
Mañana tiene lugar la reunión del Banco Central Europeo (BCE), y los mercados están dejando claro que no están nada preocupados ni esperan señales de un adelanto de la retirada de estímulos.
Ayer, los principales bonos del Viejo Continente experimentaron una caída de rentabilidades generalizada, que llevó al bono español hasta el entorno del 0,42%, un mínimo en rentabilidad que no se veía desde principios del mes de mayo. Otros títulos, como el alemán, también recibieron compras, llevando en este caso al bono hasta el -0,22%.
El arranque del mes de junio está siendo tranquilo para los principales títulos de deuda pública de Europa; exceptuando la última jornada, el bono español se ha movido entre el 0,45% y el 0,48% de rentabilidad desde el 26 de mayo, un periodo en el que el alemán ha cotizado entre el -0,17% y el -0,20%.
Nada en los mercados de deuda pública parece estar anticipando sustos por parte del BCE, que mañana actualizará su cuadro de previsiones macroeconómicas y, quizá, dará alguna pista sobre el ritmo de retirada de estímulos que podría llevar a cabo en los próximos meses. En ese frente, sin embargo, los analistas y los mercados esperan pocas noticias.
"El BCE se enfrenta a un delicado ejercicio de comunicación, pues los halcones presionan para que se reduzca el ritmo del Programa de Compras de Emergencia pandémica –PEPP en inglés– y las palomas de evitar que se hable de reducción", destacan desde Pictet AM, quienes creen que habrá que esperar a septiembre para conocer "cualquier decisión sobre eliminación gradual de compras PEPP".
Por su parte, desde Axa IM consideran que el BCE "debe ser especialmente cauto con sus palabras", pues "los inversores se fijarán incluso en los cambios de redacción más sutiles", por lo que consideran que "el enfoque más adecuado para el BCE es mantener intacto su discurso".