El Gobierno de EEUU ha dado inicio a un cambio histórico en su economía que busca reducir la presencia de inversores extranjeros en sus activos y lograr una mayor 'autosuficiencia' a nivel de financiación, es decir, reducir el superávit en la balanza por cuenta financiera (entrada de capitales del exterior) por un incremento del propio ahorro interno. Este plan es complejo y peligroso, puesto que para 'expulsar' a los inversores extranjeros, la Fed y el Gobierno Federal implementarán políticas que generen cierta represión financiera y más inflación. Además, entre los cambios se está estudiando una medida para que los bancos americanos se vean incentivados a comprar aún mayores cantidades de deuda EEUU, un movimiento o tendencia que estuvo a punto de acabar con el euro. Las tenencias de bonos soberanos domésticos de forma masiva reducen la diversificación en los balances de los bancos y genera grandes vulnerabilidades ante posibles pérdidas de 'valor' de esos activos, como se pudo ver en Europa durante la gran crisis de deuda soberana que amenazó con llevarse por delante el gran proyecto europeo.