Se esperaba que el Banco Central Europeo pintase un cuadro tenebroso en sus proyecciones macro de septiembre para la eurozona y así ha sido, aunque los analistas han calificado de "demasiado optimistas" las mismas. Pese a que ni el banco ni su presidenta, Christine Lagarde, se han atrevido a pronunciar la palabra "estanflación", el escenario queda bastante dibujado y el organismo ha llegado a emplear el término "estancamiento". Desde sus últimas previsiones, dadas a conocer en junio, el BCE ha recortado en su caso base del 2,1% al 0,9% la estimación de crecimiento para 2023. Asimismo, ha disparado del 3,5% al 5,5% las de inflación para el año próximo. En este mismo capítulo, el banco central eleva las perspectivas de inflación para 2024 del 2,1% al 2,3%. En lo tocante a este 2022, la revisión contempla una subida de los precios del 8,1% frente al 6,8% calculado previamente.
El supervisor bancario, que este mismo jueves ha decretado una histórica subida de tipos de 75 puntos básicos, también ha limado sus perspectivas de crecimiento para 2024 de un 2,1% a un 1,9%. La única nota positiva de las proyecciones ha sido la de crecimiento para la región este 2022, que sube de un 2,8% a un 3,1% después de que se revisara recientemente al alza el PIB de la eurozona relativo al segundo trimestre.
En el desglose posterior de las proyecciones, publicado tras la comparecencia de Lagarde, se detalla que el crecimiento esperado para el tercer trimestre es del 0,1% -tres décimas menos que en la previsión anterior-. Asimismo, se espera que el PIB de la eurozona se contraiga un 0,1% en el último trimestre, "permaneciendo plano en el primer trimestre de 2023". Según esta estimación, la región evitaría por un par de décimas la recesión técnica, si bien el BCE se ha cuidado de no aclarar si se mantendría la contracción en el primer trimestre del año próximo.
Si estas cifras correspondían al escenario base, en su escenario más pesimista, con un barril de petróleo que escalaría hasta casi los 140 dólares en 2023, el BCE estima una caída del -0,9% en el PIB ese mismo año con una inflación del 6,9%. En este escenario más pesimista, el crecimiento para 2024 se mantendría en el 1,9%, pero la inflación ya se situaría en un 2,7%, notablemente más alejada del objetivo del 2%.
"Tras un repunte en el primer semestre de 2022, los datos recientes apuntan a una desaceleración sustancial del crecimiento económico de la zona del euro, y se espera que la economía se estanque a finales de año y en el primer trimestre de 2023", reza el comunicado inicial del BCE.
"El aumento de los precios de la energía y los alimentos, las presiones de la demanda en algunos sectores debido a la reapertura de la economía y los cuellos de botella de la oferta siguen impulsando la inflación. Las presiones sobre los precios han seguido reforzándose y ampliándose en toda la economía y la inflación puede seguir aumentando a corto plazo", añade el texto.
Los miembros del Consejo de Gobierno admiten en la nota que "la inflación sigue siendo demasiado elevada y es probable que se mantenga por encima del objetivo durante un período prolongado", poniendo como ejemplo el histórico IPC del 9,1% interanual de la eurozona registrado en agosto.
En su discurso posterior al comunicado, Lagarde ha admitido un aguante relativo de la economía en el tercer trimestre por el regreso del turismo en algunos países, añadiendo que la desaceleración se intensificará después del verano. "Aunque el dinamismo del turismo ha apoyado el crecimiento económico durante el tercer trimestre, esperamos que la economía se ralentice sustancialmente en lo que queda de año", ha alertado.
Lagarde: "Esperamos que la economía se ralentice sustancialmente en lo que queda de año"
Lagarde ha esbozado cuatro razones para esta desaceleración: "En primer lugar, la elevada inflación está frenando el gasto y la producción en toda la economía, y estos vientos en contra se ven reforzados por las interrupciones del suministro de gas. En segundo lugar, el fuerte repunte de la demanda de servicios que se produjo con la reapertura de la economía perderá fuerza en los próximos meses".
"En tercer lugar, el debilitamiento de la demanda mundial, también en el contexto de una política monetaria más estricta en muchas de las principales economías, y el empeoramiento de la relación de intercambio supondrán un menor apoyo para la economía de la zona del euro. En cuarto lugar, la incertidumbre sigue siendo elevada y la confianza está cayendo en picado", ha continuado la presidenta del BCE.
"Seguimos pensando que el BCE es demasiado optimista sobre las perspectivas económicas. El escenario de referencia del BCE es de un crecimiento del PIB del 0,9% en 2023, lo que es mucho más optimista que nuestras propias previsiones. Sólo en su escenario de riesgo a la baja vemos que el crecimiento del PIB será del -0,9%, pero este escenario supone el fin total del racionamiento de petróleo y gas por parte de Rusia en la eurozona. Curiosamente, en su escenario de referencia, el BCE espera que la inflación siga bajando hasta el 2,3% en 2024 y que, de hecho, llegue al 2,2% a partir del segundo trimestre de 2024. Es cierto que los miembros del BCE no creen actualmente en la fiabilidad de estas proyecciones a largo plazo. Sin embargo, el tono tan agresivo de hoy no se corresponde con estas proyecciones de inflación", valora Carsten Brzeski, estratega de ING.
"Las previsiones de crecimiento a corto plazo del BCE parecen demasiado optimistas. En su escenario de referencia, se limita a prever un estancamiento de la economía a finales de año, en lugar de una auténtica recesión. Es probable que esto resulte demasiado optimista, teniendo en cuenta la fuerte escalada de la crisis energética europea tras la reciente interrupción del suministro de gas desde Rusia", coincide Silvia Dall'Angelo, economista senior de Federated Hermes.
Pietro Baffico: "Se prevé que el crecimiento se estanque en invierno, aunque creemos que es más probable que entre en recesión, algo que el BCE sólo ve como un escenario a la baja"
"Las nuevas proyecciones macroeconómicas del BCE, que reconocen una perspectiva de menor crecimiento y mayor inflación, también respaldan esta visión restrictiva (hawkish). Se prevé que el crecimiento se estanque en invierno, aunque creemos que es más probable que entre en recesión, algo que el BCE sólo ve como un escenario a la baja. Lo más importante es que las proyecciones del BCE prevén que la inflación se mantenga por encima del objetivo del 2% durante todo el horizonte, moderándose hasta el 2,3% en 2024, lo que hace más probable que el BCE suba los tipos por encima del tipo neutral", apunta Pietro Baffico, economista europeo de abrdn.
"El BCE espera ahora una importante desaceleración del crecimiento hasta el 0,9% en 2023, lo que parece demasiado optimista en comparación con nuestras propias expectativas del 0,7%", remacha David Kohl, economista jefe de Julius Baer.