento del PIB), en febrero se registra una caída interanual del 11 por ciento. ¿Qué ha pasado para que los incrementos en recaudación en IVA, Sociedades e IRPF de los meses finales del año se tornen ahora en caídas? Que Montoro está haciendo las devoluciones que debería haber hecho el año pasado. Un chapuza infinita que, en parte, remedió la UE al denunciar que el desajuste de 2012 era superior al anunciado.