Redactor de economía y mercados. Doctor en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Un día se preguntó cómo cotizaba un bono y ya no hubo vuelta atrás.

Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), ha advertido tras la histórica subida de tipos de interés que después de un verano en el que la actividad se ha mantenido resistente gracias a un turismo "boyante", sobre todo en los países en los que este sector tiene más peso, la actividad se va a desacelerar de forma notable.

Economía

Se esperaba que el Banco Central Europeo pintase un cuadro tenebroso en sus proyecciones macro de septiembre para la eurozona y así ha sido, aunque los analistas han calificado de "demasiado optimistas" las mismas. Pese a que ni el banco ni su presidenta, Christine Lagarde, se han atrevido a pronunciar la palabra "estanflación", el escenario queda bastante dibujado y el organismo ha llegado a emplear el término "estancamiento". Desde sus últimas previsiones, dadas a conocer en junio, el BCE ha recortado en su caso base del 2,1% al 0,9% la estimación de crecimiento para 2023. Asimismo, ha disparado del 3,5% al 5,5% las de inflación para el año próximo. En este mismo capítulo, el banco central eleva las perspectivas de inflación para 2024 del 2,1% al 2,3%. En lo tocante a este 2022, la revisión contempla una subida de los precios del 8,1% frente al 6,8% calculado previamente.

El Banco Central Europeo (BCE) ha subido los tres tipos de interés clave en 75 puntos básicos (pb), el movimiento al alza más contundente de su toda su historia. De esta forma, los 'halcones' (defienden una política monetaria más agresiva) parecen haber ganado una nueva batalla a las 'palomas' que abogaban por una subida de 50 pb. El objetivo de esta subida es poner coto a una inflación descontrolada, enfriando la economía con unas condiciones financieras más duras. Las subidas de tipos de interés oficiales se trasladan al resto de tipos del mercado como el euríbor (hipotecas más caras), créditos al consumo, empresas, etc. Esto, en principio, debería poner freno a la inflación que se genera desde el lado de la demanda.

Nada más abrir la puerta del número 10 de Downing Street, la conservadora británica Liz Truss, a la que no pocos consideran la nueva Margaret Thatcher, se ha topado con la economía más doliente del G-10. Sabedora de ello, la sucesora de Boris Johnson llevaba bajo el brazo un gigantesco plan de apoyo a la economía que se sustenta en un pilar básico: masivas bajadas de impuestos. Aunque la nueva primera ministra del país ganó las primarias de su partido bajo esta promesa, los analistas ya empiezan a advertir de sus riesgos. El informe más sonado ha sido uno de Deutsche Bank que contempla un deterioro del déficit exterior británico de tal calibre, que para compensarlo la libra tendría que caer un 30% desde los niveles actuales, los más bajos desde 1985.

Al yen le está pesando el vuelo casi en solitario de un (Banco de Japón) BoJ acomodaticio cuando el grueso de los bancos centrales del mundo ya se han subido al carro del endurecimiento ante una inflación de tiempos pretéritos. En especial, le duele la notoria divergencia con la Reserva Federal de EEUU, que lleva subiendo tipos desde primavera y que telegrafía más subidas, hablando sus funcionarios de unos tipos en el 4% durante un tiempo prolongado. Todo lo contrario a un banco central japonés que mantiene un tipo de interés negativo del 0,1% desde 2016 y que sigue comprando deuda pública sin límites para mantener en torno a cero el rendimiento del bono a 10 años. El reflejo es un yen en los 140 dólares, niveles no vistos desde 1998.

ECONOMÍA

Los tambores de recesión suenan con fuerza en la eurozona y el ruido ensordecedor llega a España. No solo Alemania, la mayor potencia de la región, se encamina a un duro invierno. La actividad económica española, aunque no se contrajo (como sí sucedió en el conjunto de la zona euro), se ha estancado en agosto, y la incertidumbre de cara a los próximos meses es más que elevada. La confianza de los inversores en la zona del euro se desploma a niveles no vistos desde la irrupción del covid. Un escenario que añade aún más presión sobre el Banco Central Europeo (BCE), que esta misma semana tendrá que tomar una nueva decisión sobre los tipos de interés para hacer frente a la desbocada subida de los precios.

Economía

El esperadísimo informe de empleo de agosto de EEUU conocido este viernes ha arrojado cifras para todos los gustos. Por una parte, la lectura de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) del Departamento de Trabajo muestra que la potente máquina laboral del país sigue engrasada pese a la desaceleración y los miedos de recesión al crearse el mes pasado 315.000 empleos (nóminas no agrícolas). Por otra, muestra una tasa de paro que escala al 3,7% desde un 3,5% que igualaba el mínimo prepandémico.

bolsa, mercados y cotizaciones

El calor sin precedentes que ha vivido el Reino Unido este verano -temperaturas por encima de los 40ºC- también ha derretido a la libra esterlina. La divisa cierra agosto dejándose un 4,47% frente al dólar, en su peor mes desde octubre de 2016, cuando la resaca del referéndum por el Brexit de junio era fuerte. La moneda ha fluctuado este jueves por debajo de los 1,16 dólares, una marca que, según los analistas, seguirá bajando, devolviendo la vista a niveles de 1985.

CLAVES DE LA SESIÓN

Las bolsas de Europa se despiden este miércoles del octavo mes de 2022 y el balance no es precisamente positivo. El temor a una pronta recesión económica con unos bancos centrales invocando mayores subidas de tipos se ha recrudecido en las últimas semanas y ha golpeado de nuevo a la renta variable, aunque no con la misma fuerza que en junio. El retroceso mensual en los parqués europeos ha superado el 5%. En el caso del Ibex 35 español, el descenso rebasa el 3%, borrando de golpe el rebote del mes pasado. De hecho, el indicador patrio ha encadenado 11 sesiones en negativo, algo que no ha sucedido antes desde su nacimiento a principios de 1992. El selectivo español termina agosto bajo los 7.900 puntos.

El mercado de la vivienda en EEUU sigue mostrando evidentes signos de enfriamiento, que pueden desembocar en un retroceso o corrección. La subida de los tipos de interés hipotecarios, que se mueven al son de las alzas del precio del dinero de la Reserva Federal, están enfriando un mercado que estaba muy caliente. El gran riesgo para el inmobiliario es que, al igual que está ocurriendo en otros mercados, se produzca una reversión total de la tendencia que había predominado hasta la fecha. Es decir, que la oferta supere con creces a la demanda y ello provoque una corrección de precios. Ya hay algunos indicios de esta tendencia, según los expertos.