La recuperación económica a nivel mundial ya ha comenzado su marcha y todas las expectativas apuntan a que se volverá a alcanzar los niveles prepandemia entre 2022 y 2023 según las circunstancias de cada país. Sin embargo, en contra de lo que se podía esperar por la pandemia y según la teoría económica, dada la caída de hasta dos dígitos en algunas economías, el cierre de miles de empresas y el aumento descontrolado del paro, el mercado inmobiliario a nivel mundial no ha frenado una escalada de precios que está tomando una velocidad que preocupa a muchos porque recuerdan la burbuja inmobiliaria de la anterior crisis que trajo como consecuencia una intensa crisis financiera a nivel global y una larga crisis económica de la que hace apenas unos años nos recuperamos. Una crisis financiera mundial donde las hipotecas subprime y los activos tóxicos dejaron un reguero de quiebras empresariales, familiares y estatales, aparte de secuelas que aún permanecen en la actualidad. En el caso de España, aparte del rescate al sistema financiero, no debemos olvidar la cartera de activos que gestiona SAREB, de los que hasta finales de 2020 sólo había reducido en algo más del 37% y acumulaba unas minusvalías de 9.100 millones, lo que significa que 8 años después de su constitución aún tiene un difícil y tortuoso camino por recorrer.

Analista económico y profesor EAE Business School