- 21/06/2021, 16:59
21/06/2021, 16:59
Mon, 21 Jun 2021 16:59:47 +0200
Que el 26 de junio sea el día en que por fin podremos prescindir, siempre que seamos precavidos, de las mascarillas en exteriores, que sin duda juegan un papel protector magnífico y han sido un remedio durante estos meses pero que a uno le agobian sobremanera, es una buena señal. Esa decisión pone de manifiesto que poco a poco vamos volviendo a la ansiada normalidad. La vacunación, pese a todas críticas iniciales sobre la lenta puesta en marcha, funciona, los graves problemas de suministro se han solventado, la Comisión Europea en plan camarote de los hermanos Marx absolutamente fuera de juego ha dado un giro a sus despropósitos, y la inmunización proporciona la deseada confianza para nuestra desenvoltura diaria y, en concreto, para reorientar el alicaído rumbo económico. A título personal, la semana pasada visité El Corte Inglés y otros comercios y me satisfizo comprobar el ambiente que se respiraba. Y tuve oportunidad de hacer gestiones en el centro de Barcelona y la vida cotidiana está recobrando su pulso, aunque todavía con cubrebocas.