La poderosa irrupción de la industria del shale oil (petróleo de esquisto) y del fracking (fracturación hidráulica) en EEUU generó un espejismo energético que parecía muy real. La tecnología y la audacia empresarial americana habían vuelto a salir al rescate de unos consumidores que estaban pagando precios desorbitados por el combustible. Se publicaron multitud de estudios que anunciaban la 'muerte' del petróleo caro, puesto que la industria del fracking respondería a los incentivos (precios) produciendo más crudo cuando el petróleo superase los 40-50 dólares. Sin embargo, este milagro, que puso contra las cuerdas a la OPEP+, parece estar difuminándose, dejando al mundo una vez más a merced del gran cártel del petróleo.