Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.

El gran peligro que el mundo entero temía quizá estuvo muy cerca de lo que se pensaba. En medio de los repetidos análisis y advertencias del riesgo de que Irán decidiera bloquear el Estrecho de Ormuz en represalia por los ataques de Israel y EEUU, es posible que el escenario de un grave incidente en este crucial enclave geográfico no estuviera tan lejos de producirse, según han revelado dos oficiales de la inteligencia estadounidense a Reuters. Aunque se ha insistido en que a Teherán no le beneficiaba en absoluto cortar esta vía clave del comercio energético mundial (por ahí exporta petróleo a raudales hacia China, su gran cliente), la situación desesperada en la que podía quedar el régimen islámico le llevó a prepararlo todo para trufar de minas navales un paso marítimo por el que navegan numerosos grandes buques petroleros y metaneros. Obstruir este paso provocaría un shock petrolero global que podría hacer a Washington aflojar su postura sobre Irán, cavilaba el régimen del líder supremo Alí Jamenei.

El dólar está colapsando a un ritmo acelerado. El índice dólar (pondera a esta divisa contra las principales monedas del mundo) se ha hundido en los seis primeros meses del año, registrando su peor resultado en un primer semestre desde 1973, cuando Richard Nixon era presidente, según publican desde la agencia Bloomberg. Este índice ha caído alrededor de un 10,8% en lo que va de año, en comparación con el desplome del 14,8% en la primera mitad de 1973. Las incertidumbres asociadas a las políticas comerciales del presidente Donald Trump, una política fiscal absolutamente insostenible y la presión para recortar los tipos de interés de la Reserva Federal están hiriendo de muerte a la divisa. Pero lo que es peor, este desplome aún podría tener recorrido, puesto que los desequilibrios de la economía de EEUU son muchos y si la confianza en el dólar no se recupera, la divisa tenderá a caer hasta que se corrijan estos desequilibrios.

El país de los bares y los chiringuitos ha superado a la economía de la tecnología y los robots. Esto, que podría parecer una auténtica fantasía, es una auténtica realidad si se atiende a los datos de PIB per cápita que publica el Fondo Monetario Internacional (FMI) en cada revisión de sus previsiones. Más allá de lo gracioso y anecdótico de la comparación, lo cierto es que destapa o revela un cambio mucho más grande en la economía a nivel global. La creciente preferencia de los consumidores en buena parte del mundo por los servicios está generando este tipo de situaciones en las que economías muy intensivas en capital, tecnología e inversión (Japón, Corea del Sur o Alemania) parecen languidecer, frente a países donde los servicios (que otrora fueron tildados de gran lastre para la economía) representan una mayor parte del PIB. De este modo, lo que en 2012 parecía imposible, en 2024 ha sido posible.

Un miembro de la OPEP+ (de reciente cuño) puede ser uno de los factores decisivos para terminar de inclinar la balanza a favor de un superávit petrolero que someta los precios del barril. Parece que toda Latinoamérica está dando un importante impulso con países como Guayana viviendo una revolución o Argentina en el camino de convertirse en exportador neto. Sin embargo, pocos reparan en Brasil. El país más grande del continente con más de 211 millones de ciudadanos dentro de sus fronteras está viviendo una revolución del crudo mejor de lo esperado. Su ascenso ya le permitió coaligarse a la OPEP como miembro externo al estilo de Rusia, pero ya no es solo que pueda convertirse en un actor de cierto peso en el mercado, una sorpresa más, sino que los expertos creen que entrará de lleno en el olimpo de los productores y se alzará como la quinta mayor potencia del 'oro negro' del planeta.

'Temporal' de actividad sobre los puertos europeos. Las erráticas políticas comerciales de Donald Trump, presidente de la mayor economía del mundo (por tanto, capaz de generar una gran disrupción en el comercio internacional) y los eventos climatológicos extremos (sequía en la Europa húmeda) están generando una suerte de colapso similar a la del covid en los grandes puertos europeos. El riesgo es que las mercancías dejen de llegar a su destino final y se genere cierta escasez, algo que no ha sucedido todavía. Mientras tanto, España parece haberse convertido en una suerte de balsa u oasis en medio de tanto trasiego y congestión. Fuentes consultadas por elEconomista.es aseguran que los puertos españoles funcionan con total normalidad y están lejos de sufrir cualquier tipo de congestión o atasco... porque la ruta que está provocando este caos no pasa por España y porque el factor climático no impacta de forma directa en España al carecer de tráfico de mercancías fluvial de relevancia.

El milagro económico de China es incontestable. Nunca antes un país tan grande y con tanta población había crecido de ese modo. El ritmo de crecimiento anual del Producto Interno Bruto (PIB) de China desde 1970 ha sido milagroso, con un promedio de crecimiento anual superior al 9% desde 1978, cuando comenzaron las reformas económicas. En las décadas posteriores, China experimentó un crecimiento económico sin precedentes para un país tan grande, hasta convertirse en la segunda economía más grande del mundo. Parte de ese crecimiento se debe a unas políticas que parecen obvias y fáciles, pero que no resulta sencillo llevar a cabo (prueba de ello son esas decenas de países que no salen de la pobreza o que incluso siendo ricos se empeñan en aplicar políticas de dudosa eficacia que han fracasado en otros países): China 'copió' e imitó todo lo que había funcionado en los países avanzados con gran astucia, apoyando a sectores y empresas clave que impulsaron el gran milagro económico. La gran pregunta es ¿qué pasa cuando ya no puedes copiar porque de repente eres un país puntero a nivel tecnológico? Entonces toca inventar... y eso parece un poco más difícil. China no es el primer caso en la historia ni será el último... como señalan los economistas de Capital Economics, "ya hemos visto esta historia antes".

El Gobierno de EEUU ha dado inicio a un cambio histórico en su economía que busca reducir la presencia de inversores extranjeros en sus activos y lograr una mayor 'autosuficiencia' a nivel de financiación, es decir, reducir el superávit en la balanza por cuenta financiera (entrada de capitales del exterior) por un incremento del propio ahorro interno. Este plan es complejo y peligroso, puesto que para 'expulsar' a los inversores extranjeros, la Fed y el Gobierno Federal implementarán políticas que generen cierta represión financiera y más inflación. Además, entre los cambios se está estudiando una medida para que los bancos americanos se vean incentivados a comprar aún mayores cantidades de deuda EEUU, un movimiento o tendencia que estuvo a punto de acabar con el euro. Las tenencias de bonos soberanos domésticos de forma masiva reducen la diversificación en los balances de los bancos y genera grandes vulnerabilidades ante posibles pérdidas de 'valor' de esos activos, como se pudo ver en Europa durante la gran crisis de deuda soberana que amenazó con llevarse por delante el gran proyecto europeo.

El ruido político es cada vez más estruendoso alrededor de la Reserva Federal de EEUU, el banco central más vigilado del planeta. El presidente del país, Donald Trump, está intensificando su labor de acoso y derribo sobre el actual presidente del organismo, Jerome Powell, al que él mismo nombró en su primer mandato en la Casa Blanca. Fiel a la ortodoxia de un banquero central, Powell está pausando los recortes de los tipos de interés con el recuerdo muy presente de la crisis inflacionaria posterior a la pandemia. Enfrente tiene a un Trump que, si en su primera etapa, ya le presionó para que hubiera tipos bajos, ahora lo está insultando prácticamente a diario, ha amenazado varias veces con su despido y ahora parece estar pasando a la acción de una forma más artera.

Hay un enorme yacimiento de petróleo de esquisto que acumula 16 trimestres de récords de producción sin descanso. Desde el tercer trimestre de 2020 hasta ahora, Vaca Muerta, la gigantesca formación de shale oil de Argentina no ha parado de producir más y más petróleo. Tal es su proyección y crecimiento, que algunos analistas creen que Argentina podría estar produciendo de cara a 2030 más de 1,5 millones de barriles de petróleo, frente a los 740.000 de la actualidad. Argentina multiplicaría por dos su producción de crudo y se situaría como un referente en la producción de Sudamérica, adelantando a países como Venezuela, Colombia o Ecuador, con una tradición petrolera más dilatada. Todo gracias a Vaca Muerta. El buen momento de este yacimiento ya no sorprende a la industria, según explican desde Rystad Energy. Su trayectoria ha hecho que los récords se conviertan en algo normal en lugar de ser algo extraordinario.

La economía de EEUU, pese a ser la mayor del mundo y la más importante, se enfrenta a una amenaza que parece insalvable con las herramientas tradicionales. Años de excesos han llevado al país a presentar un déficit público casi estructural que se parece mucho al de los países que protagonizaron la crisis de deuda soberana en la zona euro. Por ahora, la fortísima demanda de dólares ha permitido al Tesoro seguir financiado sus déficits gemelos (el público y el comercial) sin llegar a sufrir una crisis fiscal que parece cada vez más inevitable. Por ello, Donald Trump ha comenzado a colonizar las instituciones y ha puesto en marcha el Plan Pensilvania para abordar este problema de una forma conocida, pero que no deja de ser peculiar para un país desarrollado: represión financiera y erosión del valor de la deuda.