Sexto mes consecutivo de avances para la inflación en EEUU. En lo que va de 2021, cada dato publicado ha superado al anterior, generando cierta alarma en los mercados, sobre todo en los últimos meses. El IPC se ha situado en el 5% interanual en el mes de mayo, impulsado una vez más, principalmente, por el alza de la energía (el petróleo ya está por encima de los 70 dólares), pero también por el resto de componentes que dan forma a la cesta típica de la compra del consumidor americano. El IPC se encuentra en máximos desde mediados de 2008.
La inflación está tocando máximos que van más allá de la última década, pero la banca central y buena parte de los expertos piden calma, porque los factores que están provocando este auge de los precios son, en principio, temporales. No obstante, en cada análisis hay un 'pero' que deja la puerta abierta a que esta inflación vaya algo más allá de lo que se espera. No solo es la inflación general, la subyacente (que no pondera ni alimentos frescos ni energía) se ha situado en mayo en el 3,8%, máximos desde principios de 1992.
Desde TD Securities, por ejemplo, se muestran de acuerdo con la Reserva Federal, que ha citado en varias ocasiones a los factores "transitorios" como causantes del auge de precios. No obstante, la firma financiera reconoce que "que es probable que otro aumento en los precios de los viajes y en los coches de segunda mano se refleje en un nuevo empujón para el IPC subyacente. Nosotros habíamos pronosticado un aumento del 0,5%-0,6% mensual del IPC subyacente y el general. Además, los efectos base se sumarán nuevamente a las comparaciones interanuales. Pronosticábamos un 4,8% y un 3,6% interanual para el IPC general y el subyacente respectivamente". El pronóstico de estos expertos se ha vuelto a quedar corto y eso que estaba por encima del consenso del mercado.
Algunos componentes están mostrando subidas históricas. Por ejemplo, los coches y camiones de segunda mano han sufrido un aumento de precios de casi el 30%. Las empresas de alquiler de coches están renovando sus flotas (para hacer frente a la demanda de la reapertura económica) y tienen que recurrir de forma masiva a los coches de segunda mano, puesto que los vehículos nuevos escasean ahora mismo debido a la falta de chips semiconductores a nivel mundial.
"Este aumento de la demanda se ha producido en un momento en que el lado de la oferta en la economía está sufriendo algunos trastornos agudos. Por el lado de los bienes, la escasez de chips semiconductores, el aumento de los precios de los fletes y las materias primas están haciendo subir los precios. No obstante, los problemas por el lado oferta más llamativos en los últimos tiempos se están produciendo en el mercado laboral, donde las empresas están luchando por volver a contratar trabajadores, a pesar de que más de un tercio de los puestos de trabajo perdidos durante la pandemia aún no se han recuperado (las ayudas y los beneficios sociales podrían estar desincentivando la vuelta al trabajo en EEUU). Como resultado, las empresas tienen que incrementar los salarios, lo que proporciona una razón más para subir los precios", explican desde JP Morgan en una nota para clientes.
Por otro lado, la energía ha subido un 28%, impulsada sobre todo por el fuerte alza de los precios del petróleo. Pero la historia no acaba aquí, el precio de los servicios de transporte se ha elevado más de un 11% interanual. La comida o los servicios de restaurantes y hostelería también suben entre un 2 y un 3%, mientras que la ropa es un 5,6% más cara que hace un año. Todos los componentes del IPC están aportando su granito de arena para que la inflación alcance cotas insospechadas hace unos meses.
La inflación está superando claramente el 2% que marca la Fed como objetivo. Sin embargo, la última modificación en su mandato da cabida a que se produzcan este tipo de episodios durante un tiempo para compensar periodos de baja inflación, como fue el año 2020. Esto da margen a la Reserva Federal para mantener los tipos de interés en el 0% y su programa de compra de bonos aunque los precios sigan superando con creces el 2% que tiene de meta en el largo plazo. La pregunta es cuánto tiempo se mantendrá inmóvil la Fed o hasta dónde puede dejar que suba la inflación (aunque sea de forma temporal) antes de comenzar a tomar medidas.
También sube con fuerza el deflactor
No solo es el IPC, un indicador no es definitivo para la Fed aunque sí entra dentro de las medidas que analiza y vigila para tomar sus decisiones, también el PCE (proxy del deflactor del PIB e indicador fetiche de la Fed) está superando el número mágico (ese 2%). El PCE general se situó en el 3,6% en abril, tocando máximos desde 2008.
No obstante, la Reserva Federal de EEUU presta especial atención al PCE subyacente, que es el mismo indicador que el PCE pero no pondera los alimentos frescos ni la energía, que son los componentes más volátiles del índice de precios. La Fed ha reconocido en varias ocasiones que es este índice al que presta más atención para conducir su política monetaria (subir o bajar tipo, comprar o vender bonos...). Pues bien, el PCE subyacente se situó en el 3,1%, la mayor tasa de variación desde mayo de 1992.