
El petróleo ha salvado el soporte psicológico que marcan los 90 dólares al término de la semana, pero eso no ha impedido que finalmente se haya visto confirmado el temido cruce de la muerte.
El crudo ha sido una de las materias primas que más se encareció con la recuperación poscovid y, sobre todo, tras el inicio de la invasión de Rusia a Ucrania. El petróleo llegó a rozar, incluso, los 140 dólares. Tras el recorte de 100.000 barriles de la OPEP y Rusia en la producción del crudo, el precio del barril subió un 4% antes de cruzar a la baja la barrera de los 90 dólares con caídas cercanas al 7%. Pese a cumplirse el denominado cruce durante dos sesiones, el rebote del 3,75% ayer establece el barril por encima de 91 dólares.
Cabrero explica que "esta semana estábamos muy atentos a la evolución del petróleo, tanto en su referencia West Texas como el Brent, toda vez existía el riesgo de que se viera confirmado un patrón gráfico bajista que es conocido como 'cruce de la muerte'. Pues bien, finalmente ese temido cruce de la muerte ha tenido lugar tras cruzarse el promedio móvil más lento por encima del promedio móvil más rápido, concretamente la media móvil simple de 200 con la de 50, que es la combinación más utilizada para rastrear los 'cruces de la muerte'", explica este experto en análisis técnico.
Esta cruz de la muerte puede interpretarse como una señal bajista que indica que se avecina un cambio dentro de la tendencia alcista que definía el West Texas y el Brent desde los mínimos que marcaron en abril de 2020, tras un crash en toda regla. De hecho, la última vez que pudimos observar un 'cruce de la muerte' en el petróleo fue justo antes del Covid crash, concretamente a finales de enero de 2020 en el caso del Brent y a mediados de febrero de ese mismo año en la referencia West Texas. El batacazo que hubo posteriormente ya ha pasado a los anales de la historia, comenta Cabrero.
Este cruce de la muerte plantea la posibilidad de asistir a caídas hasta el rango de los 62-67 dólares en el caso del West Texas, explica Joan Cabrero, asesor de Ecotrader, portal de inversión de elEconomista.es. El fenómeno llevaba fraguándose semanas, pero terminó de completarse al cierre de esta semana a pesar de la recuperación vista el viernes.
De hecho, el temor a que se confirmara ese cruce de la muerte pudo ser uno de los motivos del cierto pánico que se vio en los mercados, llevando a la cotización del petróleo a caer más de un 7% en dos días (el pasado miércoles la corrección llegó a superar el 5%). El crudo Brent, de referencia global, ha pasado de cotizar en los 95,8 dólares a caer a la zona de los 88 dólares por barril. El crudo se hunde pese a las constantes amenazas de la OPEP sobre nuevos recortes de la producción.
El experto cree que el petróleo Brent no encuentra primer soporte hasta los 80 dólares, que es la base del canal que viene acotando la fase lateral bajista de los últimos meses, siendo el siguiente soporte y objetivo a valorar la zona de los 65,50 dólares, cuyo alcance supondría una corrección del 61,80% de Fibonacci de toda la gran subida que lo llevó de los 16 a los 139 dólares.
"En el caso del West Texas no hay soporte hasta los 62-67 dólares y la zona análoga a los 65,50 de Brent se encontraría en los 53,50 dólares del West Texas. Hablamos de caídas del orden del 30-35%", sentencia Cabrero. El precio del crudo se encuentra por debajo de las previsiones 'medias' de organismos como el Departamento de Energía de EEUU, que pronostica un precio medio de 104 dólares para el Brent en este 2022.
Banca central y recesión
En la jornada del pasado jueves, a la espera de la histórica decisión del Banco Central Europeo, el crudo cotizaba con algo más de tranquilidad, intentando consolidar los 88,5 dólares por barril. Un banco central más agresivo de lo esperado hubiera podido impactar de forma negativa en los precios del crudo.
Fuera del análisis técnico, el petróleo se enfrenta a las políticas de los bancos centrales, que están subiendo tipos de interés a marchas forzadas en un intento por enfriar la demanda y rebajar la inflación. Estas políticas monetarias restrictivas son perjudiciales para un petróleo que depende directamente del consumo de hogares y empresas.
Además, China, la única gran potencia que no está implementando una política monetaria restrictiva, está viviendo su crisis particular, protagonizada por continuos confinamientos por el covid y el derrumbe del sector inmobiliario. Se calcula que alrededor del 12% del PIB de China se encuentra en 'confinamiento'.
Desde ING confirma estos miedos y añaden en una nota matutina que "la debilidad más reciente de los precios del petróleo aumentan el riesgo de que veamos algún tipo de intervención de la OPEP+. El grupo dejó en claro que se podrían tomar más medidas si lo consideraran necesario, y es probable que el mercado se esté moviendo hacia niveles en los que comiencen a sentirse un poco incómodos".
En China, las importaciones de petróleo se han recuperado algo, pero siguen siendo un 9,4% inferiores respecto al año pasado, mientras que las importaciones acumuladas de los primeros 8 meses del año se reducen 4,7% respecto al mismo periodo del año anterior.