Como decía aquel bello verso del poeta Antonio Machado y que tan armoniosamente adaptó Joan Manuel Serrat: Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Pues bien, siendo el camino la variable fija qué mejor manera que recorrer ese camino que en compañía, y mejor aún, qué mejor que hacerlo en buena y sabia compañía. En esta última etapa de mi carrera profesional he tenido la suerte de entrevistarme y compartir momentos de tertulia con un buen número de brillantes y relevantes profesionales del mundo empresarial actual. Cuando les pedía asesoramiento y consejo acerca de qué camino es el que debiera tomar en este instante vital y sobre todo cómo hacerlo, en la mayoría de casos surgía la figura del referente empresarial. Muchos de ellos habían tenido en algún momento de su carrera profesional a una persona que les guió, les tuteló, les mentorizó o les asesoró con un especial cariño. El referente es una persona que actúa de guía dentro de la compañía, y con el que se establece un fuerte vínculo de confianza y respeto mutuo. Una vez se aprueba de manera bidireccional ese acuerdo no escrito se te abre una puerta que te permitirá (si lo aprovechas adecuadamente) crecer como profesional y asumir nuevos retos dentro de la compañía gracias a la ayuda y apoyo de tu mentor. El referente va más allá del concepto jefe y esta unión supone sin duda una posibilidad real de desarrollo profesional basado en las relaciones y el buen hacer.
En mi caso todavía no ha aparecido ese gran referente unipersonal del que recibir ese singular tutelaje, aunque sí es cierto que hasta la fecha he tenido la fortuna de que ese referente se ha ido conformando con pedacitos de tiempo y consejos de muchos buenos y generosos profesionales. Un lujo, he de reconocerlo. Como me dijo A.A. en uno de estos encuentros: “Que tengas una carrera exitosa depende de ti, con empeño y esfuerzo seguro lo conseguirás, y no te olvides nunca de rodearte de un buen equipo”. Un certero consejo, ¿verdad?. Generar a tu alrededor un gran equipo, con personas ilusionadas, implicadas y motivadas que ayuden a crecer el proyecto empresarial, y a ti como profesional.
Reseñar que esa responsabilidad de búsqueda del referente también recae en el propio profesional. Para sobrevivir en el entorno empresarial hay que ser ágil, listo y tener la habilidad de entender las situaciones. Trabajar fielmente y de manera responsable ayudará a propiciar ese encuentro, esa conexión.
“Don’t pick a job. Pick a Boss. Your first boss is the biggest factor in your career success. A boss who doesn’t trust you won’t give you opportunities to grow.” ~ William Raduchel
A veces ese referente puede no formar parte de tu compañía pero sí de tu entorno empresarial cercano. Lee sobre él, acércate, que no te dé miedo establecer ese primer contacto… tu objetivo buscado es conseguir ser un cada vez mejor profesional y ten por seguro que va a surgir esa empatía inicial. En muchos casos ese referente va a verse proyectado en ti, como imágenes coincidentes reflejadas en un espejo atemporal, y no va a dudar en ayudarte. ¿Y cómo se consigue ser un cada vez mejor profesional en base al referente? Escuchando, escuchando a los que saben, a los que han vivido circunstancias parecidas a las que has vivido o te tocará vivir. Por eso la escucha humilde es fundamental en este punto ya que hará de tus decisiones cada vez más atrevidas, personales y consolidadas. Si tienes la fortuna de recibir formación y tutelaje por medio de diferentes vías de conocimiento tendrás que hacer el ejercicio de filtrar y analizar esa información con el fin de plantear un discurso propio, rico y complementado con la sensatez de tu experiencia. No conviene cegarse por prédicas cortoplacistas ni por idolatrías esporádicas.
En estas épocas de crisis en la que el trabajo brilla por su ausencia hay que dar un voto de confianza a la solidaridad. Evita a los falsos referentes que desvirtúen tu camino, a veces no será fácil detectarlos, añade a tu camino personas positivas que sumen, siempre sumar, esa es la clave. Porque si algo tiene que coexistir en las relaciones empresariales y personales son las buenas prácticas, ya que nunca sabrás qué caminos mal pisados se volverán a entrecruzar en tu destino. Sé honesto y claro. Siempre.
No hay que olvidar, por último, ese compromiso de tenencia de memoria histórica, ya que en algún momento futuro te tocará devolver ese favor moral en forma de tutelaje a otro joven merecedor de ser portador de un poco de tu esencia empresarial y personal.
Para despedir este post asumo la osadía de adaptar ese gran verso inicial de Antonio Machado: Caminante, no hay camino, se hace camino al escuchar.
Veamos pues que nos deparan las voces del camino…