
El Banco Central Europeo (BCE) mantendrá desplegado todo su arsenal pese a que la inflación ya ha alcanzado el 2% y la economía europea empieza a despegar. El BCE prefiere ser cauto y mantener los estímulos hasta que la recuperación y la estabilidad de precios esté garantizada en el medio y largo plazo. De este modo, el runrún sobre el 'tapering' (retirada de estímulos progresiva) y la vuelta de la inflación no ha condicionado a un BCE en el que las palomas siguen al mando. Además, Christine Lagarde, presidenta del BCE, ha insistido en que es prematuro incluso hablar del 'tapering' en este momento.
La puesta en práctica de estas palabras es que el BCE ha anunciado que mantendrá sus compras de deuda a un ritmo superior al de los primeros meses del año durante el tercer trimestre (llega hasta septiembre). Ahora mismo, las compras promedian unos 80.000 millones de euros mensuales. Lagarde ha vuelto a asegurar que los "beneficios de las políticas que se están implementando hasta ahora superan los posibles efectos indirectos (perniciosos) sobre la economía. Siempre mantenemos la proporcionalidad en el uso de nuestras herramientas".
En lo que se refiere al precio del dinero, el banco ha dejado el tipo de interés principal en el 0%, la facilidad de depósito en el -0,5% (donde la banca aparca sus reservas) y la facilidad marginal de crédito en el 0,25%. El BCE sigue apostando por una inflación temporal, que no se prolongará en el tiempo porque en la zona euro no hay riesgo de sobrecalentamiento, como sí ocurre en EEUU. De modo que tipos bajos y compras de deuda siguen siendo la mejor 'receta' monetaria.
El resto de instrumentos se han mantenido estable. El Consejo de Gobierno seguirá efectuando compras netas de activos en el marco del programa de compras de emergencia frente a la pandemia (PEPP) con una dotación total de 1,850 billones de euros al menos hasta el final de marzo de 2022 y, en todo caso, hasta que considere que la fase de crisis del coronavirus ha terminado.
Recuperación e inflación
En lo que a la rueda de prensa se refiere, Lagarde por fin ha comenzado su discurso con el anuncio del inicio de la recuperación: "La demanda global y los estímulos están impulsando la actividad en la zona euro". La presidenta del BCE ha anunciado que durante la segunda parte del año se producirá el mayor repunte económico, aunque ha advertido que dependerá de la evolución de la pandemia.
La banquera gala ha advertido que la recuperación vendrá acompañada de inflación y que las proyecciones del banco incluyen una subida de los precios y hay riesgo de los intereses pueden endurecer las condiciones de financiación.
Aunque la vuelta de la inflación y del crecimiento está generando un debate intenso sobre la posibilidad de que la banca central comience a retirar parte de sus el estímulos, el BCE sigue optando por prolongar el uso de las herramientas de emergencia. La banca central sigue argumentando que la inflación es transitoria y la recuperación se enfrenta aún a una serie de riesgos que hacen pertinente mantener por algún tiempo las grandes compras de bonos y los tipos de interés negativos. No obstante, Lagarde ha reconocido que tendrán un ojo puesto en la evolución de la inflación.
"El marco macroeconómico es mejor hoy que hace tres meses y, de forma bastante inusual en la última década, la inflación estará por encima del objetivo del 2% durante unos meses. Vemos que la inflación de la eurozona aumentará hasta alrededor del 3% en noviembre, antes de volver a caer por debajo del objetivo del 2% a principios del próximo año. Estos acontecimientos apuntan al optimismo, pero el banco central no puede dejar de amortiguar un poco este sentimiento", Bruno Cavalier, economista jefe de Oddo BHF.
Lagarde ha reconocido que la inflación está subiendo y que existe cierta presión en el mercado de deuda, donde los tipos de interés están presionando al alza ante un mayor crecimiento y unas expectativas de inflación al alza. Pero el BCE sigue confiando en la narrativa dominante que habla de una inflación transitoria, lo que permite a la institución mantener el pie en el acelerador de las compras de bonos.
Una situación compleja para el BCE
Paul Diggle, economista jefe de Aberdeen Standard Investments, explica que cualquier decisión tiene consecuencias que pueden generar problemas y beneficios para la economía de la zona euro. "El argumento a favor de la reducción de las compras es que la recuperación económica europea se está fortaleciendo a medida que se acelera la expansión de las vacunas. Por otro lado, el argumento a favor de mantener las compras al ritmo actual es que cualquier reducción corre el riesgo de desencadenar una corrección del mercado".
El BCE ha optado por mantener las compras y seguir dando 'alas' al mercado, mientras que la inflación sigue sumando poco a poco. Pero en cualquier caso, Lagarde ha logrado enhebrar la aguja de hablar de la recuperación económica, evitando al mismo tiempo referirse a la llegada del 'tapering'. La francesa ha optado por reiterar que está palabra aún no se ha pronunciado en las reuniones del Consejo de Gobierno porque es prematuro.
Previsiones 'macro'
Esta reunión viene cargada de asuntos de peso. Hoy es día de previsiones. El BCE las ha mejorado para este y los próximos años. En concreto, la entidad eleva el crecimiento de 2021 al 4,6% frente al 4% anteriormente estimado y para 2022 acelerar el crecimiento en seis décimas hasta el 4,7%. También revisa los escenarios previstos para la inflación. Según los economistas del banco central, el IPC escalará al 1,9% este ejercicio, cinco décimas más que en marzo. Para 2022, espera que se reduzca al 1,5%.
"No hay duda de que el panorama económico en la eurozona es más brillante, y esto se refleja en los pronósticos del BCE. Es posible que el lanzamiento de la vacuna haya comenzado lentamente, pero ahora está alcanzando al resto de países desarrollados y, por lo tanto, a medida que se alivian las restricciones, parece que la actividad se recuperará en los próximos meses... Esto ha llevado a algunos a cuestionar si el tamaño de las compras del BCE todavía estaba justificado o debería reducirse. Claramente, la evaluación del BCE es que se necesita para mantener las condiciones financieras adecuadas, según apuntan desde JP Morgan".
La situación es peligrosa para el BCE porque si aumenta la presión sobre los precios el debate para retirar los estímulos, los choques serán más enconado en el seno de la institución. Las previsiones anteriores se habían revisado cinco décimas al alza hasta el 1,5% para este año. No hay que perder de vista que los precios en la zona euro terminaron 2020 en el -0,3%. El incremento supone acercarse peligrosamente al 2%, la línea roja del BCE para comenzar a endurecer su política monetaria. El BCE confía en que la subida sea temporal y los precios bajen de forma definitiva en 2022.