El Banco Central Europeo lleva años implementando medidas extraordinarias para reanimar la economía y la inflación. Esas herramientas y políticas se implementaron en momentos de desesperación (la Eurozona corría el riesgo de caer en una espiral deflacionista) ante la supuesta 'muerte' de la inflación. De modo que, durante su diseño, nadie pensó en el posible impacto de estas medidas si un día resucitaba la inflación de la noche a la mañana (y el BCE tenía que empezar a subir tipos). Ahora, la inflación está de vuelta, y si el BCE no hace nada, los bancos podrían comenzar a recibir una lluvia de millones sin esfuerzo ni riesgo, como consecuencia de esas políticas extraordinarias, cuyos efectos aún pueden perdurar años.
En cuestión de meses, los precios se han disparado. El BCE tienen que subir los tipos marchas forzadas, una contracción de la política monetaria que debe coexistir con una liquidez muy abundante, puesto que la Eurozona es incapaz de resistir un quantitative tightenig (QT), sobre todo los países que tienen una mayor dependencia del oxígeno del BCE (España, Italia, Grecia...). Por ello, mientras que el banco central lleva los tipos de interés a niveles positivos, los bancos seguirán contando con abundante liquidez (producto de años de subastas y ventas de bonos al banco central) que podría comenzar a obtener una jugosa remuneración solo por estar aparcada en el BCE.
El último dato del banco central revela que las entidades financieras tienen aparcado en el BCE unos 4,4 billones de euros que están remunerados entre el 0 y el -0,5%. Sin embargo, desde este mismo mes, esos tipos de interés comenzarán a subir y en el 2023 podrían superar holgadamente el 1%, desencadenando una lluvia de miles de millones para la banca, simplemente por dejar su liquidez ociosamente aparcada en el BCE.
Algunos inversores dirán que los bancos llevan años pagando los tipos negativos, de modo que ahora habría que dejarles disfrutar de los tipos de interés positivos. Sin embargo, esto entraña alguna dificultad más. Por un lado, el BCE lleva años aplicando un sistema de tramos que ha reducido sobremanera el coste de los tipos negativos para la banca, por lo que al final solo una pequeña parte del exceso de liquidez estaba penalizada por el -0,5%. Por otro lado, las subastas a largo plazo TLTRO han generado ingresos para la banca, es decir, las entidades han ingresado dinero por el simple hecho de pedir prestado al BCE (hasta un 1%), más el margen que hayan sacado prestando ellos más tarde esa liquidez a empresas, familias, gobiernos... Esas condiciones especiales ya tienen fecha de caducidad.
Además, unos tipos de interés positivos supondrían la entrada de miles de millones para el sector, mientras que buena parte de las TLTRO siguen aún en marcha, puesto que eran subastas a muy largo plazo: nadie en el BCE había previsto que la inflación se fuese a disparar a corto plazo.
Los economistas de UBS han publicado este martes una nota al respecto en la que destacan que hasta la semana pasada, los bancos tenían en liquidez de las TLTRO 2,2 billones de euros, mientras que el exceso de liquidez total aparcada en el BCE supera los 4 billones, una cantidad ingente de liquidez. "Bajo las reglas actuales, los bancos 'pagan' (en realidad reciben) la tasa de depósito media de tres años durante el plazo de TLTRO, un descuento potencialmente significativo... y si la tasa de depósito del BCE sigue la curva de futuros y el BCE eleva los tipos al 1,5% dentro de un año: esto será una fuente de ingresos por intereses netos a medida que aumentan los tipos", según reconocen desde le banco suizo.
¿Qué puede hacer el BCE?
Desde el Financial Times aseguran que el BCE busca fórmulas para evitar esta lluvia de dinero para la banca "porque sería social y políticamente inaceptable para el BCE". De mantenerse todo constante, la banca dispararía su beneficio, mientras que la sociedad paga un alto precio por la inflación y las turbulencias económicas.
Una opción es que el BCE anuncie un cambio en las condiciones de las TLTRO para reducir la posibilidad de que los bancos cojan toda esa liquidez y la coloquen en el banco central para recibir unos tipos de interés positivos a cambio de ningún riesgo. No obstante, esta es la idea o lo que se busca cuando se pretende implementar una política contractiva, que la banca aparque su dinero y reduzca el crédito para enfriar la economía. La cuestión es que después de haber inyectado tanta liquidez durante años, este cambio generaría esa lluvia de millones señalada anteriormente.
Morgan Stanley estima, según recoge el Financial Times, que los bancos podrían obtener entre 4.000 y 24.000 millones de euros de beneficios adicionales depositando los préstamos baratos del BCE en el banco central hasta diciembre de 2024, dependiendo, en parte, de la rapidez con la que suban los tipos en los próximos meses. Por ahora, lo que ha hecho el BCE es acabar con las condiciones especiales de las últimas TLTRO, con las que los bancos podían ganar hasta un 1% pidiendo prestado liquidez al BCE.
Otra opción sería dar la vuelta el sistema de tramos o tiering system. Hasta ahora, este sistema ha permitido que solo una parte de la liquidez estuviese penalizada por los tipos negativos (se eximía la cantidad resultante de multiplicar por seis las reservas mínimas obligatorias). Ahora, el sistema de tramos podría utilizarse a la inversa, estableciendo una remuneración inferior para una cantidad del exceso de reservas. No obstante, el BCE aún no ha tomado ninguna decisión.