Cierre europeo
- 28/04/2023, 16:58
Aquellos que me conocen saben que si hay algo que me hace feliz en mi trabajo es cuando puedo identificar de un modo muy claro, sin ningún tipo de duda, dónde se encuentra el soporte clave que no puede perderse si quiero seguir confiando en un contexto de mayores alzas en próximos meses.
A escasas horas para el cierre semanal y mensual que tendrá lugar este viernes, la euforia que ha inundado los parqués europeos durante buena parte de abril se ha visto ligeramente atenuada. El EuroStoxx 50 ha dado signos de debilidad en las últimas horas, tras haberse mostrado incapaz de superar las resistencias de envergadura que alcanzó la semana pasada en los 4.400/4.415 puntos.
En las últimas horas, conforme se acerca el cierre semanal y mensual al que se enfrentan hoy las bolsas mundiales, el intento de rebote de los mercados europeos que están protagonizando los alcistas, está sirviendo para maquillar las pérdidas semanales acumuladas hasta ahora por los selectivos más importantes en Europa y para volver a dar lustre a sus ganancias mensuales.
Indra ha registrado un beneficio neto de 44 millones de euros en el primer trimestre, un 11,1% más que en el mismo periodo del año pasado, al tiempo que ha disparado su cartera a un récord de 6.772 millones de euros gracias al empuje de la rama de Transporte y Defensa.
El Ibex 35 revalidó este martes el calificativo de intuitivo que muchos inversores y analistas le otorgan por anticipar los movimientos de los mercados. El selectivo español perdió a cierre de la segunda sesión de la semana su soporte clave, el de los 9,360 puntos, anticipándose así a la perforación de niveles clave que protagonizaron este miércoles índices de mayor calado internacional, como es el caso del EuroStoxx 50, que acabó la jornada por debajo de los 4,360/4,365 enteros.
La última réplica en los parqués a cuenta del estadounidense First Bank ha impactado de lleno en los bancos y, por extensión, en el Ibex 35.
En las últimas sesiones se ha puesto de manifiesto -más aún si cabe- el vértigo que han sentido muchos inversores al encaramarse a las resistencias de envergadura como las que ha alcanzado el EuroStoxx 50 en los 4.400/4.415 puntos, que ya frenaron las subidas en 2021 y 2022.
En las últimas horas, las bolsas de Europa se han topado de bruces con una zona de resistencias de envergadura. Se trata, de hecho, de la cota que frenó las subidas tanto en 2021 como en 2022 en el caso del EuroStoxx 50, los 4.400/4.415 puntos. Es una zona que fue el punto de origen de la fuerte corrección bajista que no encontró suelo hasta los mínimos de octubre, en 3.250 puntos.
A día de hoy son infinitas las facilidades que hay para invertir fuera de nuestras fronteras y los costes no son los que había hace un par de décadas. Que haya vida más allá de los Pirineos no significa que no podamos encontrar oportunidades dentro del Mercado Continuo español. De hecho, hay opciones de inversión que podrían ser atractivas de cara a lo que resta de 2023.
Las bolsas de Europa se han topado, tras el rally acumulado en las últimas semanas, con una zona de resistencias de envergadura que puede marcar el devenir de los mercados en el corto y medio plazo.
Las cotizadas españolas que forman parte del Ibex están un 7% más apalancadas que en julio del pasado año, justo antes de la primera subida de tipos de interés en la eurozona. En concreto, la ratio deuda/ebitda pasa de 1,9 veces a 2,1. Un aumento que llega además en un contexto peligroso por el endurecimiento de las condiciones de financiación para las empresas tras el encarecimiento del precio del dinero. No obstante, el alza del pasivo de las grandes cotizadas españolas conviene ponerlo en su justo contexto. Para empezar, las empresas llevaban años reduciendo su apalancamiento (un 39% menos que en 2014), lo que las situó en una buena posición de partida para asumir el mayor coste que supone ahora salir al mercado a buscar dinero. Pero, además, es necesario destacar que el crecimiento de la deuda no es una estrategia generalizada. Muy al contrario, existe un buen número de firmas que siguen reduciendo su pasivo acometiendo desinversiones no estratégicas. Es el caso de IAG, Naturgy o Repsol. Asimismo, existen otras empresas que aún tienen caja, como Indra e Inditex. A todo lo anterior hay que sumar también que la asunción de un mayor pasivo se ha realizado en el marco de una estrategia de inversión en activos para impulsar el crecimiento del negocio. Por tanto, el incremento de la mochila de la deuda que presenta la media del conjunto de las grandes firmas nacionales en bolsa no debe ser visto como algo negativo. Muy al contrario, se trata de un aumento completamente asumible para unas compañías que se han preparado durante muchos años para el nuevo contexto más exigente provocado por las subidas de tipos de interés del Banco Central Europeo para controlar la inflación.
Cuando a comienzos de enero el EuroStoxx 50 logró batir la zona de resistencia de los 4.000/4.050 puntos ya les advertí de que el formidable rebote que desarrollaban las bolsas europeas desde los mínimos de octubre aún podía tener un recorrido adicional o desmadre del 10%, hasta el entorno de los 4.400/4.415 puntos.
El acercamiento a sus resistencias que han protagonizado las bolsas más relevantes de Europa en las últimas sesiones ha provocado, como es lógico, cierto vértigo en la presión compradora. Las sesiones de corte mixto se han sucedido en los índices continentales en la parte final de la semana, pero de momento, no se han encontrado en el mercado señales técnicas que hagan pensar que los toros se están acobardando ni dejando amilanar. Así lo entiende Joan Cabrero, analista técnico y estratega de Ecotrader, quien aún confía en "un desmadre en Europa".
Ha llegado la hora de vender? Ahora que el IBEX 35 protagoniza retrocesos similares a los del mercado bajista de 2021-2022 y las bolsas de la zona euro no andan lejos, podría parecer el momento ideal de abandonar el barco antes de que cunda el pánico cuando haya más caídas.
Ferrovial no es una de las empresas históricas del Ibex 35, pero casi. Aunque no es una de las cotizadas con las que arrancó el índice de la bolsa española a principios de la década de los 90, la compañía presidida por Rafael del Pino se incorporó al indicador en julio de 1999 y permanece en él desde entonces.
El acercamiento a resistencias que han protagonizado las bolsas más relevantes de Europa en las últimas sesiones ha provocado, como es lógico, cierto vértigo en la presión compradora.
En un contexto de pocos cambios como el que protagonizan en lsa últimas jornadas los índices bursátiles europeos (el EuroStoxx 50 registró ayer un retroceso de apenas una décima en la sesión), el Ibex 35 está logrando recuperar el terreno perdido respecto a sus pares continentales.
El choque entre Ferrovial, por un lado, y Gobierno, regulador bursátil (CNMV) y gestor de la bolsa española (BME), por otro, se enquista a la hora de despejar por completo uno de los grandes interrogantes de las últimas semanas. ¿Realmente es posible que una empresa de la bolsa española pueda cotizar a la vez en Wall Street o existe esa necesidad de mudarse a otros parqués como el de Ámsterdam para hacerlo? Es una de las cuestiones que hasta hace pocas semanas nadie había puesto encima de la mesa -ninguna empresa se había interesado, ni supervisor ni gestor de la bolsa se habían adelantado a esta posibilidad- y que suscita grandes dudas sobre el cambio de sede de la matriz a Países Bajos que el grupo llevará a la junta de accionistas de este mismo jueves.
Después de un año 2022 que estuvo claramente marcado por unos problemas de gobernanza que todavía no han terminado de resolverse (en marzo se anunció la salida de su consejero delegado, Ignacio Mataix, cuando se encuentre al sucesor), este año parece que Indra está recuperando la confianza del mercado, tanto de los inversores como de los analistas.
El tono positivo que se ha visto en el EuroStoxx 50 en las últimas semanas ha empujado a inversores y analistas a pensar en un ataque del índice a los máximos previos a la crisis de Lehman Brothers, en los 4.572 puntos.
Tras haber acumulado una revalorización cercan al 9% en poco más de un mes (desde los mínimos de marzo), el EuroStox 50 ha empezado a esbozar algunas evidencias de vértigo.