Dentro del tsunami de previsiones económicas para 2020 y 2021, hoy ha sido el turno de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Aunque las proyecciones son algo más optimistas que las anteriores (la economía se contraerá un 11,6%, la mayor contracción de la OCDE), el 'club de los países ricos' ve algunos riesgos importantes a corto plazo. Si la crisis económica derivada del covid se prolonga (la vacuna tiene la capacidad de proteger la salud de un día para otro, pero la economía es otra historia), hasta las empresas solventes podrían estar en riesgo de quiebra. Por ello, desde el organismo piden mantener una red de protección suficiente y eficiente que permita distinguir aquellas empresas que tengan un problema de liquidez (pero sean solventes o, al menos, viables), de las que sean insolventes, para sostener a las primeras y evitar daños mayores.
Respecto a las previsiones, primero la parte positiva: la caída del PIB de España se reduce al 11,6% en 2020, en la parte optimista de la horquilla (11,1-14,4%) que manejaba el organismo allá por el verano. La segunda oleada de covid ha llegado, pero la mayor flexibilidad en las restricciones ha impedido que la contracción económica sea mayor. Por el lado negativo destacan algunas de las advertencias del organismo y el crecimiento para 2021, que será del 5%, en la parte baje de la horquilla.
Este dato de crecimiento para el próximo año se queda en la mitad de lo que espera el Gobierno de España, que en su último 'cuadro macro' preveía un alza del PIB del 9,8% en 2021. El Gobierno se ha quedado solo en esta proyección que peca de muy optimista.
Pese a esta mejora, España sufrirá la mayor recesión de la OCDE (países desarrollados) en 2020. Otros países importantes por cercanía y lazos comerciales son Francia, donde la recesión será del 9,1%, Italia del 9,1%, Portugal del 8,4% y Alemania del 5,5%.

Se prevé que el fuerte repunte del PIB en el tercer trimestre de 2020 venga seguido de una contracción en el cuarto trimestre. Se supone que el impacto adverso de las nuevas medidas de contención sobre la actividad, especialmente en el sector de la hostelería, se moderará lentamente. En consecuencia, la recuperación será gradual y el nivel del PIB se mantendrá bien por debajo de los niveles anteriores a la crisis en 2022.
Además, el aumento del consumo privado se verá limitado por la recuperación incompleta del mercado laboral y los elevados niveles de ahorro de las familias por motivos de precaución (incertidumbre sobre el futuro). "Aunque la inversión empresarial se recuperará, respaldada por los bajos tipos de interés y la disminución de la incertidumbre, una economía a medio gas (una baja tasa de utilización) combinada con una posición financiera debilitada de las empresas limitará el alcance de la recuperación", sostienen los economistas de la OCDE.
"Como consecuencia, el aumento de la actividad económica solo revertirá parcialmente el aumento de la tasa de paro. Los riesgos a la baja incluyen efectos más persistentes sobre la solvencia de los hogares y las empresas, lo que restringe la recuperación de la demanda interna más de lo previsto. Por el lado positivo, una recuperación más rápida de lo esperado en el turismo y de los socios comerciales, junto a un uso rápido de los fondos de recuperación europeos que impulsen la inversión pública podrían conducir a una recuperación más fuerte", señala el informe.
Aunque vuelve el crecimiento económico en 2021 a España, la recuperación completa tardará varios años más en llegar. Además, las diferencias entre sectores pueden ser importantes, dando lugar a una recuperación muy desigual, que deje atrás a los sectores y trabajadores más vulnerables al distanciamiento social y a los cambios en los patrones de consumo.
"Una prolongación de la crisis puede llevar a la insolvencia a empresas viables. Deben abordarse las lagunas que quedan en los regímenes de insolvencia para acelerar los procesos de reestructuración extrajudiciales", sostiene el documento. España se encuentra a la cabeza de los países que tienen una mayor porcentaje de firmas en riesgo de insolvencia. El tejido productivo nacional está plagado de pequeñas empresas (pymes) con por margen para capear un temporal como el del covid. Aunque el crecimiento económico vuelva en 2021, las deuda hay que repagarlas y sin un aumento fuerte de los ingresos por ventas los problemas aparecerán.
El riesgo de insolvencia en España
El Banco Central Europeo, en su último boletín, medía la magnitud del impacto que estaban sufriendo las empresas en la zona euro. El análisis simulaba la dinámica de la liquidez de las empresas a lo largo del tiempo. El repentino colapso de los ingresos de las firmas como resultado de las medidas de confinamiento, junto con su limitada capacidad para ajustar los costes, ha conmocionado las reservas de liquidez que las empresas han acumulado en los últimos años.
El análisis del banco central "muestra que España es el país más afectado, con alrededor del 25% de la demografía empresarial en riesgo de sufrir problemas de liquidez". Según el informe, las empresas españolas son las más vulnerables a la pandemia dentro de la eurozona, lo que supone que afrontan un mayor riesgo de quiebra por problemas de solvencia y liquidez. Este escenario generaría otros riesgos, como un aumento de la morosidad (dañando a la banca) y el desempleo (dañando a las familias).
Desde la firma Crédito y Caución también creen que las empresas españolas son las que corren mayor riesgo por su composición sectorial (hostelería, turismo y comercio). Estos expertos vaticinan un fuerte aumento de los concursos de acreedores se producirá en 2021, puesto que el Gobierno ha aprobado un decreto ley por el cual congela los concursos de acreedores hasta el 31 de diciembre de este año. Desde Crédito y Caución colocan a España a la cabeza del crecimiento de las insolvencias acumuladas en 2020 y 2021, con un aumento del 87%.
Otras medidas
La OCDE También también ve necesario reducir las barreras, que ya vienen de lejos, al crecimiento de la productividad. La aplicación efectiva de reformas estructurales previas que aborden la fragmentación del mercado interior en el mercado de bienes es fundamental. Debería incrementarse la coordinación y evaluación de las políticas de innovación regionales y nacionales para mejorar la calidad de la innovación. Esto también puede contribuir a mejorar la estructura de la actividad económica al facilitar la adopción de tecnologías digitales y eliminar las barreras al crecimiento de las empresas. La inversión en energías renovables, eficiencia energética y transporte sostenible durante la recuperación, en línea con el Plan Nacional de Energía y Clima y los objetivos del plan nacional de recuperación, ayudaría a la transición verde, así como a la creación de empleo.
"A corto plazo, debería continuar el apoyo a las personas directamente afectadas por las nuevas medidas de contención. Al mismo tiempo, debe promoverse la formación de quienes están en procesos de Erte para mejorar sus perspectivas de encontrar un nuevo empleo en sectores y empresas en expansión. Los servicios públicos de empleo deberían fortalecer el apoyo individualizado, mediante la ayuda de herramientas de elaboración de perfiles, para facilitar la mejora de las competencias de los trabajadores y mejorar la adecuación al mercado laboral", destaca el informe.
Hay luz al final del túnel
No obstante, la OCDE destaca que la vacuna está generando esperanza en la economía global. Ahora hay que transformar esa esperanza en una realidad, que es la parte más complicada.
"Por primera vez desde que comenzó la pandemia, hay esperanza en un futuro mejor. Los avances en las vacunas y los tratamientos han mejorado las expectativas y la incertidumbre ha disminuido. Gracias a una acción sin precedentes de los gobiernos y los bancos centrales, la actividad global se ha recuperado rápidamente en muchos sectores, aunque algunas actividades de servicios siguen estando afectadas por el distanciamiento físico", destaca el documento.
El colapso del empleo se ha revertido parcialmente, pero un gran número de personas siguen subempleadas. La mayoría de las empresas han sobrevivido, aunque en muchos casos se han debilitado financieramente.
Pero la recuperación será lenta
La OCDE ha situado la caída del PIB mundial para 2020 en el 4,2%, lo que supone una mejora de tres décimas con respecto al descenso del 4,5% que había pronosticado en septiembre, según se desprende del informe bienal, publicado este martes.
La parte negativa es que la OCDE ha decidido revisar a la baja el crecimiento para 2021 al 4,2%, ocho décimas menos que en sus previsiones de septiembre. Para 2022, el organismo con sede en París ha atribuido al PIB mundial un alza del 3,7%.