Economía

Los halcones del BCE enseñan las garras y apuestan por una subida de tipos sin precedentes en la eurozona

  • Commerzbank reconoce que se pueden haber quedado cortos en su previsión de tipos
  • Gana fuerza la posibilidad de ver una alza de 75 puntos básicos en septiembre
  • El nerviosismo aumenta en los 'halcones' ante cada nuevo dato de inflación
La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, el pasado 21 de julio en rueda de prensa. Fotografía: Alex Kraus (Bloomberg).
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El Banco Central Europeo (BCE) no quiere quedarse más rezagado. Tras ejecutar la primera subida de los tipos de interés en casi 11 años y poner fin a los tipos negativos de un plumazo (con un incremento de tipos de 50 puntos básicos), ahora podría ir más allá. Las palabras que sobrevuelan en Frankfurt y que plasman los medios económicos son una pista nítida de lo que puede estar por llegar: A big rate hike ('una gran subida de tipos'). Los mercados han comenzado a dar credibilidad a un aumento de 75 puntos básicos, que de implementarse en los tres tipos clave (como en julio) supondría un movimiento histórico y sin precedentes en la eurozona.

Distintos miembros del Banco Central Europeo (BCE) quieren que el 8 de septiembre, en la próxima reunión de política monetaria del Consejo de Gobierno, se debata una subida de los tipos de interés del 0,75%, según informó Reuters el viernes. Los 'halcones' quieren actuar con más firmeza frente a la inflación récord, pese al creciente riesgo de una recesión en la eurozona.

"No voy a respaldar necesariamente el 75, pero no hay razón para que no se discuta", dijo una de las fuentes de la agencia de noticias británica. "Si la Fed lo hizo no hay razón para no ponerlo al menos sobre la mesa", insistió.

El BCE elevó el precio del dinero por primera vez en más de una década el pasado 21 de julio. La subida entonces fue de 50 puntos básicos en vez de los 25 que la propia institución había anunciado tras su reunión anterior. Solo dos días antes precisamente Reuters filtró que distintos miembros del banco central querían poner sobre la mesa un aumento de las tasas de interés mayor, que fue la que se llevó a cabo finalmente.

Una subida histórica

Los comentarios de expertos dando credibilidad al aumento de tipos en 75 puntos básicos se han disparado desde el pasado viernes. El BCE no quiere seguir perdiendo comba frente a la Reserva Federal (o Fed) estadounidense, sobre todo ante el riesgo de que el euro siga depreciándose ante el dólar y reforzando la presión inflacionista.

Para evitar un mayor distanciamiento monetario, los 'halcones' del Consejo de Gobierno quieren poner sobre la mesa la mayor subida de tipos de interés de su historia, un alza de 75 puntos básicos que dejaría la tasa de depósito en el 0,75%, la principal de refinanciación en el 1,25% y la margina de crédito en el 1,5%.

El banco central nunca ha implementado un incremento del precio del dinero de ese calibre en una reunión convencional sobre política monetaria. Lo más parecido a un movimiento de esta magnitud tuvo lugar el 4 de enero de 1999 (antes de que el euro comenzase a circular), con la ejecución de una 'medida transitoria' que elevó la tasa de depósito en 75 puntos básicos para reducir el 'pasillo' de los tipos de interés (diferencia entre la tasa de depósito y la ventanilla marginal de crédito) con el objetivo de suavizar la transición hacia la política monetaria única, según relata la propia institución monetaria.

En esta ocasión, la subida de 75 puntos básicos no sería ni transitoria ni extraordinaria. Más bien responde a una necesidad monetaria para poner freno a una inflación que podría no haber tocado techo en la zona euro. Esta semana se publicará el dato de inflación del club del euro relativo, lo que podría dar el último empujón para que los miembros del Consejo de Gobierno que aún piensen en los 50 pasen a formar parte de los defensores de los 75 puntos básicos.

Los expertos de Unicredit explican que "la atención se centrará en la inflación en toda la eurozona, con la publicación de las estimaciones preliminares del IPC en agosto. Los próximos datos serán cuidadosamente analizados por el BCE a la luz de su próxima reunión. Es probable que una lectura sólida fomente las expectativas del mercado de un aumento de la tasa de depósito de 75 puntos básicos".

Michael Schubert, economista de Commerzbank, cree que tras las declaraciones de los miembros del Consejo del BCE en Jasckson Hole, las previsiones del banco alemán sobre los tipos de interés en la eurozona podrían haberse quedado cortas: "Durante el fin de semana, en la conferencia de Jackson Hole, bastantes miembros del Consejo del BCE señalaron su apoyo a una gran subida de tipos en la próxima reunión del banco en septiembre (hasta 75 puntos básicos), a adelantar las subidas de tipos en general, a ir más allá del nivel neutral en caso de necesidad, y por no detener la normalización de la política monetaria incluso en caso de recesión", explica este economista.

"Así, el riesgo de que nuestras previsiones de las subidas de tipos previstas por el BCE (50 puntos básicos en septiembre, 25 pb tanto en octubre como en diciembre) resulte demasiado bajo, ha aumentado claramente", sentencia el economista del banco alemán. El equipo de Danske Bank es más contundente y directamente ha cambiado su previsión base (la que consideran más probable) y ahora vaticinan directamente un aumento de 75 puntos básicos para septiembre.

Desde Scotia Bank prefieren esperar al próximo índice de precios al consumo (IPC) porque creen que será clave para "valorar del tamaño de la próxima subida de tipos del BCE".

"Los precios más bajos de la gasolina están siendo compensados en parte por los altos precios del gas natural. Las medidas de expectativas de inflación apuntan a la necesidad de normalizar la política monetaria y los comentarios recientes de los funcionarios del BCE han llevado la discusión hacia un aumento de 75 pb el 8 de septiembre y a un ajuste cuantitativo (reducción del balance del BCE) tan pronto como a finales de este año".

Esto supone que el BCE podría comenzar pronto una fase de reducción del balance, algo que aterra a los países del sur de Europa, cuya dependencia del banco central (como principal comprador de sus bonos) se ha incrementado en los últimos años.

Los mercados empiezan a vislumbrar la gran subida

Con todo lo anterior, los mercados han empezado a comprar esta posibilidad de una subida de 75 puntos básicos en septiembre. Si hace unos días el mercado de swaps reflejaba por primera vez un aumento de 100 puntos básicos entre las reuniones de septiembre y octubre (dos reuniones), este lunes las apuestas se acercan a un alza de 75 el próximo 8 de septiembre.

La subida del tipo implícito en los swaps para la cita de septiembre -la referencia es el tipo de depósito del BCE, ahora mismo en el 0%- está en los 65 puntos básicos, muy cerca de los 75, en comparación con los 54 que se apostaban el pasado jueves. El mercado descuenta ya 2,6 subidas de 25 puntos básicos para la próxima semana, muy cerca de las tres que supondría este alza.

Respecto a la reunión de octubre, si la semana pasada las apuestas rozaban los 100 puntos básicos de subida (cuatro alzas de 25), este lunes ya alcanzan los 116, más cerca de los 125 que supondrían cinco alzas de 25 puntos básicos entre los cónclaves de septiembre y octubre.

Aparte del sonoro mensaje del presidente de la Fed el viernes en Jackson Hole, telegrafiando al resto del mundo que EEUU no escatimará en subidas de tipos y en estancia en territorio restrictivo, varias voces del BCE aprovecharon el simposio de banqueros centrales para desplegar unas 'alas' más hawkish. El jefe del banco central de Letonia y miembro del Consejo de Gobierno del BCE, Martins Kazaks, dijo que "el aumento de septiembre debe ser fuerte y significativo, y en el momento actual, diría que 50 ó 75 puntos básicos".

El gobernador del banco central finlandés y también miembro del BCE, Olli Rehn, aseguró que es "momento de actuar" y pidió un aumento "significativo" el 8 de septiembre. La alemana Isabel Schnabel, igualmente miembro del Consejo de Gobierno del BCE, aprovechó también Jackson Hole para reclamar una "acción contundente" del banco central en la primera reunión tras el verano.

Estos llamamientos se unen a los ya hechos por otros funcionarios del BCE como Robert Holzmann, de Austria, y Klaas Knot, de Países Bajos.

Contra ellos se ha posicionado este lunes el economista jefe del Banco Central Europeo (BCE), Philip Lane, quien ha advertido del peligro de que se produzcan movimientos desmesurados de los tipos de interés para hacer frente a una inflación récord, oponiéndose a los argumentos de sus colegas.

Lane, uno de los miembros más dovish del Consejo de Gobierno de 25 miembros, ha dicho que es menos probable que el mismo impulso global a los costes de endeudamiento genere efectos adversos en forma de una "serie calibrada de varios pasos en lugar de un número menor de subidas de tipos más grandes".

Un reñido debate

Si bien los inversores comienzan a esperar un alza histórica de los tipos en la eurozona dentro de diez días, el debate en el seno del BCE será cuando menos acalorado. Si la subida del precio del dinero el mes pasado no contó con el respaldo total del Consejo de Gobierno, es poco probable que un incremento aún mayor salga fácilmente adelante en septiembre. Según las actas del encuentro de julio, "algunos miembros" del BCE querían que la subida fuera de 25 puntos básicos, tal y como se acordó por unanimidad en la cita anterior (según aseguró entonces la presidenta, Christine Lagarde).

Por tanto, el histórico 'cincuentazo' fue aprobado por consenso, pero no contó con un apoyo unánime, lo que evidencia la profunda división entre 'halcones' y 'palomas' dentro del Consejo de Gobierno: los primeros dan más importancia a frenar la inflación mientras los segundos temen por la evolución de la economía.

"Tenemos que ser plenamente conscientes de que la probabilidad de una recesión está aumentando", dijo Fabio Panetta el pasado martes en un discurso en Milán. El italiano, miembro tanto del Comité Ejecutivo como del Consejo de Gobierno del BCE, pronunció esas palabras después de conocerse los primeros datos de la actividad económica de la eurozona en agosto, que mostraron una contracción por segundo mes consecutivo. 

Esta semana se conocerán las referencias definitivas y con toda probabilidad se confirmará el retroceso económico en el octavo mes del año. Para que se produzca una recesión técnica, como ya ha sucedido en Estados Unidos, el producto interior bruto (PIB) tiene que caer en dos trimestres consecutivos. Este es un escenario que ya contempla el propio BCE, aunque el organismo monetario no espera, por ahora, que la recesión sea duradera o profunda. "Ni siquiera está claro que vaya a haber una recesión técnica en la zona del euro, pero simplemente no lo descartaría", declaró Schnabel en una reciente entrevista con Reuters.

En el otro lado de la balanza está la fuerte subida de los precios actual. Todavía no se han publicado las cifras de este mes, pero en julio el IPC en la zona euro alcanzó un nuevo máximo en la serie histórica en el 8,9% anual. De hecho, en más de la mitad de los países de la región la tasa de inflación ya es de doble dígito. Y la amplia mayoría de analistas y economistas da por hecho que seguirá ascendiendo en los próximos meses. En este sentido, desde el banco central alemán (Bundesbank) ya han advertido de que el IPC en la mayor economía de la región puede superar también el 10% en otoño.

"A pesar de la moderación vista en Estados Unidos (pendiente de confirmar dicha tendencia de relajación), en Europa los riesgos adicionales [en la inflación] por la crisis del gas hacen complicado encontrar un techo", explica Nuria Álvarez, analista financiera de Renta 4.

"Si no se suben los tipos, ¿se abaratará la energía? No. De hecho, podría encarecerse, ya que el euro probablemente se debilitaría y la energía está denominada en dólares", argumentó una de las fuentes anónimas de Reuters a favor de debatir el alza de 75 puntos básicos. "Pero si no se suben, las expectativas de inflación aumentan, por lo que habrá que hacer más después. El riesgo de no actuar es mucho mayor", aseveró.

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