El Gobierno Frankenstein echó a andar esta semana, con pocas sorpresas sobre lo anticipado. El propio presidente reconoció que se trata de un ejecutivo de "alto perfil político" para lidiar una legislatura que calificó de "difícil". En los Ministerios clave para cumplir las promesas hechas a los independentistas, ha colocado a personas de confianza con perfil político. Félix Bolaños, uno de los negociadores de la amnistía, desafía la separación de poderes con las carteras de Presidencia y Justicia a la vez; La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que tiene el reto de transferir hasta el cien por cien de los impuestos a Cataluña sin quebrar el Estado, asciende a vicepresidenta; mientras que el nuevo titular de Transportes, encargado de explicar a los empleados de Renfe y Adif la cesión de Rodalíes a Cataluña, es Óscar Puente, el elegido por Sánchez para defenderlo en la moción de censura.