
Si hay un término del que últimamente están pendientes analistas, inversores e incluso aquellas personas ajenas al ámbito económico/financiero, ese es inflación. Las previsiones sobre el retorno de este fenómeno a la economía mundial están marcando los pronósticos y el comportamiento de muchos activos. Y es que, hasta la política monetaria del banco central más importante del planeta, la Fed, está sujeta a su evolución. Y el oro no iba a ser diferente.
El precio de la onza de este metal lleva varias semanas tratando de recuperarse con poca convicción de las fuertes caídas que registró a mediados de mes, cuando Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal comunicaba tras la reunión del Comité de Mercados Abiertos de la Reserva Federal (FOMC, por sus siglas en inglés) que al menos se comenzaban a telegrafiar dos subidas de tipos para 2023.
El metal dorado suma ligeras alzas desde entonces pero éstas no han sido lo suficientemente contundentes como para evitar que vaya camino de registrar su mes más bajista del último lustro. De hecho, junio es ya el mes que arroja el bagaje mensual más bajista desde noviembre de 2016, al reflejar un descenso superior al 7,8% para la onza de esta materia prima.
Pese a ello, la abrupta reacción de esta materia prima en las últimas semanas también deja una lectura macroeconómica positiva. Los descensos no hacen sino alentar a aquellos que opinan que la llegada de la inflación tendrá un marcado carácter temporal. No en vano el oro es uno de los activos que "tuvo un mejor comportamiento durante la última vez que vimos una subida de precios significativa", recuerdan desde eToro, por lo que un descenso en su cotización está siendo interpretado por parte del mercado como un movimiento que resta viabilidad a la perdurabilidad de la inflación más allá del corto plazo.
"El mercado parece estar creyendo claramente en la opinión del banco central de EEUU de que la inflación es transitoria y que no hay necesidad de preocuparse por el periodo prolongado de inflación", señalaba el analista de Saxo Bank, Ole Hansen, en declaraciones a Bloomberg y en la misma dirección se posicionaba Michael Hewson, analista jefe de mercado de CMC Markets: "Los funcionarios de la Fed parecen bastante dispuestos a restar importancia a los riesgos de inflación persistente, y como consecuencia de ello, los precios del oro están en tierra de nadie", dijo.
La presión del dólar
La fortaleza del dólar es otro de los factores a los que aluden los analistas para explicar la debilidad del oro en las últimas semanas. Y es que la correlación inversa entre ambas es cuanto menos patente.
"El precio del oro está bajando lastrado por el fortalecimiento del dólar estadounidense", explica Ricardo Evangelista analista senior de ActivTrades, quien añade que es probable que el escenario planteado por la Fed hasta ahora "favorezca las ganancias del dólar y, por tanto, genere más pérdidas a corto plazo para el oro".
La implicación de actuar como activo refugio
Desde ActivTrades también apuntan como una de las posibles explicaciones a la caída del precio de la onza oro a su condición de activo refugio. "El optimismo global actual ha provocado que los operadores y otros inversores se alejen de los valores defensivos a corto plazo y también de activos refugio, inyectando mayor liquidez hacia activos de mayor riesgo, lo que representa una fuerte presión para la demanda de oro", señalan desde la firma .