Opinión

¿Habrá recuperación? Éstas son las claves

  • A falta de reformas, hay que aprovechar los fondos europeos y el regreso a políticas liberales
  • La reactivación tardará en llegar y no está asegurada, pese a las campañas de vacunación
Los cisnes negros darán el relevo a los blancos a finales de 2021.

El año 2020 merecería el calificativo de annus horribilis con el que la Reina de Inglaterra tildó a 1992, en el que la Monarquía británica conquistó cotas bajísimas de popularidad tras la separación del Príncipe Carlos con Lady Di. El 2021 tiene mejor pinta. Pero no nos engañemos, la recuperación será larga y tortuosa. La vacuna de Pfizer sólo permitirá inmunizar a unos dos millones de aquí al verano, el 5% de la población.

El aún ministro de Sanidad, Salvador Illa, espera alcanzar la inmunidad de rebaño, que se logra con el 70% de la población vacunada, en torno a septiembre. Pero las cuentas no salen, a no ser que las vacunas de Moderna y de AstraZéneca, que este jueves recibió la aprobación en el Reino Unido, comiencen a distribuirse de manera masiva en las próximas semanas.

No es la primera vez que los políticos entonan cantos de sirena para seducir. España rebasó esta semana la cifra oficial de los 50.000 muertos y los políticos necesitan dar buenas noticias, aunque sea envolviéndose en la bandera nacional, como en los envíos de Pfizer.

Sea como fuere, casi ningún organismo nacional o internacional espera la recuperación antes del tercer trimestre. Hasta ese momento, nos queda pasar, probablemente, por la tercera ola de la epidemia y nuevos cierres parciales de la hostelería.

Auge de las bolsas

Sin embargo, las bolsas están disparadas. El Ibex recuperó alrededor del 30 por ciento desde mínimos, mientras que el DAX germano al igual que Wall Street batieron máximos desde el anuncio de Pfizer. ¿A qué se debe la euforia de los mercados financieros cuando la economía real sigue por los suelos? El dinero se mueve por expectativas. Las bolsas se suelen adelantar en medio año a los acontecimientos.

Hay al menos tres razones de fondo, que abonan el optimismo y apuntalan la reconstrucción de 2021: el acuerdo del Brexit con la decadencia de los populismos y el impulso a la globalización y, por último, la llegada del dinero europeo, que acrecentara el pulso entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.

Si 2016 fue calificado como "el peor año para la democracia" por varios expertos consultados por la BBC. Este será el de la reconstrucción, comenzarán a superarse las circunstancias adversas que marcaron los últimos cuatro años. Brian Klaas, experto en políticas comparativas y democracia global de la London School of Economics, explica que en 2016 se produjeron dos acontecimientos que sacudieron el mundo: el Brexit, que los británicos aceptaron el 23 de junio, y la victoria de Donald Trump, en noviembre.

El triunfo de Trump no fue tan nocivo como se preveía. Wall Street selló durante su mandato una recuperación espectacular, al igual que la economía americana. Pero su victoria dio pábulo a algunos gobiernos y líderes populistas europeos, como el del movimiento Cinco Estrellas de Beppe Grillo, en Italia, ó Nigel Farage, en el Reino Unido, que exacerbaron las tensiones geopolíticas internas y externas. El propio Boris Johnson se vio aupado a primer ministro por los discursos del inquilino de la Casa Blanca.

Nueva política con Joe Biden

La llegada del presidente republicano provocó, además, el auge del proteccionismo junto al debilitamiento de las políticas liberales y de la globalización, dos de los motores tradicionales de la actividad. La presidencia de Joe Biden debería facilitar la reanudación de unas relaciones transatlánticas, marcadas por la cooperación, frente al aislacionismo y los reproches a los socios europeos. El acuerdo que podría ver la luz en próximas fechas entre Europa y China es un reflejo de la vuelta al multilateralismo.

La vuelta a la defensa del medio ambiente y la transformación ecológica, denostadas por Trump tras desvincularse del Acuerdo del Clima de París, debería convertirse en otro de los factores impulsor del crecimiento. La pandemia y el encierro, al que nos vimos obligados millones de ciudadanos, aceleró la implantación de la tecnología en asociación con nuevos usos o costumbres como el teletrabajo, que cambiarán la sociedad de los próximos años.

El acuerdo de Nochebuena permitió poner fin a las tensiones entre el Reino Unido y sus socios de la Unión Europea. El premier británico lo anunció con alegría desbordante desde el número 10 de Downing Street: "Hemos recuperado el control de nuestro destino". El compromiso entrará en vigor de manera provisional el 1 de enero. Aunque está pendiente de detalles importantes, como la regulación de los mercados financieros, facilita el libre intercambio de mercancías y fija un mecanismo permanente de solución de conflictos, que permitirá mantener un mercado bilateral de unos 750.000 millones anuales.

El Brexit, más allá del debate de los números, puso a prueba la unidad del club de los 27. La presidenta de la Comisión, Úrsula von der Leyen, y el comisario de Competencia, Karen Van Miert, evitaron que Londres abriera negociaciones individualizadas, manteniendo prietas las filas de los socios, que negociaron como un bloque compacto.

Heridas cicatrizadas en el euro

El tercer elemento para la esperanza es la cicatrización de las heridas abiertas en la Unión Europea en la pasada crisis del euro. La institución monetaria dirigida por la francesa Christine Lagarde y el español Luis de Guindos actuó por primera vez como un auténtico Banco Central Europeo de todos los países miembros.

 Si en julio de 2012, Draghi recurrió a la famosa advertencia de "haré todo lo que sea necesario" para salvar al euro, después de varias refriegas con los países del Norte, encabezados por Alemania, que se negaban a refinanciar al Sur, ahora no hubo tensiones. El BCE se adelantó con el anunció de estímulos para favorecer al Sur, saltándose incluso la regla que limita las compras de deuda a su peso en la Unión Europea.

No debemos olvidar que España financia los Ertes y los créditos ICO otorgados a millones de pymes y autónomos gracias a que los tipos de interés de su deuda están en negativo. Alrededor del 30% del endeudamiento público español está en manos del BCE, más de 330.000 millones.

A falta de una unión bancaria y de una sindicación de la deuda europea, los 27 lograron aprobar el Fondo de Recuperación y Resiliencia Next Generation EU, que instaura por primera vez un mecanismo de emisión de deuda común de 750.000 millones, de los que 390.000 son a fondo perdido para los países más afectados por el coronavirus. Italia y España serán los mayores receptores. Es también la primera vez que la Comisión logra esta solidaridad intereuropea. Del buen aprovechamiento de su uso, dependerá la recuperación.

Condiciones de la ayuda de la UE

Naturalmente, las cosas nunca son gratis. Los halcones europeos condicionaron la concesión de los fondos al cumplimiento de unos requisitos por país. En nuestro caso, dos de los tres requisitos, las reformas laboral y de pensiones, son ya una fuente de fricción entre los socios de la coalición de Gobierno. Ambas reformas fueron excluidas del repaso a los logros del Ejecutivo hecho por Sánchez esta semana y tampoco los mencionó entre los asuntos pendientes. 

El desgaste del Gobierno reflejado en el último CIS y los crecientes conflictos internos, protagonizados por Calviño e Iglesias, abren la esperanza a que Sánchez se demarque de su socio de coalición para ganar el votante de centro, con medidas como la congelación del Salario Mínimo o el mantenimiento de la reforma laboral, que daría un impulso a la economía.

Pero no se hagan ilusiones. De momento, sólo es una débil esperanza. Entretanto, habrá que esperar a la recuperación internacional.

Nuestra economía es desde hace años como la vela de un barco, que se hincha con los vientos de fuera. A falta de reformas internas, la clave estará en subirse a las olas de la globalización y las relaciones multilaterales ó en aprovechar de los fondos europeos y la transformación ecológica y tecnológica. así como las corrientes favorables a las ideas liberales. ¡Feliz año!

PD.- La banca es de los sectores que mejorarán en 2021. Unicaja y Liberbank protagonizaron la segunda fusión del año y dejaron  abierta su alianza a terceros bancos regionales. Después de perder la mitad del valor en bolsa en poco más de seis meses y de dejar pasar una oferta de Abanca por el doble de la capitalización actual, Liberbank tuvo que aceptar las condiciones de Braulio Medel y Manuel Azuaga, de Unicaja. Su consejero delegado, Manuel Menéndez, ni siquiera logró asegurar su puesto más allá de 2022. La lección ante el aumento de la mora es dura, pero clara: no hay tiempo que perder.

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