La recesión económica a la que se enfrenta España en 2020 va a provocar la mayor caída del PIB anual desde 1936, según las previsiones del propio gobierno. Una caída del PIB tan aguda (propia de conflictos bélicos o pandemias, como es el caso) suele venir seguida de una recuperación poderosa, que sin embargo en esta ocasión podría ser 'asimétrica', tal y como calificó la vicepresidenta Económica del Gobierno, Nadia Calviño, la pasada semana. Esta asimetría es una especie de eufemismo que significa, ni más ni menos, que la recuperación económica no será tan vigorosa como la caída, con algunos sectores sufriendo más que otros (también unas regiones más que otras), y que los niveles de PIB previos a la pandemia no se alcanzarán hasta dentro de algunos años, lo que amenaza con dejar cicatrices en el sector productivo español.
La recuperación en 'V' simétrica de la que tanto se habló en un principio hubiera supuesto una caída del PIB como la que se prevé, pero con una recuperación mucho más vigorosa, que devolviese a la economía a los niveles previos a la pandemia de una forma rápida, reduciendo el tamaño de las cicatrices (menor número de parados de larga duración, cierre de empresas... lo que se conoce como histéresis en jerga económica). Una salida limpia y fuerte que solo podría haberse producido si las restricciones se hubieran levantado de un día para otro y la confianza de consumidores y empresas hubiera retornado a la normalidad de forma inmediata.
Sin embargo, a medida que se ha ido conociendo más sobre el coronavirus y sus efectos sobre la salud, las esperanzas sobre este tipo de recuperación se han ido desvaneciendo, mientras que la salida en 'logo de Nike' o en 'V asimétrica' (que viene a ser prácticamente lo mismo) ha ido ganando fuerza. Las restricciones se levantarán de forma progresiva, lo que limitará el crecimiento de la economía, mientras que aún no está del todo claro cuál será la reacción de empresas y consumidores cuando estas restricciones vayan desapareciendo: ¿volverán a llenarse los bares de la noche a la mañana? ¿llenarán los extranjeros las playas de España otra vez? Quizá las propias personas se tomen un tiempo antes de volver a comportarse como en el periodo pre-coronavirus, lo que afectará al crecimiento económico y al empleo, generando una recuperación más lenta y desigual (asimétrica).

El propio Gobierno de España explicaba esta salida desigual en el Programa de Estabilidad 2020 publicado la semana pasada: "La previsión de crecimiento del PIB para 2020 y 2021 es de -9,2 y +6,8, respectivamente. Después de dos trimestres de fuerte corrección, se prevé que la actividad comience a recuperarse en el segundo semestre, aunque con ciertas ramas, como el turismo, particularmente afectadas en la 'nueva realidad' de mayor distanciamiento social y movilidad doméstica e internacional reducida". Hay que tener en cuenta que ese crecimiento del 6,8% en 2021 será una tasa de variación que parte desde un punto mucho más bajo, un punto de salida que será el PIB de 2019 menos el desplome de este año (un -9,2%, según el Gobierno). No es lo mismo un crecimiento del 6,8% partiendo de una base de 100 (por ejemplo), que partiendo de 90, el segundo será un crecimiento muy inferior en términos absolutos.
El Gobierno de España aprobó el 28 de abril el Plan para la Transición Hacia una Nueva Normalidad en el que se define una estrategia gradual, asimétrica, coordinada y adaptativa para la paulatina recuperación de la actividad cotidiana y la actividad económica, mientras se mantiene como referencia la protección de la salud pública. Estas medidas, aunque razonables y necesarias, generarán una recuperación asimétrica entre sectores. Mientras que la industria, probablemente, podría poner a funcionar toda su capacidad en un breve espacio de tiempo (casi apretando un botón), el turismo, la restauración, la hostelería en general podría tardar mucho más en volver a alcanzar su tamaño potencial si es que lo vuelve a alcanzar tras la pandemia.
Tanto el turismo como la hostelería son sectores que necesitan de la libertad de movimiento, de las relaciones personales y del contacto con otros seres humanos, lo que pone a estos sectores en el ojo del huracán hasta que la situación se normalice por completo o incluso después. Mientras que otros sectores pueden amoldar su forma de trabajo a esta nueva situación, el turismo y la hostelería lo tienen prácticamente imposible.
Además, el sector del turismo, que en España emplea a más de tres millones de personas, necesita de media alrededor de 19,4 meses para recuperarse de las epidemias, según el World Travel and Tourism Council, más incluso que los 11,5 meses necesarios para recobrarse de ataques terroristas. Las aerolíneas, las empresas de cruceros, los hoteles, los restaurantes y los sectores asociados en sus cadenas de suministro sufrirán durante las próximas semanas y meses y necesitarán al menos hasta el próximo verano para normalizarse. En las simulación que ha realizado el Gobierno, el turismo podría tardar en recuperarse hasta 12 meses más que el resto de los sectores, lastrando a las ramas de actividad que dependen de alguna forma del propio turismo.
Una caída en picado con una recuperación "mucho más suave"
El propio programa publicado por el Gobierno lo recoge así: "A partir del análisis de la información disponible y con base en el plan establecido por el Gobierno para la retirada de las medidas, se prevé que el impacto macroeconómico del COVID–19 será en forma de 'V' asimétrica. En línea con los resultados de los diversos indicadores macroeconómicos durante el mes de marzo, la caída de la actividad económica ha sido muy abrupta, teniendo una pendiente (negativa) muy pronunciada, mientras que la recuperación será previsiblemente mucho más gradual, y su pendiente (positiva) mucho más suave". Es decir, todo lo que ha caído la economía no se recuperará en 2021 y, probablemente, tampoco en 2022.
El Banco de España exponía en un trabajo reciente la preocupación sobre la recuperación económica en España tras el coronavirus por el elevado peso de turismo y las ramas que dependen del mismo en algún grado. "El elevado peso del turismo dentro del PIB y del empleo en España, en un contexto en el que estas ramas están sufriendo desproporcionadamente las consecuencias de la pandemia, contribuye a que las perspectivas de la economía española se hayan visto particularmente afectadas. Adicionalmente al elevado peso en el PIB y en el empleo, el saldo de la balanza turística desempeña un papel fundamental en el mantenimiento del superávit exterior de la economía española, necesario para corregir la todavía elevada posición neta negativa de inversión internacional".
El Gobierno explica que esta recuperación desigual también se deberá a que "la recuperación del consumo también forma de 'V' asimétrica, al estar alineada tanto con la activación de medidas de confinamiento, como con el escenario de desescalada... esta caída del consumo privado generará una vez una demanda embalsada en ciertos sectores". La asimetría se genera por un lado por las medidas restrictivas que se vayan levantando, que permitirán a unos sectores despegar antes que a otros y también por eso que el Gobierno llama demanda embalsada. Los hogares podrán dar rienda suelta a esa demanda embalsada en ciertos bienes (una lavadora que era necesaria y no se ha podido comprar durante el confinamiento), pero resulta más complejo que ésta tenga efecto sobre el turismo: las vacaciones de Semana Santa no se pueden disfrutar ahora, lo que supone unos ingresos ya perdidos para hoteles, restaurantes etc.
En definitiva, una recuperación que será más lenta y suave que la recesión, que presentará un crecimiento dispar entre diferentes sectores y que además podría comenzar antes en unas regiones o provincias que en otras a medida que vayan avanzando en las fases de desescalada. Esta recuperación podría estar protagonizada por la 'desigualdad'.