Economía

El BCE contempla un escenario diabólico de crecimiento con fuerte volatilidad en los precios

  • Lagarde destaca que la economía permanece débil en el primer trimestre
  • Y afirma que 2021 será un año de "volatilidad" en la inflación

El BCE ha revisado sus previsiones de crecimiento para este año y los próximos ejercicios, introduciendo un escenario de alta volatilidad para la inflación. Para este 2021 la economía de la zona euro crecerá al 4%, una décima más respecto a las estimaciones de diciembre. Sin embargo, para 2022 el PIB crecerá al 4,1%, una décima menos que anteriormente. Pero la estrella de las previsiones ha sido la inflación. El banco central espera que suba al 1,5% tras aumentar cinco décimas su estimación. En 2020, el IPC cerró en el -0,3%.

El BCE no se ha dejado llevar por el optimismo que impera en EEUU y en las bolsas. Los economistas de la institución apenas han modificado su escenario económico para los próximos meses y años. La previsión de crecimiento para la zona euro apenas ha mejorado una décima al 4% para este año. Y para 2022 se ha revisado una décima a la baja. La presidenta Christine Lagarde ha explicado que "los datos económicos entrantes apuntan a una continua debilidad económica en este primer trimestre", con lo que con casi toda seguridad la zona euro volverá a caer en recesión.

La banquera gala ha asegurado que a corto plazo hay riesgos para la economía y los ciudadanos siguen preocupados por el desempleo. "Si bien se espera que la situación económica general mejore a lo largo de 2021, persiste la incertidumbre en torno a las perspectivas económicas a corto plazo, relacionadas en particular con la dinámica de la pandemia y la velocidad de las campañas de vacunación", ha señalado Lagarde en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno del BCE.

"En general, los riesgos que rodean las perspectivas de crecimiento de la zona del euro a medio plazo se han equilibrado, aunque persisten los riesgos a la baja a corto plazo", ha advertido la banquera central.

La mayoría de analistas y economistas esperaban que el BCE mejorara sus previsiones para el PIB y la inflación. El despliegue de la vacunación entre la población, aunque se esté produciendo algún contratiempo, ha desatado un optimismo entre las instituciones y en el mercado, sobre todo en EEUU. Pero a la vez ha provocado un efecto indeseado al desatar un aumento en las expectativas de inflación. En condiciones normales, más inflación significa más crecimiento, pero implica un crecimiento en los intereses. Este último aspecto es el que ha precipitado el movimiento del BCE de acelerar las compras de deuda de su programa de emergencia.

El BCE se ha mostrado prudente con sus previsiones y ha puesto el foco en la inflación, con el objetivo de que se mantengan las condiciones de financiación para familias y empresas en mínimos históricos. El desmadre en el mercado de bonos con subidas en sus rentabilidades tiene implicaciones en la economía real al elevarse los tipos reales en los préstamos.

Lagarde ha subrayado que las perspectivas de inflación apenas han cambiado y que el incremento de los precios que se está produciendo en los últimos meses "se debe a factores transitorios". Pero lo cierto es que a corto plazo, el BCE ha admitido que supondrá un dolor cabeza. "Este año habrá volatilidad" para los precios, prácticamente lo más odiado por un banco central, teniendo en cuenta que el objetivo primario es la estabilidad de precios. Las previsiones de inflación para este año se han revisado cinco décimas al alza hasta el 1,5%. No hay que perder de vista que los precios en la zona euro terminaron 2020 en el -0,3%.

El incremento supone acercarse peligrosamente al 2%, la línea roja del BCE para comenzar a endurecer su política monetaria. Lagarde confía en que la subida sea temporal y los precios bajen en 2022 al 1,2%.

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