OPINIÓN
- 09/05/2020, 08:22
El regate corto da grandes tardes en el fútbol y en la política. Sánchez dejó fuera de juego a un Casado, que mientras abría un debate interno sobre si prorrogar el estado de alarma, se ganaba el apoyo de Arrimadas y recuperaba el de Urkullu. La sonrisa de oreja a oreja con la que el presidente entró el miércoles en el hemiciclo del Congreso, denotaba aires de victoria. Incluso se permitió decirle a Casado que su abstención sabía a no, a derrota, cuando hacía solo unas horas hubiera dado palmas con las orejas por conseguirla.