Archivo de agosto, 2006

Caldera no hace colas en Iberia

3 de agosto de 2006

 

Hola, de nuevo, supongo que muchos de vosotros ya estaréis tranquilamente de vacaciones en la playa o en la montaña. Yo, de momento, sigo en Madrid, aunque en unos días me sumaré a la legión de ociosos que hay repartidos por la geografía de este país. Como prometí cuando empecé con el blog, no dejaré de escribir. Con una asiduidad menor, para que agotaros, pero seguiré escribiendo. 

 Es el primer año que trabajo en agosto y, francamente, se hace sin la presión que existe durante el resto del año. En verano, las noticias económicas disminuyen, salvo excepciones. Recuerdo aquel verano del 2001 que tuve que suspender las vacaciones porque a Botín se le ocurrió echar a Amusátegui un 15 de agosto. O aquel otro de Gescartera, en el que los periódicos venían cargados de historias todos los días. No quiero aburriros con mis memorias.  Pasados los estertores de la decisión de la CNE sobre la opa de Endesa, este año el tema que predomina es la huelga de Iberia. Supongo que todos estaréis más o menos de acuerdo en que es de juzgado de guardia lo que ha ocurrido en El Prat. Cuando salen bien las cosas, todo el mundo quiere apuntárselas. Pero cuando salen mal, como en este caso, nadie quiere ser el responsable. Es divertido ver cómo se tiran los trastos a la cabeza los políticos del PSC, ERC ó CiU. A veces creo que el conflicto de El Prat tiene tanta repercusión porque los políticos están en vísperas de unas elecciones autonómicas y, en realidad, ya están en campaña. Como véis mi confianza en la política, sea del color que sea, es ciega. Pero en esta ocasión es aún peor. Porque oir al ministro de Trabajo, Jesus Caldera, decir que no es necesario una ley de huelga, me irrita. En España, la huelga está regulada a través de un Real Decreto de 1977, poco después de la muerte de Franco, cuando te aplaudían por convocar una huelga. Nadie podía imaginar que las huelgas también se podían hacer para fastidiar a los ciudadanos, como ha ocurrido en ésta, y por tanto no estaban previstos mecanismos legales para impedirla. Se ve que Caldera está asesorado por algún sindicato de rojeras, porque si no no se entiende que no vea la necesidad de actualizar una norma de hace treinta años. Me pregunto qué opinaría Caldera si le hubiera ocurrido a él.  Los ministros deberían bajarse, de vez en cuando, del coche oficial para escuchar al ciudadano de a pie.