EL PODER RELACIONAL COMO OPORTUNIDAD LABORAL

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El título no deja pie a equívocos, el mundo de las relaciones personales supone una verdadera oportunidad laboral. No estamos hablando de enchufismos ni compadreos, sino de generar ecosistemas vivos de contactos e interconexiones que darán soporte a nuestra carrera profesional. Hay que conseguir algo más que el devaluado concepto de networking, aportar más desde las emociones y desde el querer compartir sin recelos predeterminados. Nuestro mercado es el mundo y todas las personas que interactúan en él, por lo que tenemos un buen nicho de mercado. Saquemos una oportunidad de todo esto.

Bien es cierto que cuando hablamos de relaciones estamos hablando de personas, e indudablemente hay gente que tiene más facilidad que otra para conectar desde la empatía. Cuando interactuamos con otra persona es importante entender cada situación, interpretarla y actuar en consecuencia de manera natural. Nunca es recomendable sobreactuar ni forzar situaciones. Más aún cuando procedemos a nivel laboral, donde no estamos representando únicamente a nuestra propia persona, sino que estamos actuando en nombre de la entidad en la que trabajamos.

Muy reseñable en este ámbito es evitar el cortoplacismo. Las relaciones y oportunidades que se generen tanto a nivel personal como profesional no debieran ser fruto de una estrategia premeditada en busca de un beneficio personal inminente. Mentalidad que podría recogerse en parte en la expresión Quid pro quo, que yéndonos a la descripción más purista de esta actitud emocional podemos decir que representa: “la reciprocidad en un trato explícito o implícito, en un intercambio de favores, o en cualquier tipo de relación social o interpersonal, especialmente en las negociaciones en las que debe haber beneficios o cesiones equivalentes por cada parte”. En muchos casos esa recompensa o beneficio no vendrá materializado en un retorno económico, sino que como en este periodo de mi vida he podido comprobar, a veces la enseñanza adquirida en una charla de café con un interlocutor generoso puede ser el mejor de los regalos. Sin olvidar claro está, que tienes en tu Debe retornar eso que recibiste en algún momento indeterminado.

Steve Jobs hablaba en aquel aclamado discurso a los nuevos licenciados de la Universidad de Stanford acerca de unir los puntos, extraigo unas líneas:

“Por supuesto que era imposible haber unido los diferentes puntos mirando hacia el futuro cuando estaba en la universidad. Pero fue muy, muy claro al mirar para atrás diez años más tarde.

Nuevamente, no se pueden unir los distintos puntos mirando para adelante; se pueden unir únicamente mirando hacia atrás. Así que deben confiar que de alguna manera los puntos se unirán en el futuro. Deben confiar en algo sus agallas, el destino, la vida, el karma, lo que sea. Este enfoque no me ha traicionado nunca, e hizo toda la diferencia en mi vida.”

Esto me parece realmente importante ya que lo que tenemos que tratar de crear es nuestra propia línea relativa, que no es más que la suma de microscópicas actuaciones unidas por puntos indivisibles e imperceptibles al ojo temporal. Tenemos que tener la habilidad de ver las situaciones en y con perspectiva. Insisto, el cortoplacismo no es nada aconsejable en el mundo de las relaciones personales ya que todo se ha de construir desde la cordialidad y la confianza en la otra persona y esto no surge por ósmosis.

El pasado mes de enero tuve la suerte de ser nombrado padrino de la última promoción de nuevos licenciados y licenciadas de mi antigua facultad y me puse a pensar en cómo había llegado hasta allí, solamente 7 años después de haber finalizado mi licenciatura. Eché la vista atrás como dijo Steve Jobs y la verdad que todo tenía sentido, cada decisión que había tomado en el pasado, cada persona que había conocido, cada y cada no que había dado, todo el recorrido de esa línea relativa de actuaciones me había llevado a ese auditorio. Esta experiencia fue tan gratificante para mí que me gustaría darle más extensión en algún próximo post.

Hilando con el tema de las relaciones personales, en el discurso de apadrinamiento les dije a los nuevos licenciados que mirasen a ambos lados porque los compañeros y amigos que estaban a su lado sentados en ese momento serían sus contactos laborales en un futuro no muy lejano y no conviene que perdiesen el contacto. Yo no lo he hecho con los míos.

Uno de los argumentos que apoya el poder relacional es que la corriente marketiniana está cambiando. Conceptos como el Business-to-business (B2B) o el Business-to-Consumer (B2C) están dejando paso al Human-to-Human (H2H) en el que el rol de la persona es un actor principal. Muchas empresas y organismos empiezan ya a diferenciar entre personas y recursos humanos.

En este punto si me gustaría hacer mención brevemente a la TEORÍA DE LOS 6 GRADOS: “Se llama “Seis grados de separación” a la hipótesis que intenta probar que cualquiera puede estar conectado a cualquier otra persona del planeta a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediarios (conectando a ambas personas con sólo seis enlaces).”

Adjunto vídeo explicativo de esta teoría: https://www.youtube.com/watch?v=w_hoNvgLCL0

Esta experiencia expresa claramente como con 6 conexiones (necesitas únicamente 5 personas) un limpiabotas está conectado con el presidente de los EEUU. Incluso en recientes estudios se asegura que la distancia entre dos personas de cualquier lugar del mundo se reduce a menos de 4 pasos a través de redes sociales como Facebook. Con esta información es obvio el potencial e interés de fortalecer una red potente de relaciones. Consolidando y manteniendo cada enlace o eslabón podemos enviar nuestro mensaje a cualquier persona del mundo. Recalco lo de mantener porque intercambiar una business card o tener una primera toma de contacto con alguien puede ser relativamente fácil (existen world cafés, linked in, jornadas networking, presentaciones previas de un contacto…) pero que pasen unos años y tener la certeza de saber que esa persona que conociste por casualidad en un evento se merece tu entera confianza, eso es lo realmente complicado. Como suelo decir con bastante asiduidad: Planta que no se riega, muere.

Bajo mi punto de vista conviene actuar de manera cauta cuando empezamos a conocer a una persona. Algunas personas tienden a ser muy agresivas al principio al objeto de demostrar conocimientos y valía, pero yo soy más creyente del sin prisa pero sin pausa. Dejar una primera mala impresión no es nada recomendable y peor aún es tener una relación consolidada y romperla unilateralmente por motivos que hagan perder esa confianza. El ejemplo visual es muy sencillo, si tiras un vaso al suelo y se rompe en mil pedazos con pedir disculpas no va a volver a su estado primigenio. Piénsalo.

La confianza es la pieza clave que envuelve y engrasa el mundo de las relaciones. Sin ningún tipo de duda. Sin confianza es imposible construir un proyecto compartido. A día de hoy los cambios laborales pueden surgir por recomendaciones y por referencias que hayas podido generar en tu carrera profesional, mucho más fiables a priori que los procesos de selección a través de las herramientas y plataformas tradicionales. Incluso está el ejemplo de las recomendaciones a lo anglosajón o a la americana, es decir, recomendaciones en la que la persona que propone a otra para un puesto concreto está poniendo su “cara” en dicha recomendación, y en el caso de que el recomendado acceda al puesto y no cumpla con las expectativas inicialmente planteadas es el recomendador el que asume la culpa del proceso ante la empresa.

Para finalizar yo visualizo el mundo de las relaciones como esa carrera en paralelo que se va gestando y evolucionando a nivel profesional con nuestras elecciones y actitudes. Es un colateral imprescindible de la propia actividad laboral que hay que cuidar y mantener. No niegues un café a nadie y escucha para luego poder crear y vincular oportunidades. Comparte y sé dadivoso. Crea tu marca personal para posicionarte y ser visible en el mercado. Esta diferenciación es la mejor tarjeta de presentación. Invierte en escuchar y relacionarte.

AXA