Mucho se está hablando últimamente acerca de eso del mindfulness. Es un término que no tiene como tal una traducción literaria al castellano pero puede entenderse como la atención y plena consciencia1 a lo que sucede en el presente. Viene a plantear por tanto una centralidad en el momento actual de forma activa y reflexiva, el aquí y el ahora, frente al vivir en la irrealidad, en el ensoñamiento perpetuo.
El mindfulness parece haber brotado alrededor del creciente interés occidental por la tradición oriental y más concretamente por el budismo Zen por lo que las connotaciones psicológicas son evidentes. El mindfulness transciende en un sentido más amplio de vida, una filosofía y una nueva forma de afrontar y comprender situaciones. No puede ser entendido de forma genérica sino que el mindfulness siempre está referido a un momento temporal concreto, el presente.
Una de sus principales utilidades tal vez sea el contrastar con una psicología que propugna el control, el bienestar, la eliminación del estrés y la ansiedad mediante procedimientos que, a falta de esa experimentación natural, pueden contribuir a perpetuarlos. Al concepto hay que añadir que esa atención, consciencia y reflexión debe ser de carácter no valorativo. Es una experiencia meramente contemplativa, se trata de observar sin valorar, aceptando la experiencia tal y como se da. Es una observación abierta e ingenua y ausente de crítica.
Pero, ¿cómo aplicamos realmente el mindfulness?. En general se ha aplicado un tipo de práctica que permite a las personas profundizar en esas habilidades y capacidades a mejorar. El procedimiento más utilizado incluye la meditación junto con determinados tipos de relajación y ejercicios centrados en sensaciones corporales.
Según Germer (2004), algunos de los elementos clave del mindfulness son:
- No conceptual, esto es prestar atención y conciencia sin centrarse en los procesos de pensamiento implicados.
- Centrado en el presente: el mindfulness siempre se da en y sobre el momento presente.
- No valorativo, no puede experimentarse plenamente algo que se desea que sea otro.
- Intencional, siempre hay una intención directa de centrarse en algo, y de volver a ello si por algún motivo se ha alejado.
- Observación participativa, no es una observación distanciada o ajena, debe implicar lo más profundamente la mente y el cuerpo.
- No verbal, la experiencia mindfulness no tiene un referente verbal sino emocional y sensorial;
- Exploratorio, abierto a la experimentación sensorial y perceptiva.
- Liberador, cada momento de experiencia vivida plenamente es una experiencia de libertad.
Si nos centramos en la aplicabilidad del concepto mindfulness al mundo de la empresa podemos detectar grandes y contrastadas ventajas. La práctica de estas actividades de reflexión y meditación está cada vez más extendida y ya forma parte de los programas clave de desarrollo organizacional de las multinacionales de mayor éxito. Algunas de las empresas más innovadoras del mundo, entre las que podemos destacar a Google, eBay o Apple, ya están aplicando mindfulness con unos resultados medibles en términos de reducción de estrés, de tensiones en el trabajo, mejora en las habilidades de comunicación, así como en la gestión de conflictos. Todas estas mejoras favorecen sin duda el clima de trabajo en equipo y la creatividad. Los estudios de mindfulness en un contexto empresarial han demostrado que el aumento de la atención plena se asocia con mayor estabilidad personal y una disminución del descontento del trabajador mejorando asimismo la comunicación entre compañeros, directivos y colaboradores.
Las personas que practican el mindfulness por tanto:
- Aceptan mejor su situación laboral y disfrutan más de sus tareas.
- Tienen más modestia y son más flexibles.
- Sus objetivos de trabajo son más realistas.
- Están menos preocupados con la adquisición material y la riqueza.
- Es más probable que deriven el sentido de su vida a más fuentes que sólo al trabajo.
- Están en mejores condiciones de hacer frente a las dificultades y de mantener la calma en situaciones difíciles de trabajo.
- Es más probable que experimenten las dificultades del trabajo como retos que como amenazas.
- Mantienen relaciones interpersonales más positivas en el trabajo.
No cabe duda de que el mindfulness es muy ventajoso para las empresas ya que puede ayudar a sus trabajadores a gestionar el estrés laboral, a realizar tareas con mayor eficacia, a aumentar el comportamiento ético y a crear una percepción más amplia y precisa.
Esta reflexión nos lleva a analizar el coste que supone para las empresas el estrés en el trabajo. Según recientes estudios realizados por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud de Estados Unidos, las enfermedades relacionadas con el estrés cuestan a las compañías miles de millones de dólares cada año, debido a factores como el absentismo laboral, los retrasos e impuntualidad horaria y la pérdida de profesionales cualificados. Entre el 70% y el 90% de las visitas al hospital de los trabajadores en EEUU tienen una motivación relacionada con el estrés. Existen además otros costes adicionales relacionados con el estrés como la falta de productividad y la pérdida de competitividad de las compañías. Por todo ello cada vez son más las empresas que están aplicando el mindfulness para hacer frente al estrés y a la tensión en el trabajo. Muchas de estas compañías ofrecen gratis a sus empleados este tipo de técnicas meditativas por los beneficios tangibles que pueden aportar a corto y medio plazo. En comparación con el coste que provocan las bajas laborales y demás inconvenientes derivados del estrés, los programas que aplican el mindfulness son relativamente baratos y pueden ayudar a la motivación, fidelización y mejora de la calidad de vida de los empleados.
El mindfulness es por tanto una forma de estar en el mundo sin prejuicios, abierto a la experiencia sensorial, atento a ella y sin valorar o rechazar de forma activa y taxativa dicha experiencia. Seguro que seguiremos escuchando más sobre este rompedor y místico concepto, no me cabe la menor duda.
Be mindfulness my friend.
1 Conviene indicar la diferencia entre los conceptos Conciencia y Consciencia:
Conciencia: Conocimiento de lo que nos rodea, en base a los órganos de los sentidos.
Consciencia: Conocimiento de sí mismo. La consciencia define al ser.
La concentración en el momento actual me parece vital, sin olvidar que aveces hay que mirar hacia atrás para aprender y hacia delante para marcarse objetivos.
Por otra parte otro tema comentado: Depende la situación… la parte crítica y subjetiva hay que dejarla aún lado, pero en otras ocasiones, según mi opinión es importante valorar, y comentar o “discutir”, y no ser meros observadores.