Materias primas
- 30/12/2021, 07:00
Estando ya a escasas horas para que acabe el ejercicio bursátil de 2021, es hora de recapitular. Y el bagaje anual que deja el año para el oro no es positivo.
Estando ya a escasas horas para que acabe el ejercicio bursátil de 2021, es hora de recapitular. Y el bagaje anual que deja el año para el oro no es positivo.
En pleno año de recuperación económica, los metales preciosos no lo son tanto. Oro, plata, platino y paladio registran retrocesos de doble dígito en lo que llevamos de 2021, mientras que los metales más utilizados en procesos industriales han destacado por sus subidas, poniendo su granito de arena al crecimiento de la inflación que se está sufriendo en todo el mundo.
Una de las principales conclusiones de la novena edición de la conferencia anual de Morningstar en España es que la renta variable sigue teniendo "tirón" para el próximo año, aunque con una mayor volatilidad de los mercados debido a la preocupación por la inflación que se ha instalado entre los inversores.
El atractivo de bitcoin como cobertura contra la inflación está atrayendo a los inversores institucionales de nuevo al mercado de las criptomonedas, según señaló Nikolaos Panigirtzoglou, estratega de JPMorgan en una nota de investigación distribuida esta semana entre su clientes.
Endesa e Iberdrola han sido dos de los valores más bajistas de la bolsa española tras conocerse la intención del Gobierno de querer intervenir parcialmente el sector eléctrico. Tanto el selectivo español como su homólogo europeo, el EuroStoxx 50, están muy cerca de soportes clave, los 8.850 y los 4.215 puntos respectivamente.
El arranque de septiembre no ha sentado del todo bien a las bolsas europeas, sobre todo tras conocerse unos datos de empleo en EEUU peores de lo esperado, que dejan entrever menos recuperación de la prevista. Aunque Wall Street no se dejó llevar por el miedo a la desacerelación de contrataciones, los índices europeos terminaron perdiendo fuerza con las caídas de la última jornada. Así, el Ibex 35 fue de nuevo incapaz de romper la barrera de los 9.000 puntos al cierre semanal al dejarse casi un 0,7%.
En una semana marcada por el encuentro de Jackson Hole, el mercado no sucumbió al pánico que generalmente viene ligado a la llegada del tapering. De hecho, el esperadísimo mensaje de Jerome Powell en la última jornada, que dejó claro que la idea de iniciar la retirada de estímulos este año no implica la aceleración de la subida de tipos, fue bien recibido por los inversores. Así, el cómputo semanal mostró una evolución positiva a nivel general. Los índices europeos remataron la semana sin sobresaltos, mientras Wall Street mantuvo su fuerza alcista.
Mark Mobius, el conocido inversor que pasó más de 30 años en la gestora Franklin Templeton, antes de marcharse para fundar su propia casa, Mobius Capital Partners, está lanzando un aviso a navegantes: los inversores deben tener un 10% de su cartera invertido en oro físico, ante la posibilidad de que se produzcan grandes devaluaciones de las divisas el año que viene.
Después de dos semanas consecutivas de alzas generalizadas, las ventas se impusieron en Europa. En un contexto marcado por la amenaza regulatoria de China a sus tecnológicas, el temor a un menor crecimiento económico y el posible inicio del tapering (retirada de estímulos) a final del año reflejado en la últimas actas de la Fed, los principales selectivos continentales, y también los de Estados Unidos, se tintaron de rojo, y, en el caso de Europa, perdió su soporte de corto plazo.
Palantir Technologies, quizá la compañía de big data más famosa del mundo al ser proveedora de información para la CIA, FBI y el Ejército de EEUU, ha desvelado que está invirtiendo ante un eventual cisne negro.
La onza de oro se ha recuperado del susto de la semana pasada y recupera más de un 4%. Pero los expertos desconfían que las turbulencias en el noble metal hayan terminado. UBS se ha mostrado contundente al inicio de semana al aconsejar a los inversores que vendan antes de que la situación empeoren.
El superciclo de las materias primas está siendo dispar, y la plata es una de las que parece no haberse subido al carro alcista. En lo que va de año, su valor ha retrocedido más de un 12%, mientras que oro y platino también computan el 2021 en negativo pero limitando sus caídas a un dígito, y las commodities energéticas ganan más de un 50%. Pero los analistas creen que esto está a punto de cambiar.
El equipo de estrategas de Bank of America liderado por Michael Hartnett, ponen de manifiesto en su último informe sobre flujos de capital un interesante apunte.
Negociación y, por tanto, liquidez, en mínimos del año. Un buen número de órdenes de venta automáticas de protección (stops) de beneficios o para limitar pérdidas. Inversores asiáticos que llegan con desfase horario, tarde, a las noticias del viernes. Y un gobernador de la Fed que pone palabras al sentir del ambiente durante el fin de semana.
El mercado de valores arrancó agosto vestido de verde. En la primera semana del mes, los índices de referencia en Europa terminaron con subidas, digiriendo en la sesión del viernes los buenos datos de empleo en julio de EEUU que dan alas a la Fed para hablar de retirar estímulos. Así, con un impulso del 2,1% en los últimos días, el EuroStoxx 50 se despidió en sus niveles máximos del año. El Ibex 35, con un alza semanal del 2,3%, la mayor desde mayo, en la última jornada se lanzó al ataque de la primera resistencia, situada en los 8.850 puntos.
Tras un espectacular 2020, el oro comenzó 2021 a la baja hasta que en el segundo trimestre del año se recompuso. Los buenos datos cosechados entre abril y junio en cuanto a demanda impulsaron al metal precioso desde el entorno de los 1.715 dólares el lingote hasta volver a superar los 1.800 en junio y volverlos a recuperar en julio tras perderlos momentáneamente. Sin embargo, aunque la coyuntura no parece del todo desfavorable, parece que al metal le espera un período complicado.
Hace poco más de un año, desde el confinamiento de nuestros hogares, nos inundaban los alarmantes titulares sobre el colapso en la demanda de petróleo, con las consecuentes caídas en picado en los precios de crudo. El obligado parón económico y productivo a nivel mundial generó un exceso en los inventarios de petróleo, llevando a la OPEP+ a limitar la producción diaria a un millón de barriles.
La India es el segundo país que más oro consume del mundo, con más de 800 toneladas al año. En la cultura del país, el metal dorado tiene connotaciones religiosas y ceremoniales, así como de tradición familiar. Pero, por supuesto, su valor como inversión siempre está presente y vuelve a cobrar protagonismo ante la situación económica generada por la pandemia del coronavirus.
Si hay un término del que últimamente están pendientes analistas, inversores e incluso aquellas personas ajenas al ámbito económico/financiero, ese es inflación. Las previsiones sobre el retorno de este fenómeno a la economía mundial están marcando los pronósticos y el comportamiento de muchos activos. Y es que, hasta la política monetaria del banco central más importante del planeta, la Fed, está sujeta a su evolución. Y el oro no iba a ser diferente.
El autor de "Cisne Negro", Nassim Taleb, ha endurecido sus críticas contra el bitcoin, esta vez afirmando que la criptomoneda no vale nada y que no hay pruebas de que el blockchain sea una tecnología útil.
La pandemia por Covid-19 embarcó al mundo en la recesión económica más intensa de las últimas décadas. Esta situación ha provocado que los gobiernos aumenten su deuda pública en pro de elevar sus paquetes de ayudas económicas y sociales. A la par, los bancos centrales han puesto en marcha su máquina de emitir billetes, reduciendo aun más los tipos de interés. Ahora, más de un año después, los fantasmas de la inflación han vuelto a escena, lo que de cumplirse disminuiría automáticamente el valor del dinero.
La inflación se ha convertido en uno de los principales temores de los gestores de carteras y asesores patrimoniales, aunque todavía no está claro cuándo comenzar a preocuparse seriamente al respecto. El último ejemplo se produjo este pasado jueves, cuando se conoció el dato de inflación en Estados Unidos de mayo, que subió un 5% interanual, con el dato subyacente (sin tener en cuenta los alimentos y la energía) situándose en el 3,8%. Los inversores reaccionaron de manera contraria a lo que cabría haber esperado, seguramente porque aún se justifica como un efecto rebote de la recuperación de los meses fuertes de la pandemia del año pasado, al igual que ocurrirá con toda probabilidad con los datos de junio y julio.
Hace unos días leía en la versión digital de una publicación canadiense un dato que me llamó poderosamente la atención. En ella se afirmaba que los hogares alemanes poseían más de 9.000 toneladas de oro a cierre de 2020 (algo más de 100 gramos per cápita y unas 100 toneladas más que en 2019) y citaba como fuente un estudio de la Universidad Steinbeis de Berlín realizado por encargo de Reisebank. El dato me resultó ciertamente sorprendente, dado que casi triplica el oro que posee el banco central de este país (3.362 toneladas a cierre de 2020, según el Fondo Monetario Internacional), y ello me llevó a preguntarme si es una tónica general en Europa y cuál es la situación en España.
Uno de los debates financieros más enconados de los últimos ha sido el surgido en torno a la valía o no del bitcoin como cobertura contra la inflación. Para los defensores de la criptomoneda, esta es un depósito de valor que progresivamente puede ir sustituyendo al oro, activo refugio por excelencia y habitual cobertura contra la temida subida de los precios. Frente a estos acólitos que no dejan de hablar del token como el 'oro digital', Jeff Currie, jefe global de investigación de materias primas de Goldman Sachs, dice que sería más adecuado hablar de 'cobre digital'.
E l precio de las materias primas vive una fuerte recuperación este año, ante la expectativa de una mejora en la situación de la economía que ha desencadenado una rotación en el mercado hacia los sectores más cíclicos. El fuerte repunte de las commodities ha llevado a los bancos de inversión a reflexionar en sus informes acerca de si se adentran en un nuevo superciclo (o, lo que es lo mismo, en un periodo prolongado de demanda anormalmente fuerte) o no... sin conclusiones contundentes por ahora. Pero en donde sí parece haber consenso es en la oportunidad que representan. Según la última encuesta de Bank of America, del mes de mayo, el 27% de los gestores las sobrepondera en sus carteras -un porcentaje que se encuentra en zona de máximos históricos-.
El 2020 fue estelar para el oro, donde inversores compraron cantidades sin precedentes a través de ETF de oro físico y otros productos cotizados, y elevaron su precio hasta máximos históricos en agosto. En ese año, registró una rentabilidad anual mayor que la obtenida por cualquiera de las demás principales clases de activos. Esto se debió sin duda a la pandemia y a la condición de «activo refugio» que se suele atribuir al oro, con unas rentabilidades de los bonos negativas que reducen el coste de oportunidad de mantener un activo que no paga rentas. El oro proporcionó a los inversores una valiosa cobertura frente a un futuro incierto.
El bitcoin lleva dos semanas mareantes. Desde que el CEO de Tesla, Elon Musk, dijera el pasado 13 de mayo que su compañía ya no acepta la criptodivida como forma de pago, esta ha vivido una 'montaña rusa' que la ha terminado de alejar de sus máximos de abril, cuando tocó los 64.000 dólares. Noticias como las nuevas restricciones de China a la operativa con criptomonedas o las críticas de un BCE advirtiendo de burbuja con el token han sido otros 'jarros de agua fría' que dejan tocada a la principal moneda digital. Aunque entre mala y mala noticia el bitcoin ha cogido algo de aire -tras cada corrección ha vuelto a acercarse a los 40.000- , ¿hacia dónde se dirige?