El poder del Mindfulness para convertirse en un super profesional

Captura de pantalla 2017-03-11 a las 11.16.55

El estrés es uno de los males endémicos en nuestra sociedad afectando a un cada vez mayor número de profesionales. El estrés es ese enemigo, unipersonal y silencioso, que sale a la luz en diferentes situaciones críticas de nuestro día a día laboral: llamadas telefónicas interminables, largas reuniones improductivas, acumulación de trabajo, negociaciones anodinas para satisfacer al cliente, presión mordaz por alcanzar los objetivos… Este difícil y estresante contexto hace que en ocasiones nos sintamos desbordados, frustrados e incapaces de desconectar del trabajo al llegar a casa. La rabia y el miedo se convierten en estados de ánimo permanentes, deteriorando nuestras relaciones personales y profesionales, reduciendo nuestra capacidad de concentración, afectando al sueño e incluso a nuestra salud. El estrés se ha convertido en la gran enfermedad laboral del siglo XXI.

Aplicar prácticas como el Mindfulness ha demostrado ser una herramienta clave, no solo a la hora de reducir los efectos de este estrés psicológico, sino también se ha probado que fortalece el sistema inmunitario y nos ayuda a gestionar mejor la frustración y la ansiedad y, en definitiva, a ser más felices y productivos. Existen múltiples estudios que demuestran su potencial a la hora de ayudarnos a desarrollar habilidades como la resiliencia, la creatividad y la capacidad de gestionar nuestras relaciones. En la última conferencia Dreamforce 2016, promovida por la empresa SalesForce, no solo se habló de Mindfulness sino que se desarrolló un programa paralelo basado en esta herramienta, con el objetivo de ayudar a las personas asistentes a trabajar y potenciar precisamente estas cualidades.

Pero, ¿qué es realmente el Mindfulness?. Según Jon Kabat-Zinn, Doctor en Biología Molecular y profesor emérito de Medicina en la Universidad de Massachusetts: “Mindfulness es prestar atención al momento presente, de forma intencionada y sin juzgar”. A priori parece fácil pero en la práctica no lo es tanto. Por varias cuestiones, primero porque nuestra red neuronal, por defecto, piensa. Pongamos el ejemplo del acto de conducir, si no ponemos la suficiente atención, intencionada y voluntariamente, la cabeza se pone a pensar de manera automática, sin que seamos conscientes de haber iniciado ese proceso, en cosas que queremos hacer cuando lleguemos al destino, en situaciones que nos han pasado antes de subir al coche o en la planificación de las vacaciones de verano. La mente está siempre saltando de un pensamiento a otro mientras nuestro cuerpo está conduciendo. Es por esto, que muchas veces llegamos al destino sin haber sido conscientes del camino, o nos “despertamos” en medio de la conducción con la sensación de haber desconectado del propio proceso de conducción. Hemos cambiado de marchas o adelantado a otros coches sin prestar atención a lo que hacíamos. Esta inconsciencia tiene consecuencias. Si sucede mientras hago la cama puede que lo peor que me pase sea que me golpee en la pierna, pero conduciendo o realizando otras actividades más peligrosas, las consecuencias pueden ser más graves. En las relaciones personales, esta falta de atención plena en una conversación nos hace perdernos detalles importantes y se percibe negativamente como muestra de desinterés por ambas partes.

En segundo lugar, nos resulta difícil dejar de juzgar. Emitimos juicios de valor calificando las experiencias como agradables o desagradables de forma casi automática. La actitud hacia la experiencia vendrá por tanto condicionada por ese juicio. Sin embargo, existe el espacio físico y emocional para poder vivir una experiencia sin entrar a valorarla reactivamente, es decir, para poder estar receptivos a vivir la experiencia tal y como es y no como queremos que sea.

Internet y el desarrollo tecnológico han cambiado el modelo de trabajo, es una evidencia. La práctica del Mindfulness nos ayudará a maximizar muchas de las habilidades que necesitaremos en este nuevo escenario: amabilidad, inteligencia emocional, empatía en las relaciones, visualización clara de los objetivos y sobre todo, calma y equilibrio mental. Hay innumerables casos de éxito acerca de cómo el Mindfulness ha ayudado a mejorar el desempeño laboral a médicos, marines, bomberos, atletas olímpicos,… el parlamento británico, por ejemplo, ha elaborado un informe recomendando al gobierno instaurar medidas a favor de incorporar esta práctica en el mundo educativo, empresarial, jurídico y en el servicio sanitario. La neurociencia ha probado que, a través de prácticas como el Mindfulness, realmente se producen modificaciones muy beneficiosas en el cerebro, engrosando la corteza cerebral y disminuyendo el tamaño de la amígdala. Parece que hay argumentos más que justificados sobre los beneficios del Mindfulness, ¿te atreves a ponerlo en práctica?.

PD: Gracias Susana Zaballa por la colaboración en el desarrollo de este post y por compartir tu innovador conocimiento sobre el Mindfulness. Susana es socia fundadora de la empresa Interalde desde 2003. Anteriormente, trabajó como consultora para firmas nacionales e internacionales como Credit Suisse Group. Por otra parte, desarrolla trabajos de voluntariado en distintas organizaciones sin ánimo de lucro. Asimismo es presidenta de la asociación EmakumeEkin, socia de AED y miembro del club de Ponentes de APD.

 

“Mindfulness” o eso de la plena consciencia

ElefanteSuCorda PEQUEÑO

Mucho se está hablando últimamente acerca de eso del mindfulness. Es un término que no tiene como tal una traducción literaria al castellano pero puede entenderse como la atención y plena consciencia1 a lo que sucede en el presente. Viene a plantear por tanto una centralidad en el momento actual de forma activa y reflexiva, el aquí y el ahora, frente al vivir en la irrealidad, en el ensoñamiento perpetuo.

El mindfulness parece haber brotado alrededor del creciente interés occidental por la tradición oriental y más concretamente por el budismo Zen por lo que las connotaciones psicológicas son evidentes. El mindfulness transciende en un sentido más amplio de vida, una filosofía y una nueva forma de afrontar y comprender situaciones. No puede ser entendido de forma genérica sino que el mindfulness siempre está referido a un momento temporal concreto, el presente.

Una de sus principales  utilidades tal vez sea el contrastar con una psicología que propugna el control, el bienestar, la eliminación del estrés y la ansiedad mediante procedimientos que, a falta de esa experimentación natural, pueden contribuir a perpetuarlos. Al concepto hay que añadir que esa atención, consciencia y reflexión debe ser de carácter no valorativo. Es una experiencia meramente contemplativa, se trata de observar sin valorar, aceptando la experiencia tal y como se da. Es una observación abierta e ingenua y ausente de crítica.

Pero, ¿cómo aplicamos realmente el mindfulness?. En general se ha aplicado un tipo de práctica que permite a las personas profundizar en esas habilidades y capacidades a mejorar. El procedimiento más utilizado incluye la meditación junto con determinados tipos de relajación y ejercicios centrados en sensaciones corporales.

Según Germer (2004), algunos de los elementos clave del mindfulness son:

  1. No conceptual, esto es prestar atención y conciencia sin centrarse en los procesos de pensamiento implicados.
  2. Centrado en el presente: el mindfulness siempre se da en y sobre el momento presente.
  3. No valorativo, no puede experimentarse plenamente algo que se desea que sea otro.
  4. Intencional, siempre hay una intención directa de centrarse en algo, y de volver a ello si por algún motivo se ha alejado.
  5. Observación participativa, no es una observación distanciada o ajena, debe implicar lo más profundamente la mente y el cuerpo.
  6. No verbal, la experiencia mindfulness no tiene un referente verbal sino emocional y sensorial;
  7. Exploratorio, abierto a la experimentación sensorial y perceptiva.
  8. Liberador, cada momento de experiencia vivida plenamente es una experiencia de libertad.

Si nos centramos en la aplicabilidad del concepto mindfulness al mundo de la empresa podemos detectar grandes y contrastadas ventajas. La práctica de estas actividades de reflexión y meditación está cada vez más extendida y ya forma parte de los programas clave de desarrollo organizacional de las multinacionales de mayor éxito. Algunas de las empresas más innovadoras del mundo, entre las que podemos destacar a Google, eBay o Apple, ya están aplicando mindfulness con unos resultados medibles en términos de reducción de estrés, de tensiones en el trabajo, mejora en las habilidades de comunicación, así como en la gestión de conflictos. Todas estas mejoras favorecen sin duda el clima de trabajo en equipo y la creatividad. Los estudios de mindfulness en un contexto empresarial han demostrado que el aumento de la atención plena se asocia con mayor estabilidad personal y una disminución del descontento del trabajador mejorando asimismo la comunicación entre compañeros, directivos y colaboradores.

Las personas que practican el mindfulness por tanto:

  1. Aceptan mejor su situación laboral y disfrutan más de sus tareas.
  2. Tienen más modestia y son más flexibles.
  3. Sus objetivos de trabajo son más realistas.
  4. Están menos preocupados con la adquisición material y la riqueza.
  5. Es más probable que deriven el sentido de su vida a más fuentes que sólo al trabajo.
  6. Están en mejores condiciones de hacer frente a las dificultades y de mantener la calma en situaciones difíciles de trabajo.
  7. Es más probable que experimenten las dificultades del trabajo como retos que como amenazas.
  8. Mantienen relaciones interpersonales más positivas en el trabajo.

No cabe duda de que el mindfulness es muy ventajoso para las empresas ya que puede ayudar a sus trabajadores a gestionar el estrés laboral, a realizar tareas con mayor eficacia, a aumentar el comportamiento ético y a crear una percepción más amplia y precisa.

Esta reflexión nos lleva a analizar el coste que supone para las empresas el estrés en el trabajo. Según recientes estudios realizados por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud de Estados Unidos, las enfermedades relacionadas con el estrés cuestan a las compañías miles de millones de dólares cada año, debido a factores como el absentismo laboral, los retrasos e impuntualidad horaria y la pérdida de profesionales cualificados. Entre el 70% y el 90% de las visitas al hospital de los trabajadores en EEUU tienen una motivación relacionada con el estrés. Existen además otros costes adicionales relacionados con el estrés como la falta de productividad y la pérdida de competitividad de las compañías. Por todo ello cada vez son más las empresas que están aplicando el mindfulness para hacer frente al estrés y a la tensión en el trabajo. Muchas de estas compañías ofrecen gratis a sus empleados este tipo de técnicas meditativas por los beneficios tangibles que pueden aportar a corto y medio plazo. En comparación con el coste que provocan las bajas laborales y demás inconvenientes derivados del estrés, los programas que aplican el mindfulness son relativamente baratos y pueden ayudar a la motivación, fidelización y mejora de la calidad de vida de los empleados.

El mindfulness es por tanto una forma de estar en el mundo sin prejuicios, abierto a la experiencia sensorial, atento a ella y sin valorar o rechazar de forma activa y taxativa dicha experiencia. Seguro que seguiremos escuchando más sobre este rompedor y místico concepto, no me cabe la menor duda.

Be mindfulness my friend.

 

1 Conviene indicar la diferencia entre los conceptos Conciencia y Consciencia:

Conciencia: Conocimiento de lo que nos rodea, en base a los órganos de los sentidos.

Consciencia: Conocimiento de sí mismo. La consciencia define al ser.