Analista económico y profesor EAE Business School

Todas las instituciones reconocen que nuestra economía se encuentra en un proceso de desaceleración que, sin llegar a una recesión técnica, hará que la actividad económica del año 2023 se debilite sustancialmente y que el PIB crezca alrededor del 1%. Además, la crisis energética seguirá estando presente y la inflación, en especial la subyacente, va a mantenerse en niveles elevados durante bastante tiempo, lo que junto a la contracción monetaria lastrará aún más la recuperación futura.

Nuestro sistema de pensiones está formado por unos parámetros que actúan como el mecanismo de un reloj antiguo al que los políticos dan cuerda para evitar que se pare. Pero con cada giro, la cuerda se va endureciendo hasta llegar al tope donde al dar la siguiente vuelta se pasarán de rosca, rompiendo el mecanismo. Nadie quiere pasarse de vuelta por el castigo electoral que conlleva y todos participan en el juego de la cerilla con cada ciclo de gobierno, donde se la pasan al siguiente, mientras se va consumiendo el fosforo y la cuantía de la pensión de los nuevos jubilados.

Winston Churchill decía que las estadísticas son como un traje de baño pues muestran datos interesantes, pero esconden lo más relevante. Otros expertos indican que son como las farolas y los borrachos, que pueden servir para iluminar o para apoyarse. En esta línea, los recientes datos sobre el empleo, muestran más sombras que luces, a pesar de que se intentan vender como todo un ejercicio de éxito de gestión, comparado con Europa. Y es que cuando jugamos con porcentajes, es fácil que los prestidigitadores del Gobierno, nos hagan trucos de magia donde desaparece el desempleo, aunque realmente está oculto en la chistera.

Vivimos en tiempos cada vez más convulsos y complejos que cambian con relativa facilidad debido a circunstancias difíciles de predecir por la ausencia de una relación unívoca causa-efecto. En este contexto, las empresas deben reajustar sus modelos de negocio y revisar sus planes estratégicos con mayor frecuencia que en tiempos pasados lo que puede generar situaciones de ansiedad en las organizaciones por la incertidumbre y el miedo sobre lo que ocurrirá en el futuro próximo.

La voracidad del Estado para recaudar impuestos no parece tener límite y siempre habrá nuevas figuras impositivas con las que vaciar, si aún cabe más, el bolsillo de los contribuyentes. Podemos encontrar cualquier justificación, por extraña que sea, para llenar las arcas públicas, sin embargo, lo que no tiene sentido es justificar y mantener impuestos anacrónicos más propios de otros tiempos y que, sin lugar a dudas, terminan siendo un ejercicio confiscatorio, por la doble imposición que representan.

El BCE acaba de aumentar en 75 puntos básicos los tipos de interés de la eurozona que ya se sitúa en el 1,25%. Considerando que estaba en el 0% a principios de julio, se podría considerar que este aumento en tan corto periodo de tiempo va a ser más que suficiente para frenar la inflación. Sin embargo, mucho me temo que ante una inflación en la zona euro del 9,1% se pueda atajar contundentemente la variación de los precios pues el tipo de interés, en términos reales, sigue estando en el -8%, lo cual sigue siendo un grave problema para cualquier economía.

Opinión

Ya conocemos el dato adelantado de la inflación del mes de julio que se sitúa en el 10,8% en términos interanuales con tendencia creciente a la vista del incremento de la inflación subyacente que elimina el efecto de los precios de la energía y alimentos frescos con mayor volatilidad.

Nuestro sistema de pensiones está obsoleto y quebrado a pesar de que quienes nos gobiernan lo niegan una y otra vez, pero lo cierto es que el gasto en esta partida es el mayor de todos en los PGE y genera un déficit estructural creciente e imparable, aunque se traspasen los llamados “gastos impropios” a otro sitio.

Dentro de la literatura popular encontramos la figura del sacamuelas que algunos apuntan como el pionero en la comunicación publicitaria y propagandística. Se trataba de un embaucador charlatán con grandes dotes de oratoria y persuasión que aparecía en las plazas de los pueblos vendiendo remedios ineficaces, prometiendo acabar con las dolencias bucales de los lugareños, aunque finalmente se traducía en un espectáculo público de dolor donde los protagonistas eran el sufridor y el curandero que, en apariencia, le aliviaba.

Si vamos a hacernos un análisis de sangre y todos los marcadores nos salen en negrita, la preocupación por nuestro estado de salud sería máxima. La situación económica y geopolítica de España empeora por momentos, aún más si cabe, a la vista de que todos los indicadores macroeconómicos apuntan a que las constantes vitales de nuestro país marcan un grave deterioro diario, a pesar de que vemos cómo los ciudadanos siguen viviendo en una especie de metaverso que nos oculta la realidad que amenaza nuestros ahorros y nuestra calidad de vida como ya ocurrió con rescates del pasado.