Opinión

El Mobile World Congress, fuera de cobertura

La celebración del Mobiel peligra por la fuga de empresas a causa del coronavirus

El miedo en las personas es una de las emociones más difíciles de gestionar que tiene como origen la percepción, real o imaginaria, en el momento presente o futuro, de una situación de peligro o riesgo. El miedo condiciona nuestros comportamientos y actitudes y la incertidumbre que generan algunos sucesos se convierte en el eje central en la toma de decisiones a nivel económico y social.

La celebración del Mobile World Congress (MWC) está sobre la cuerda floja tras el incesante goteo de bajas que estamos viendo cada día. Por ahora suman un puñado de compañías que cuantitativamente representa una parte ridícula entre los 2.800 expositores pero cualitativamente, por la relevancia de algunas de ellas como SONY, LG y Ericsson, hace que su efecto sea multiplicador y puedan convertirse en la locomotora que arrastre de otras compañías, con una suerte de efecto dominó. Esto tendría unas consecuencias importantes no sólo para la organización sino para los visitantes y las empresas de la ciudad de Barcelona, pues el evento acoge a 110.000 visitantes de 200 países que utilizan los servicios de hoteles, bares, restaurantes, tiendas, taxis y zonas de ocio, que ya están comenzando a registrar cancelaciones.

Las medidas de la organización para evitar el contagio son claramente insuficientes

Si a todo lo anterior añadimos que las medidas que el MWC ha propuesto para evitar el contagio, en un intento por evitar la cancelación, se antojan claramente insuficientes y poco eficaces, lo más previsible es que comience la oleada de cancelaciones. Esto parece presagiar el hecho de que la propia organización haya comunicado una reunión extraordinaria para analizar ese posible escenario. Por mi experiencia, si algo tan indeseado como la cancelación del evento, que hasta ayer se negaba, hoy se visualiza como una posibilidad, todo indica que esto es la crónica de una muerte anunciada. Los trabajos de preparación siguen su ritmo, pero esto me trae a la memora la orquesta del Titanic tocando música mientras el barco se hundía.

Estamos en la década de las empresas con propósito, centradas en demostrar su alineamiento y compromiso con la sociedad, con los principios y valores de los consumidores y con los 17 objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030 promovidos por la ONU, entre los que se encuentra garantizar una vida saludable y promover el bienestar universal. Se trata de una nueva forma de gestión de las empresas que, más allá de la maximización del beneficio, pretende consolidar un posicionamiento alineando sus intereses con los de sus consumidores potenciales. Decía Gabriel García Márquez que "lo único peor que una mala salud es una mala fama" y precisamente ambas cosas sobrevuelan la celebración del MWC: un elevado riesgo de contagio entre los asistentes con su efecto sobre salud financiera de las empresas en la medida que puede afectar a su reputación.

Lo más negativo para las empresas es que el virus puede golpear su reputación

Si alguna compañía clave más como Samsung, Huawei o las principales operadoras europeas (Telefónica, Vodafone, Orange, BT), anuncia su retirada habrá una previsible espantada. Y es que las empresas no quieren arriesgar su reputación ante un posible contagio de empleados y visitantes que termine pasándoles factura. Y por supuesto, no serán pocos los empleados reacios a participar en el MWC. Un riesgo que de hacerse realidad supondrá tirar por la borda las inversiones realizadas en reputación y mucho tiempo de convalecencia hasta que puedan volver a recuperar su velocidad de crucero. Y como es mayor el riesgo que corren que el beneficio que obtienen por su presencia, el escenario más probable es el del abandono.

Además, todo esto está ocurriendo en tiempos de cambio para las estrategias empresariales, con ingentes inversiones para transformar los modelos de negocio en términos de compromiso con la sostenibilidad y comunicarlo a la sociedad. Se necesitan años para construir una reputación, pero pocos días para destrozarla y eso es lo que preocupa a las empresas participantes en el MWC.

En el año chino de la rata en el que la tecnología 5G iba a vestirse de largo en el congreso más importante del mundo, el contagio del coronavirus está mostrando su peor cara torpedeando directamente a la línea de flotación de la reputación de las empresas. Y es que la marca es el perfume que usan y la reputación el olor que dejan.

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