
El Gobierno impulsará el uso del parque de viviendas en propiedad de la Sareb para alquiler social, a precios entre 150 y 350 euros. La medida no podría llegar en peor momento para el llamado banco malo, cuando su deterioro alcanzó niveles récord.
Las pérdidas son constantes desde su origen (sólo en 2020 subieron un 13%), hasta el punto de que sus accionistas (los principales bancos) ya no harán más aportaciones y Sareb operará pronto con fondos propios negativos. La obligación de alquilar viviendas a precios inferiores al mercado empeorará aún más esa situación lo que no saldrá gratis porque los nuevos criterios de Eurostat obligan a cargar sus desequilibrios en el déficit y la deuda del Estado. Sareb sufrirá así un nuevo revés y, con ella, las cuentas públicas.