Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), ha advertido tras la histórica subida de tipos de interés que después de un verano en el que la actividad se ha mantenido resistente gracias a un turismo "boyante", sobre todo en los países en los que este sector tiene más peso, la actividad se va a desacelerar de forma notable.
De modo que Lagarde ha reconocido que la actividad económica se va a frenar, mientras que la inflación va a seguir siendo alta, lo que deja un escenario complejo para los consumidores, que ya vienen sufriendo un duro golpe en su poder adquisitivo.
"Durante el verano, dado que la gente viajó más, los países con grandes sectores turísticos se beneficiaron especialmente... Si bien el turismo boyante ha estado respaldando el crecimiento económico durante el tercer trimestre, esperamos que la economía se desacelere sustancialmente durante el resto de este año", ha advertido Lagarde.
Cuatro razones para el pesimismo
Hay cuatro razones principales que explican por qué la economía de la zona euro va a sufrir una desaceleración en la última parte del año:
-Primero, la alta inflación está frenando el gasto y la producción en toda la economía, y estos vientos en contra se ven reforzados por las interrupciones en el suministro de gas.
-Segundo, el fuerte repunte de la demanda de servicios que se produjo con la reapertura de la economía perderá fuerza en los próximos meses, afectando a la baja al PIB.
-Tercero, el debilitamiento de la demanda global, también en el contexto de una política monetaria más estricta en muchas de las principales economías, y el empeoramiento de los términos de intercambio significarán menos apoyo para la economía de la zona del euro.
-Cuarto, la incertidumbre sigue siendo alta y la confianza está cayendo considerablemente, ha destacado Lagarde durante su discurso.
¿Habrá estanflación?
Las previsiones económicas para la zona euro se han revisado al alza gracias a los buenos resultados de PIB en el primero y segundo trimestre, que se han revisado al alza en varias ocasiones. Sin embargo, en la segunda parte del año la zona euro se tendrá que enfrentar a la dura realidad.
Parte de esa realidad puede ser la temida estanflación. El Consejo de Gobierno no ha mencionado este escenario, pero se puede extraer de dichas previsiones con un crecimiento del 0,9% y una inflación del 5,5% para la inflación. La gran cuestión es si los mercados laborales comenzarán destrozar empleo, lo que completaría el retrato del escenario estanflacionario.
La inflación seguirá alta
Por otro lado, la francesa ha recalcado que la inflación sigue siendo obstinadamente alta. Además, Lagarde ha reconocido que los precios podrían subir todavía más en el corto plazo, aunque en el medio y largo plazo todo hace indicar que el IPC podría comenzar a moderarse.
"La depreciación del euro también está presionando al alza la inflación", ha reconocido la banquera gala sin anunciar ningún tipo de control ni medida para intentar mitigar esta debilidad de la moneda única. La banquera ha vuelto a insistir en que el BCE no tiene el tipo de cambio como uno de sus objetivos, pero sí lo vigila de cerca, puesto que es uno de los factores que pueden influir en la inflación.
Por último, Lagarde ha querido quitar algo de presión sobre el BCE al argumentar mucha de la inflación que sufre la zona euro hoy proviene del lado de la oferta: "No podemos hacer bajar el precio del gas ni podemos reformar el mercado eléctrico", ha reconocido la francesa. Sin embargo, la banquera ha pedido tranquilidad porque la Comisión Europea ya está trabajando en estos puntos.