
El Banco Central Europeo (BCE) comenzó a elevar el precio del dinero en verano, ante una inflación disparada en la eurozona. El incremento de julio, el primero en más de una década, fue de 50 puntos básicos, seguido en las dos reuniones posteriores por respectivas alzas históricas de 75 puntos básicos, llevando los tipos de interés al 2%. Aun así, la subida de los precios en la región sigue sin frenarse. Hoy mismo se ha confirmado la tasa de inflación récord de octubre. Sin embargo, un nuevo aumento de los tipos en 75 puntos básicos está perdiendo apoyos dentro del BCE ante una recesión económica acechante.
Según informa Bloomberg este jueves, citando a personas con conocimiento en el asunto (que han pedido no ser identificadas), los miembros del Consejo de Gobierno del BCE podrían desacelerar el avance de los tipos con un aumento de solo 50 puntos básicos el mes que viene. Salvo que se produzca un nuevo aumento sorpresivo de la inflación en noviembre, el consenso dentro del organismo monetario podría favorecer una medida menos agresiva el próximo 15 de diciembre.
Además, las fuentes de la agencia de noticias también señalaron la necesidad de que los miembros del BCE negocien un inicio de reducción del balance. Un portavoz de la entidad central declinó hacer comentarios al respecto, según Bloomberg.
Los halcones no hacen ruido
La información de este jueves evidencia la ya consabida división que existe en el seno del Banco Central Europeo. Todavía se desconoce cómo se alcanzó realmente el acuerdo en el Consejo de Gobierno en la última reunión, pues las actas de dicho encuentro se publicarán el jueves próximo. Pero la primera subida de los tipos, la de julio, que fue más suave (de 50 puntos básicos), ya supuso un desacuerdo en el seno del BCE y fue ejecutada sin unanimidad.
Frente a los que se inclinan por aumentos de los tipos más suaves, están los halcones, es decir, aquellos banqueros centrales que prefieren una política monetaria más restrictiva.
Sin embargo, varios de estos miembros de la institución se han mostrado más cautos de lo habitual en las últimas semanas. Aunque han mostrado su 'alma' hawkish, no han defendido explícitamente un alza del 0,75% para diciembre.
En una reciente entrevista con El País y Frankfurter Allgemeine Zeitung, el gobernador del Bundesbank (el banco central alemán), se limitó a asegurar que al BCE todavía le queda "mucho camino por recorrer" en su lucha contra la inflación. "Nadie debería esperar que la inflación siga elevada en el medio plazo. Vamos a reducir de nuevo la inflación hasta el 2% [el objetivo autoimpuesto por el BCE]", aseguró Joachim Nagel.
Tampoco Robert Holzmann, gobernador del banco central austriaco y otro de los halcones más destacados del BCE, se ha mojado, destaca Bloomberg.
Igualmente es llamativo que sus colegas de Estonia y Letonia no hayan mostrado una preferencia por elevar el precio del dinero en 50 o 75 puntos básicos el mes que viene, cuando precisamente estos países son de los que sufren una inflación más galopante en toda la zona del euro: en ambos supera el 20% interanual.
"Es demasiado pronto para concluir que se ha alcanzado el pico de inflación"
Según los datos definitivos publicados hoy por Eurostat, la inflación alcanzó en octubre un nivel récord en la corta historia del euro. En concreto, el índice de precios al consumo (IPC) escaló al 10,6% en su tasa interanual, una décima más que en la referencia preliminar. Y según los expertos, aún es pronto para confirmar que ya ha tocado techo.
"Salvo en el caso de España, la inflación interanual del IPCA no muestra indicios de remitir en un contexto de ya fuertes presiones sobre los precios", señala Mabrouk Chetouane, estratega de Natixis IM.
"Todavía es demasiado pronto para concluir que se ha alcanzado el pico de inflación. Los precios al consumo en muchos sectores siguen subiendo", insiste este experto. Lo que sí ha disminuido es la inflación mayorista en la eurozona. No obstante, el índice de precios al productor (IPP) continuó siendo claramente elevado, superando el 40% en su tasa interanual en septiembre, último mes en el que hay registros.
En sus perspectivas actualizadas, la Comisión Europea estima que la zona euro sufrirá una inflación del 7% en 2023. Esto es, no solo este año, sino también el próximo el IPC estará muy por encima del objetivo del Banco Central Europeo (del 2%).
Entonces, ¿por qué el BCE se plantea aminorar la marcha? El miedo a una recesión más profunda por la restricción monetaria. La actividad privada de la eurozona sufrió el mes pasado la contracción más fuerte desde noviembre de 2020. Además, el producto interior bruto (PIB) ya se expandió solo un 0,2% en el tercer trimestre.
Para que se produzca una recesión técnica, el PIB debe sufrir dos trimestres consecutivos de contracción. Y este es un escenario al que el propio banco central ya da muchos enteros a más corto plazo. Igualmente Bruselas espera que la economía retroceda en los dos próximos trimestres.
Por tanto, el debate vuelve a estar servido: ¿crecimiento o inflación? He ahí la cuestión para el BCE. "La inflación se ha extendido por toda la economía, lo que complicará su descenso", apunta Chetouane en un comentario de este miércoles, en el que añade: "El desfase del BCE con la Fed, la persistencia de la inflación en la zona euro y la defensa de la moneda [única] son argumentos a favor de seguir subiendo los tipos".
"El BCE va a tener que seguir subiendo los tipos de interés, y quizás de forma más fuerte de lo que los mercados descuentan actualmente", comenta también Javier Molina, analista senior de mercados para eToro.
¿Qué esperan los analistas?
Tras la última reunión del BCE el pasado 27 de octubre, el mercado descontaba 72 puntos básicos de subida para la cita de diciembre, muy cerca de los 75 de las dos citas anteriores. La apuesta se fue relajando hasta los 61 puntos básicos a inicios de esta semana con el eco de la suavización del IPC de Estados Unidos alegrando a los mercados. Tras las informaciones de Bloomberg, el mercado ya contempla 55 puntos básicos de alza para diciembre.
En lo que respecta al tipo terminal (el tipo máximo del ciclo de subidas que puede alcanzar el banco central), las apuestas de mercado lo situaban en el 2,78% para septiembre de 2023 tras la última reunión del BCE. A principios de esta semana, ese tipo terminal se estimaba en el 2,95% en julio del año que viene. Tras las noticias conocidas sobre el posible frenazo en el Consejo de Gobierno, el mercado sitúa el techo de los tipos en el 2,81% en julio de 2023.
"En la eurozona, los funcionarios del BCE parecen haber rebajado su actitud agresiva. Cuando el 'archi-halcón' Holzmann, del banco central austriaco, es consciente de que un endurecimiento demasiado fuerte no sólo llevaría al estancamiento, sino a la recesión, los mercados deberían tomar nota. Incluso con su nueva función de reacción del BCE, parece que los funcionarios sólo están dispuestos a tolerar un cierto grado de dolor", apunta el equipo de ING encabezado por Antoine Bouvet en una nota de este jueves.
"De cara a la reunión de diciembre, advertimos que los halcones del BCE podrían pedir más avances en el endurecimiento cuantitativo a cambio de una actuación menos agresiva en materia de tipos. Así, el endurecimiento de la política monetaria podría depender cada vez más del balance. Esto podría poner a prueba el actual repunte indiscriminado del crédito soberano en la zona euro", vaticinan Bouvet y su equipo.
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