Director de elEconomista

España se pasó más de una década bajo la vigilancia especial de la UE porque tanto la deuda como el déficit superaban los estándares requeridos. En 2019 el procedimiento quedó en suspenso, no porque hubiéramos hecho los deberes, sino por culpa de la pandemia. La Unión Europea adoptó un cláusula de escape para los objetivos presupuestarios, que debería restaurarse a partir del próximo ejercicio.

Calviño se juega su futuro el próximo viernes, cuando los ministros de Economía y Finanzas de la UE se reúnen para intentar consensuar las reglas fiscales y alcanzar un acuerdo sobre el futuro presidente del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Quizá está ante su última oportunidad de dirigir la institución, porque la próxima reunión se celebrará en febrero ó marzo, ya fuera de la presidencia europea de la UE, por lo que sus posibilidades serían menores.

El Gobierno Frankenstein echó a andar esta semana, con pocas sorpresas sobre lo anticipado. El propio presidente reconoció que se trata de un ejecutivo de "alto perfil político" para lidiar una legislatura que calificó de "difícil". En los Ministerios clave para cumplir las promesas hechas a los independentistas, ha colocado a personas de confianza con perfil político. Félix Bolaños, uno de los negociadores de la amnistía, desafía la separación de poderes con las carteras de Presidencia y Justicia a la vez; La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que tiene el reto de transferir hasta el cien por cien de los impuestos a Cataluña sin quebrar el Estado, asciende a vicepresidenta; mientras que el nuevo titular de Transportes, encargado de explicar a los empleados de Renfe y Adif la cesión de Rodalíes a Cataluña, es Óscar Puente, el elegido por Sánchez para defenderlo en la moción de censura.

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, ya intentó en los albores de la pandemia del coronavirus emular al dictador venezolano Nicolás Maduro. En un tuit y desde su asiento en el Consejo de ministros invocó el cumplimiento del artículo 128 de la Constitución, que señala que "toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general" para intentar controlar empresas estratégicas.

El lobo no es nunca tan fiero como lo pintan. La guerra de Ucrania obligó a Europa a levantar las restricciones sobre la producción de carbón, de manera que las minas polacas y alemanas se pusieron a funcionar a pleno pulmón y aún lo siguen haciendo sin que nadie se rasgue las vestiduras. Fue también la presión alemana la que logró dar una oportunidad a los combustibles alternativos al diésel o las gasolinas para que alarguen su vida más allá de 2035, la fecha de caducidad de los motores de combustión.

En menos de tres semanas, desde el 24 de octubre, el PSOE ha firmado tres acuerdos con sus socios políticos de Sumar, ERC y Junts encaminados a modificar la estructura política, económica y fiscal de España con un coste de más de 60.000 millones para las arcas del Estado. El pacto rubricado esta semana con Puigdemont colma las viejas aspiraciones independentistas de gestionar el cien por cien de los tributos y tener un cupo similar al del País Vasco.

La paciencia tiene un límite. "Si se produce la subida de Impuestos de Sociedades recogida en el acuerdo de legislatura entre PSOE y Podemos, muchas empresas van a cambiar su sede fuera de España, sobre todo del sector energético y bancario", asegura el directivo de una patronal, acostumbrado a tratar todos los días con los responsables de los grandes grupos empresariales.

Tantas veces avisando que viene el lobo, que viene el lobo, que el rebaño se había confiado. Y el lobo ya está aquí. El Gobierno está dispuesto a meter las cuentas públicas en vereda, pero no lo hará con un ajuste del gasto como sería los esperado, sino mediante un aumento de ingresos fiscales, a costa de las grandes empresas y de los ricos. Este es el mensaje que se trasluce del programa de PSOE y Podemos para la legislatura, presentado esta semana al alimón por Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, con la complicidad de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que asentía de forma complaciente desde la primera fila.

El petróleo permaneció relativamente estable durante este año, al igual que el de otras materias primas pese a las tensiones generadas por la guerra de Ucrania. Su precio se movió entre 82 y 95 dólares. Otras materias subieron y luego retrocedieron, pero no lo suficiente. Las bolsas contienen el aliento mientras que el brutal ataque al hospital de Gaza cometido presuntamente por un error de la Yihad Islámica tensó las relaciones entre los líderes árabes y el gobierno de Jerusalén esta semana.

El mundo es un lugar inseguro donde nadie está a salvo de ser víctima de un ataque terrorista, carpe diem, disfruten cada momento", esta es el comentario que corría de boca en boca en una reunión de embajadores de diversos países alrededor del mundo reunidos esta semana para la ocasión en el Club Financiero Génova de la capital de España. El comentario sorprende porque proviene, en teoría, del grupo de personas que mejor información maneja en el planeta.