
Carta al inversor que se aleja del pánico (séptima semana de confinamiento).
Cerramos un abril en el que hemos asistiendo a una recuperación casi tan histórica como la del 'crash' sufrido en marzo. Ha habido gestores estos días que me han comentado que han hecho más dinero este mes que en los tres últimos años. La duda que surge en el epicentro de la mayor recesión mundial de nuestra generación es si es creíble lo que está ocurriendo.
Además, estos días arrancamos el que quizás sea el mayor aforismo bursátil, 'sell in may and go away' (vende en mayo y sal corriendo). Para el caso de Wall Street, parece que el optimismo que genera el desconfinamiento de mayo, con una aceleración hacia la nueva normalidad, puede ser un simple mal año de bolsa. Por el momento cede por encima del 10 por ciento y nunca el S&P cuando se ha producido un rebote de esta dimensión ha vuelto al punto de partida del mismo.
Para la bolsa española la situación es mucho menos halagüeña. Como el país es la zona cero de la extensión proporcional del Covid, las estimaciones de beneficio del Ibex se contraen a la mitad, y serán más. En una encuesta que hemos hecho en elEconomista, los expertos hablan de caídas del 15 por ciento en estos meses, porque por nuestra construcción del PIB nos quedaremos a la cola en recuperar la normalidad.
Me estoy hartando de leer sobre las bombas que caen sobre nuestra economía y los efectos tan destructivos que se van a producir. Pero no he leído nada sobre que el principal dique de contención para la crisis en España es la vigilancia de qué compran por detrás las grandes posiciones cortas de mercado para evitar que la deuda se nos encarezca. Hemos olvidado que en la crisis pasada los CDS, los seguros de impago, sirvieron a los bajistas como herramienta de cobertura para volcarse en sus posiciones de forma virulenta. Esta semana me venía a la cabeza esa escalada desde 2010 que tuvieron los 'credit default swap', mientras el interés con el que tenía que salir el Estado español a los mercados cada vez era mayor (alcanzó el 7,62% en 2012). Si tenemos que pagar este interés hoy, quebraríamos.
Por fortuna, el BCE ya vivió la crisis de deuda. Lagarde lo ha reiterado sin ambages esta misma semana: "Ya lo he dicho, pero lo repetiré las veces que haga falta: el BCE no va a aceptar un endurecimiento de las condiciones financieras en los distintos países, ni una fragmentación en la transmisión de nuestras políticas". De la crisis de deuda los reguladores también aprendieron. En octubre de 2012 se obligó a comunicar las posiciones cortas a partir del 0,2% y las permutas de cobertura por impago desde el 0,5% del saldo vivo total de la deuda emitida. La CNMV sabe a quienes hay que vigilar.
P.D: el próximo 15 de marzo celebraremos que sobrevivimos al idus del Covid-19.