
Las caídas con las que estrenó Wall Street su entrada en el mes de mayo no lo fueron menos en Europa. La tensión entre Estados Unidos y China, esta vez, a causa del coronavirus, provocó descensos de entre el 3% y el 4% en las plazas europeas.
No obstante, los soportes se mantienen en pie, como es el caso de los 2.790 puntos del EuroStoxx 50. Estas caídas vistas en el arranque de la semana "pueden indicar que hemos visto un techo en el rebote de las bolsas que comenzó a mediados de marzo", explica Joan Cabrero, asesor de Ecotrader.
Para alejar los riesgos de perder este nivel, "lo mínimo exigible es que el EuroStoxx 50 consiga cerrar el hueco que abrió en la apertura del lunes a partir de los 2.927 puntos. Mientras eso no suceda mucho nos tememos que es cuestión de tiempo que acabe perdiendo los 2.790 puntos". En este sentido, la bolsa europea tiene que rebotar, al menos, un 4%.
Las nuevas tensiones entre las dos primeras potencias mundiales, sumadas a las fuertes alzas vistas en abril, han supuesto el cóctel perfecto para los bajistas. Esty Dwek, jefa de estrategia global de Natixis IM, asegura que, "el camino está lleno de riesgos a medida que los progresos en la lucha contra el virus y los estímulos se enfrentan a los malos datos económicos, las presentaciones de resultados y las crecientes tensiones geopolíticas entre Estados Unidos y China".
Y es que el inquilino de la Casa Blanca acusó a última hora del domingo al Gobierno chino de haber cometido "un terrible error" a la hora de gestionar su respuesta contra el coronavirus, para posteriormente tratar de encubrirlo. Esto provocó que el virus se expandiera por el resto del mundo. "Intentaron apagar el fuego y no pudieron", señaló en una conversación con Fox News. Trump también amenazó con terminar la fase uno del acuerdo comercial con China si el país no cumple su promesa de comprar 200.000 millones de dólares más en bienes y servicios estadounidenses.
El secretario de estado, Mike Pompeo, fue más allá y reiteró que el coronavirus tuvo origen en un laboratorio de Wuhan. El principal jefe de la diplomacia estadounidenses dijo tener "grandes pruebas" de esto, pero evitó ofrecer más detalles durante una entrevista con la cadena ABC. De momento, eso sí, las agencias de inteligencia de EEUU concluyen que el virus no fue creado o modificado genéticamente de forma intencional.
Aunque Alemania ha querido distanciarse de la postura estadounidense, está dejando claro que el país asiático tiene que mejorar en transparencia y debe ser más claro en cuanto a las informaciones sobre el origen de la enfermedad.