El BCE endurece su discurso oficial de cara a la reunión del 8 de septiembre. Isabel Schnabel, miembro del Consejo de Gobierno, concede una larga entrevista a Reuters, para lanzar un mensaje claro. "Las preocupaciones sobre la inflación no han cambiado, respecto a julio", ha declarado para abrir la puerta a otra subida de 50 puntos básicos. Y, además, admite la posibilidad de entrada en recesión de la zona euro.
Las crisis no entienden de vacaciones estivales. Y más cuando está envuelta en una inflación galopante. Este verano los banqueros del BCE no tienen respiro, pese a que en julio dejó una histórica subida de tipos de 50 puntos básicos, para dejar atrás de forma definitiva los tipos negativos. El próximo 8 de septiembre hay otra reunión decisiva y el aparato de comunicación del organismo ha comenzado a funcionar para preparar el terreno a más subidas de tipos.
La alemana Isabel Schnabel ha concedido una larga entrevista a Reuters en la que ha marcado las intenciones del BCE. "En julio decidimos subir las tasas en 50 puntos básicos porque estábamos preocupados por las perspectivas de inflación, las preocupaciones que teníamos en julio no se han aliviado y las perspectivas no han cambiado", ha dicho.
"Actualmente, estamos viendo tasas de inflación muy altas y nuestras últimas cifras de inflación proyectadas también fueron bastante altas y los factores que impulsan la inflación no van a desaparecer pronto", ha explicado. Precisamente, hoy se publican el dato de inflación final de julio de la zona euro, después de que en Reino Unido haya superado la barrera del 10%. Eurostat confirma la tasa anual al 8,9% en julio.
Por las palabras Schnabel, no hay otro camino que volver a subir los tipos otros 50 puntos básicos. Las declaraciones de la banquera alemana son importantes. No es un verso suelto de halcón. La economista forma parte exclusiva del staff del BCE. No comparte competencias con bancos nacionales, como la mayoría de colegas del Consejo. Sus intervenciones suelen abrir los cónclaves sobre tipos y preceden al análisis del economista jefe. Es de las voces más importantes del BCE por detrás de la presidenta y el vicepresidente.
"Los precios de la energía, en particular del gas, y los precios de los alimentos están jugando un papel importante, pero el episodio de inflación es mucho más amplio que eso, vemos tasas de inflación altas y crecientes en los servicios y en los bienes industriales no energéticos", ha explicado. Y ha subrayado que si se observa "cualquiera de nuestras medidas de inflación subyacente, están subiendo aún más y se ubican en máximos históricos".
El BCE está desplegando toda sus capacidades de comunicación para intentar meter en vereda a la inflación y contener las expectativas del mercado. Christine Lagarde se desmarcó en mayo con la publicación de una hoja de ruta detallada para iniciar la subida de tipos. Finalmente, saltó por los aires ante la escalada de precios. En la última cita hubo un nuevo giro de comunicación. La presidenta dijo que se irá de "reunión en reunión" para decir posibles subidas, sin tener un objetivo a medio plazo. Y hoy Schnabel ha repetido el mensaje: "Nos hemos movido a un enfoque de reunión a reunión, por lo que nos hemos alejado de dar una guía precisa sobre el futuro camino de las tasas de interés". Las nuevas maneras del BCE hacen más importantes hoy las declaraciones.
El mercado cada vez ve más posible la subida de tipos de 50 puntos básicos para septiembre. El modelo, basado en las coberturas de los inversores en swaps, apunta a una probabilidad de más del 200% para dos incrementos de 25 puntos básicos.
"Es probable que estas presiones inflacionarias nos acompañen durante algún tiempo; no desaparecerán rápidamente. Incluso con la normalización de la política monetaria en curso, llevará algún tiempo hasta que la inflación vuelva al 2%", ha comentado.
Cada banco central a su ritmo
Hace dos semanas, el Banco de Inglaterra desató los temores a una fuerte aceleración de la inflación para la segunda parte año. La presión de los precios en el Viejo Continente contrasta con el giro en la Reserva Federal. En la reunión de julio, donde subió los tipos 75 puntos básicos, ya contempló frenar la escalada en las tasas, ante la posibilidad de una relajación de los precios.
Mientras los bancos centrales europeos ven como el IPC sigue subiendo en una amplia gama de productos y les preocupa que el precio del gas ponga contra las cuerdas a las economías, en EEUU la tasa de inflación cayó cuatro décimas al 8,5% por la caída del precio de combustibles. El país es la primera economía occidental en entrar en recesión técnica y el miedo se concentra en que no sea un accidente, sino una caída más profunda de la economía.
El Banco de Inglaterra dejó claro que Reino Unido se enfrentará a una larga recesión de más de un año, con una sensible pérdida de rentas en las familias.
"Las presiones inflacionarias nos acompañen durante algún tiempo, no desaparecerán rápidamente"
En la reunión de dentro de tres semanas, el BCE actualizará sus previsiones. En las últimas de junio, contemplaba un fuerte frenazo de la economía y la tasa de inflación al 6,8% para final de este año. En ningún momento, se contemplaba un estallido de la crisis energética, con Rusia cortando el suministro de gas a Europa.
"Hay fuertes indicios de que el crecimiento va a desacelerarse y no descartaría que entremos en una recesión técnica, especialmente si el suministro de energía de Rusia se interrumpe aún más", señala hoy Schanbel. Y apunta a otros factores negativos como "shocks adicionales del lado de la oferta", causados por sequías o por los bajos niveles de agua en los principales ríos en Europa.
"Lo que estamos viendo es un shock del lado de la oferta que está desacelerando el crecimiento y al mismo tiempo aumentando las presiones sobre los precios. La desaceleración del crecimiento probablemente no sea suficiente para frenar la inflación, incluso si reduce las presiones sobre los precios debido a la desaceleración de la demanda", ha explicado.
"No veo una recesión prolongada y profunda en este momento, ni siquiera está claro que vaya a haber una recesión técnica en la zona del euro, pero simplemente no lo descartaría", ha incidido. En la reunión de junio, el Consejo de Gobierno ya contempló esta perspectiva.